MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D668FA.137CD870" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D668FA.137CD870 Content-Location: file:///C:/51965AE1/file8161.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="windows-1252"
Una mirada =
a la
estrategia de China, su posicionamiento en la región y el rol de Panamá como
eje ante este nuevo escenario*
Idania M. Perigault=
y
*Autor
para Correspondencia. E-mail: imperigault@gmail.com
Recibido: 23 de oct=
ubre
de 2019
Aceptado: 06 de jun=
io de
2020
__________________________________________________=
____________________________
Resumen
La República de Panamá ha realizado diversos
cambios en su política exterior con miras a un desarrollo integral en la re=
gión
y a nivel global. Frente a esto, el posicionamiento que ha logrado la Repúb=
lica
Popular China en la última década obedece a una estrategia cuidadosamente
trazada que atiende al respeto de la soberanía de los países y busca una
consolidación fundamentada en la cooperación y amistad. Con base en ello, u=
na
revisión de los aspectos generales que enmarcan y condicionan el establecim=
iento
de las relaciones China-Panamá que permita vislumbrar el desarrollo y
beneficios derivados de esta relación para ambos países, así como el papel =
de
la República de Panamá, ya sea como modelo a replicar por sus vecinos en cu=
anto
a decisiones de política exterior, o bien, como eje de desarrollo regional,=
así
como las implicaciones y preocupaciones de Estados Unidos a raíz de la
importancia que la República de Panamá representa para este poder, son
expuestas a lo largo de este artículo.
Palabras clave:
Relaciones China-Panamá, Geopolítica, Poder blando, Complementariedad.
Abstract
Panama has made diffe=
rent
changes in its foreign policy in order to obtain an integral development lo=
cally
and word-widely. In that regard, China’s international positioning in the l=
ast
decade is due to a careful strategy, which emphasizes the respect of nation=
al
sovereignty and the aim for international cooperation. This article intends=
to review
the general aspects of the China-Panama relation, which would allow to
visualize the benefits derived from it. Furthermore, this article aims to
review Panama’s roll either as a regional model in foreign policy, or as an
axis of regional development; and the implications on its relationship with=
the
United States.
Keywords: China-Panama relations, Geopolitics, Soft Power, Complementarity.
Las
relaciones China-Panamá constituyen un cambio radical en la esfera tanto
regional como global. Las implicaciones de esta nueva relación no se
circunscriben a factores meramente bilaterales. Si bien los Estados toman
decisiones soberanas, en el caso de Panamá, sus decisiones, como eje clave =
de
la región, representan cambios no solamente en aspectos económicos regional=
es,
sino también pudieran incidir en la toma de decisiones de las políticas
extranjeras.
La
frase “puente del mundo, corazón del universo”, basado en la posición
geográfica y demás bienes que configuran la identidad, adquiere una relevan=
cia
representativa en los cambios de las nuevas hegemonías y en general en las
relaciones internacionales que, en la actualidad, se basan en la cooperació=
n.
Pa=
namá,
en la búsqueda de su consolidación y desarrollo, tiene un rol representativ=
o y
una responsabilidad histórica en el crecimiento de la comunidad global. Por
ello, en el día de hoy, realizaremos una mirada a la nueva estrategia de Ch=
ina
enfocada en la región Latinoamericana, con especial énfasis en Panamá. Medi=
ante
el compendio de datos y el análisis se pondrá en contexto los hechos que
componen la estrategia diseñada por China hacia Latinoamérica y los efectos=
más
recientes en su relación con Panamá.
La
aproximación de China a la región Latinoamericana se produce cuando se regi=
stra
un cambio en la política original que había estado enfatizada en un
acercamiento con los Estados que compartían un mismo carácter ideológico. Lo
anterior mediante el establecimiento de una presencia más activa y un
compromiso a largo plazo con los países latinoamericanos.
El
proceso de realineación de la política china sufrió cambios para evolucionar
como una política de reforma y apertura, convirtiéndose en el preludio de
nuevos ajustes. Los mismos condujeron a un desarrollo integral, saludable y
sostenible, y al establecimiento y desarrollo de relaciones de amistad y
cooperación con los países latinoamericanos, con independencia de las
diferencias ideológicas[1].
Es=
te
cambio se sustentó en las necesidades generadas por el crecimiento económic=
o que
demandaba el uso de materias primas y recursos para la producción de bienes=
y
servicios, suministro de alimentos; así como en la búsqueda de una legitimi=
dad
internacional para fortalecer su respetabilidad histórica y su autoridad
globalsuscitada desde el enfoque de su naturaleza política [2].
De
acuerdo con Ratliff (1972) =
el
inicio de estas relaciones tenía como objetivo establecer “la cooperación y=
el
comercio que estaban en la cima de la agenda latinoamericana en los años 70,
destacando el inicio del intercambio o lazos comerciales previo al
establecimiento de las relaciones diplomáticas consideradas “irresistibles”=
[3].
Iniciadas las relaciones comerciales y diplomáticas, la ayuda humanitaria l=
legó”[4].
Es=
a
partir de la década de los años 70 que China expande sus relaciones en la
región para enfocarse en intereses comerciales, políticos, pero principalme=
nte
económicos[5]. Como
consecuencia, en los años subsiguientes (1971, 1972 y 1974), China establec=
ió
relaciones diplomáticas con México, Perú, Argentina, Jamaica, Guyana, Brasi=
l y
Venezuela.
Las
relaciones comerciales entre China y América Latina adquieren mayor relevan=
cia
a partir de la gira de 13 días que realizó Jiang Zemin en 2001. La misma sirvió para afianzar la intera=
cción
entre los funcionarios chinos y los gobiernos latinoamericanos en los ámbit=
os
político, económico-comercial, científico-tecnológico y cultural.
Es=
te
intercambio trajo diversas consecuencias. Entre ellas, el aumento de las
importaciones y exportaciones chinas, las inversiones y los préstamos de sus
bancos a los países de la región, además de atraer a los aliados de Taiwán y
cambiar su reconocimiento diplomático a favor de Pekín.
El
proceso constructivo de las relaciones con la región se hizo evidente en las
declaraciones que realizará en 2004, el presidente Hu Jintao ante el Parlam=
ento
brasileño sobre el compromiso del gobierno chino con la paz, la amistad, la
igualdad, el apoyo y el beneficio mutuo. La participación anunciada se
desarrollaría en tres ejes: el político, por el cual China buscaría consoli=
dar
una confianza política mutua para lograr un consenso estratégico; el eje
económico, promoviendo la cooperación en beneficio mutuo a través de la
complementariedad; y el cultural, orientado a establecer una interacción
cultural para reforzar el entendimiento mutuo generado en los ejes anterior=
es.
Es=
tas
declaraciones constituyeron una de las actuaciones más importantes y el pri=
ncipal
antecedente del "Primer Doc=
umento
de la Política para América Latina y el Caribe". El
mismo fue lanzado en noviembre de 2008 y estuvo dirigido a la conqui=
sta
y prosperidad de las relaciones China-Latinoamérica, de la cual la Repúblic=
a de
Panamá constituye un eje fundamental.
Es=
así
como la “política china hacia América Latina y el Caribe” se declaró
oficialmente en un documento del mismo nombre en 2008, que incluye los
objetivos políticos de China en la región. El documento, además de establec=
er
la estrategia de apertura de China, que busca proyectar la imagen de un país
amigable y cooperativo, establece los Cinco Principios de la Coexistencia
Pacífica, como el respeto mutuo de la soberanía y la integridad territorial
mutua, la no agresión mutua, la mutua no interferencia en los asuntos inter=
nos,
igualdad y beneficio mutuo, y convivencia pacífica. El documento también se
basa en el "principio de una China" como base para el desarrollo =
de
las relaciones con América Latina.
El
documento profundiza en objetivos políticos, económicos, culturales y socia=
les,
así como en la seguridad nacional, enfatizando la relación de amistad y
cooperación. Esta estrategia persigue un desarrollo de orden legislativo,
político y económico internacional que promueva consultas intergubernamenta=
les
en varias áreas de interés común, con gobiernos locales y partidos político=
s y
organizaciones.
En=
el
campo económico, por ejemplo, aumenta el desarrollo de inversiones en
infraestructura financiera y agrícola; y en la cooperación multilateral glo=
bal
a través de acuerdos y tratados en un esquema de relaciones basado en el
principio de igualdad y beneficio mutuo. La asistencia y cooperación en
educación, deporte, tecnología médica y atención médica forma, a su vez, pa=
rte
de sus componentes, al igual que la asistencia en la lucha contra la pobrez=
a y
la capacitación en desastres.
La
asistencia legal mutua en materia penal y civil, y la extradición, el
intercambio y la cooperación militar y de información, la capacitación del
personal y la capacidad de respuesta en el campo de la seguridad no tradici=
onal
y la lucha contra el terrorismo (PCCh, 2008)[6],
constituyen también puntos principales de la agenda política a desarrollar =
en
América Latina.
De=
ntro
de la estrategia ampliada, China tiene una operación diferente según cada
región: en el Sur, su interés se centra en los recursos minerales y en algu=
nos
alimentosmientras que el Norte, Centroamérica y el Caribe, coloca sus ojos =
en
los bienes manufacturados y las materias primas. La presencia de China se ha
recibido de manera positiva, principalmente debido a su apoyo otorgado a
América Latina frente a la crisis económica mundial de la última década que
permitió a Pekín consolidar su presencia comercial en la región.
In=
dependientemente
del panorama actual, el presidente chino Xi Jinping dijo, en enero de 2015,=
durante
la primera reunión ministerial del Foro China-CELAC, que invertirá cerca de=
US$
250 mil millones en América Latina durante los próximos diez (10) años como
parte de la estrategia del gigante asiático para aumentar su presencia en la
región[7]. Chi=
na
ha establecido US$ 35 mil millones en nuevos fondos regionales con Latinoam=
érica
en infraestructura y desarrollo industrial, además de anunciar US$ 5 mil
millones asignado al Fondo de Cooperación de América Latina[8].
El
impacto de la presencia de China en la región de América Latina ha tenido s=
us
efectos gracias a varios factores: por un lado, el interés de China en
satisfacer sus necesidades frente a un crecimiento evidente como potencia
mundial, un factor que se ha convertido en un atractivo para la región lati=
onamericana,
que se enfrenta a la seguridad de inversión que representa el poder chino. =
Y,
por el otro, a la estabilidad democrática que goza América Latina que confo=
rma
un escenario confiable para la inversión y el posicionamiento de la potencia
asiática que, sin duda, ha aprovechado con éxito la expansión de su estrate=
gia
de imagen positiva.
Es=
ta
imagen, unida a la política desarrollada para América Latina promulgada en =
2008,
basada en la cooperación amistosa en un mundo armonioso, y complementada por
los factores y condiciones mencionados anteriormente; permitió ejercer el p=
oder
blando de China, cuyas inversiones fueron cruciales para que, según el Wood=
row
Wilson Center, América Latina eludiera el poder del impacto de la recesión
económica de 2009[9]. La =
suma
de todos estos factores consolida la presencia cada vez mayor y la imagen
positiva de China en la región de América Latina.
a.&n=
bsp;  =
;
Pod=
er Blando ch=
ino
Cu=
ando
se habla de “Soft Power” o poder blando, la idea que se viene a la m=
ente
es el concepto occidental, aplicado en esta esfera, que acuñado por el
catedrático Joseph Nye Jr. en los 90s.
Aquí, el autor hace referencia a la capacidad dominante de un Estado,
distinta del poder militar, económico o científico, que se acostumbra a eje=
rcer
por parte de un Estado sobre otro.
De
acuerdo con Nye[10] un =
país
logra atraer y convencer a los demás practicando este tipo de poder a travé=
s de:
el ejercicio de la diseminación de información, la opinión pública y la
influencia cultural, esta última cuando es practicada en zonas que realmente
aprecien tales exposiciones culturales (como es el caso de Panamá y el
atractivo cultural que despierta la cultura China); la apreciación de los
valores políticos aplicados por un Estado, cuya aplicación de dicho modelo
resulta atractivo para otros; y la política exterior que ejerza un Estado, =
cuya
legalidad y moralidad constituya un aspecto interesante o atrayente para ot=
ros
Estados.
Nye se refiere como Poder Blando a la habilidad de un
Estado para conformar las preferencias de otros a través de la persuasión y=
la
atracción o, en otras palabras, “aquella capacidad de obtener lo que desea a
través de la atracción en lugar de la coerción y el pago”[11]. La
definición de poder blando ha cambiado a lo largo de los años como un refle=
jo
del entorno social y político de la época, aunque en su esencia la palabra =
ya
envolvía una característica no coercitiva.
Si=
nos
abocamos a la opinión del Nye sobre
el poder blando de un Estado[12],que
fundamenta su atractivo en la cultura, en los valores políticos y sociales =
de
su política interna, así como también en el estilo y la sustancia de su
política exterior, resulta, a primera vista, una incongruencia manifestar q=
ue
el entendimiento de un Poder Blando entre China y el concepto occidental
esgrimido por Nye, presenta
diferencias. Este análisis será despejado posteriormente ante las evidencias
del desarrollo de China en la región Latinoamericana.
Ba=
sado
en este concepto, y ante la creciente influencia de China, mediante la
utilización de recursos como la cultura, instituciones, programas y valores=
, se
vincula la ambrosía que produce entablar y desarrollar relaciones con la
creciente potencia. Lo anterior, enzarzado por la atención que genera el
desarrollo alcanzado en la última década.
En=
lo
referente al entendimiento, y puesta en práctica del Poder Blando entendido=
por
China, este se concibió como “la capacidad de transmisión de noticias [de un
país], la influencia cultural y la capacidad para canalizar la opinión públ=
ica”[13]. Wa=
ng
J. y Sun L. (2005) y Xu, J. (2004), por su parte, han considerado el Poder =
Blando,
en términos abstractos, “como un poder intangible, no cuantificable, no
material o espiritual,”; mientras que Zhai, K. (2004) se ha referido a este
como la “capacidad de persuadir a otros con la razón y de convencer a otros=
con
principios morales”[14]. Wa=
ng y
Lu han advertido que la concepción china de Poder Blando es consistente e
incluso más amplia que la proporcionada por Nye,
extendiendo el entendimiento abstracto a la capacidad de generar cumplimien=
to
en una sociedad mediante el ejemplo moral y la persuasión[15].
Au=
nque
el término utilizado en el pasado despertó algunas críticas en lo referente=
al
tono probablemente coercitivo o amenazante, la evolución de las actividades=
ha
mostrado una carencia de asertividad en cuanto al carácter amenazante atrib=
uido
en otrora. En ese sentido, se le otorgó un énfasis a la fuerza del discurso,
basado en una aparente “monopolización doméstica” de los medios y la cultura
afirmando que “los pensadores de medios y comunicaciones estratégicas en Ch=
ina
entienden la noción de atracción de Nye en términos autoritarios”[16]. No
obstante, la silente y cada vez más enfática presencia China ha mantenido un
carácter cooperativo distinto al matiz amenazante que hace una década le fu=
era
impuesto.
Los
estados soberanos han mostrado una capacidad objetiva desviada de la impres=
ión
amenazante que se atribuye a la influencia de China, al mismo tiempo que la
aceptación de las influencias culturales denota una preferencia hacia é<=
/s>sta
más allá de un interés aparente. El estilo de la política exterior y el
desarrollo gestionado en la última década permiten una revisión y amplitud =
del análisis
entre la concepción occidental inicial, envuelta en inseguridades, y la
constante demostrada por la potencia mundial. Con base en lo anterior, el P=
oder
Blando de China descansa en la cultura, cuya expresión se proyecta en el ar=
te,
lenguaje, literatura y filosofía. Al ser una civilización milenaria, su
sabiduría ha influido a lo largo del orbe.
Ha=
sta
nuestros días el confucianismo y otras escuelas de pensamientos de la antig=
ua
China son estudiadas, precisamente, por su atractivo cultural[17]. De
igual manera, los modelos exitosos de desarrollo económico que, de acuerdo =
con
Wang, Y.[18],
se convirtieron en un componente importante del Poder Blando de China. Este=
es
el caso del “consenso de Beijing” concerniente al modelo de rápido desarrol=
lo
económico de la potencia, sin perder su propia forma de vida[19].
Es=
te
modelo, que defiende la estabilidad, el desarrollo y las reformas en ese or=
den,
fueron de amplio atractivo para aquellas economías de países en desarrollo[20]. Pe=
se a
la importancia de los elementos mencionados, en el ámbito internacional, un=
a de
las mejores guías de aplicación del Poder Blando lo constituyen las práctic=
as y
estilos diplomáticos sofisticados[21].
Las
relaciones públicas administradas de manera excepcional, enfocadas en proye=
ctar
una imagen positiva de un país, mejoran el Poder Blando de un Estado. Es por
ello que la política exterior de China, basada en el respeto a la soberanía=
y al
principio de no interferencia (política inmune a presiones, libre de
alineación, no ideológica y no confrontacional), además de su búsqueda haci=
a el
“ascenso pacífico”, han hecho que China sea atractiva.
b.&n=
bsp;
Dip=
lomacia
pública
En=
1979,
el Partido Comunista Chino (“PCCh”) comenzó a presentarse como un poder
caracterizado por el “socialismo con características chinas”, con un mensaje
proyectado al mundo mostrando una China dirigida a la consecución de una paz
duradera y una prosperidad común en la comunidad internacional. En la búsqu=
eda
de lograr una incursión más amigable en la esfera internacional, China se
prepara para usar su propia estrategia de Poder Blando.
De
esta manera, China utiliza las herramientas del Poder Blando que se centran,
principalmente, en la cultura y la diplomacia pública, pero también apela a
otros recursos, como la radio y la televisión. El principal interés u objet=
ivo
de la política impulsada por el PCCh, además de incluir el capital extranje=
ro,
era garantizar el suministro de materias primas, tecnología y recursos
naturales. Este acceso solo podría lograrse a través de relaciones con veci=
nos
y con aliados lejanos.
Po=
r lo
tanto, la política de Pekín requería que se retratara como un poder coopera=
tivo
y pacífico. Por un lado, para reparar las relaciones con los países vecinos=
y,
por el otro, para aumentar el número de aliados en la comunidad internacion=
al.
Enfocada en el objetivo de proyectar una imagen positiva, China ejerce su
propia diplomacia pública teniendo en cuenta la opinión que tienen los otro=
s Estados
al tiempo que suavizan su propia imagen.
A
pesar de la admiración y atracción que China despierta en la comunidad
internacional, debido a su desarrollo y consolidación como potencia mundial,
China ha sido criticada debido al ejercicio de su diplomacia pública. Las
críticas se deben al hecho de que no existe una autoridad centralizada que
controle los diferentes ministerios y departamentos centrados en el desarro=
llo
de la diplomacia pública. Por ejemplo, la diplomacia cultural o la diplomac=
ia
de los medios, pese a que, desde el 19 de marzo de 2004, la División de
Diplomacia Pública se creó bajo el Departamento de Información del Minister=
io
de Relaciones Exteriores[22].
A
partir de esta iniciativa, el PCCh muestra una imagen de Pekín que se ajust=
a a
la incorporación en la comunidad social para lograr sus objetivos. Esta
iniciativa se basa en la gestión y aplicación del Poder Blando y la diploma=
cia
pública. Pekín ha mantenido la estrategia durante décadas y ha mejorado
constantemente. De esta manera, China ha avanzado en su posicionamiento, co=
mo
se observó en noviembre de 2007, cuando el Secretario General del PCCh, Hu
Jintao, expresó la necesidad de promover una estrategia cultural para “glob=
alizarse”
para expandir la exportación de bienes culturales, productos y servicios en=
un
intento por “fortalecer el impacto internacional y la competitividad de la
cultura china”[23]
y promover el Poder Blando de China.
Co=
mo
resultado de esta necesidad de aumentar el Poder Blando, ha habido un aumen=
to de
los Institutos Confucio en todo el mundo, por ejemplo. El establecimiento de
estos institutos se centra en la esperanza de que estos puedan ser instrume=
ntos
de diplomacia cultural que se asemejen al British Council, l'Alliance Franç=
aise
y el Instituto Goethe[24].
Ad=
emás,
el discurso de apertura del XVII Congreso Nacional del PCCh en octubre de 2=
007,
en el que el presidente de la República Popular China destacó la necesidad =
de
“mejorar la cultura como parte del poder blando de nuestro país para garant=
izar
mejor los derechos culturales básicos de las personas e intereses ”[25], tr=
ajo
como consecuencia la demostración, en términos de logros, de algunos ejempl=
os
de expansión cultural que alguna vez fueron incorporados como parte de una
penetración cultural que complementa la iniciativa del PCCh en la imagen de=
China.
De hecho, esta estrategia comenzó hace décadas al incluir en su promoción el
surgimiento de estrellas, entre ellas deportivas, al igual que la imagen re=
presentada
por el primer Premio Nobel de Literatura de China, Gao Xingjian en 2000.
Hoy
podemos mencionar que entre los recursos destacados por China como fuentes =
del
poder se encuentra una pluralidad de elementos que incluyen la cultura, las
instituciones y los valores domésticos. El PCCh entiende como elementos de =
Poder
Blando para lograr una atracción: la importancia de exportar su cultura
tradicional como un valor esencial de atracción en el campo internacional; =
el
modelo de desarrollo económico; la legitimidad del régimen como fundamento
doméstico del poder; la política exterior independiente y pacífica de China=
; así
como la ciencia y la tecnología. Y siguiendo el modelo de Joseph Nye, tambi=
én
tienen en cuenta las habilidades y los estilos diplomáticos de alto nivel[26].
La
comprensión de lo que significa el Poder Blando para China se puede aprecia=
r al
confrontar una crítica de la expresión explicada por Nye que resalta la falta de ciertos elementos. Janice Bia=
lly
Mattern (2005), argumenta que elementos como las obras literarias, las
películas y la música constituyen formas de diplomacia pública y cultural, =
que
forman parte de la atracción cultural y, por lo tanto, el Poder Blando deno=
ta
la representación de un país[27].
Pr=
ecisamente
esos elementos son utilizados por China como parte del Poder Blando ejercido
internacionalmente. La opinión de Bially coincide con la definición de Poder
Blando esbozada por Elizabeth Economy, directora de estudios sobre Asia en =
el
Consejo de Relaciones Exteriores con sede en Estados Unidos, que se refiere=
a “la
cultura, la educación y la diplomacia” [28]. Ad=
emás,
señala que China ha tenido históricamente un fundamento sólido en la promoc=
ión
de la influencia del poder blando[29].
Se=
ha
proyectado, a juicio de Economy, que el Poder Blando de China afectará a la
fuerza nacional en general, buscando resultados a su favor en igual alcance
como lo haría el Poder Duro. Por esta razón, uno de los deberes de China es
perfeccionar su reputación como una estrategia de atracción internacional p=
ara
lograr la penetración de su política exterior basada en un “mundo armonioso=
”.
Lo
anterior hace una clara referencia a la forma en que China entiende y ve el=
Poder
Blando en términos más amplios, lo que incluye aspectos y elementos diferen=
tes
de los asuntos de seguridad. En este punto, se puede establecer una marcada
diferencia entre el Poder Blando entendido en China y el expuesto por Nye. Este último afirma que el Po=
der
Blando no está bajo planificación estatal, por lo tanto, es autónomo. En
cambio, China usa este poder como parte de su estrategia para cambiar su im=
agen
en todo el mundo.
Ba=
sados
en los elementos expuestos anteriormente, los académicos Yan Xuetong y Xu J=
in
definen el Poder Blando como “una combinación del atractivo internacional d=
e un
país y sus capacidades de movilización externa e internacional”[30].
Pe=
kín
ha adoptado su política para fortalecer y cultivar las relaciones con los
grupos étnicos chinos en todo el mundo, incluyendo Panamá, que hasta el 12 =
de
junio de 2017 fue oficialmente un aliado de Taiwán. Ya en el año 2007 algun=
os
académicos, entre los que se encuentran Kurlantzick,
habían señalado que los esfuerzos de Pekín probablemente comprometerían la
relación diplomática de Taiwán con Panamá[31], co=
mo
terminó sucendiendo una década más tarde.
Ch=
ina
ha sostenido un crecimiento económico que le ha permitido mantener compromi=
sos
con países de diferentes continentes. Este crecimiento económico implica la
expansión de los proyectos de comercio, inversión e infraestructura. Dicho =
desarrollo,
y la posición de China como superpotencia, van de la mano con su estrategia=
de
proyectar una imagen positiva, pacífica y amigable que fomente la atracción=
de
los países que desean relacionar sus economías con este poder en constante
crecimiento.
Es=
por
eso que el Poder Blando de China, que ha aumentado desde el establecimiento=
de
esta estrategia, se explica por la asociación de diferentes factores. Los
mismos involucran el desarrollo económico combinado con elementos culturale=
s y
sociales, así como la cooperación y la ayuda.
Antes del establecimiento de las relaciones
diplomáticas entre la República Popular China y Panamá ya existían una ampl=
ia
gama de beneficios que, luego de la consolidación de estos lazos, se han
incrementado. No obstante, con esta nueva etapa surge la necesidad colectiv=
a de
conocer de manera detallada cómo se proyectan los planes y objetivos de la
República Popular de China, surgiendo interrogantes como: ¿Qué beneficios u
oportunidades representa las relaciones de China para Panamá?; ¿Cuáles son =
los
beneficios o ventajas que nuestra República ofrece a China?; o ¿Cuál es el
valor, rol o sitio de Panamá con esta nueva etapa en la esfera global?
En el pasado el interés solo descansaba en una ofi=
cina
comercial. Hoy debe proyectarse a la búsqueda de mejores y mayores benefici=
os.
Ante esa nueva realidad resulta necesario conocer la cultura, forma de
negociar, gustos e intereses chinos. Con este conocimiento podremos ofrecer=
y
obtener mejores y mayores beneficios, a la vez que dicha información permit=
irá
un desarrollo de relaciones abierto. Teniendo en cuenta que China es el ter=
cer
destino de las exportaciones panameñas con más de US $ 42 millones en 2017,
manteniendo una relación de tipo asimétrica en donde Panamá exporta café,
pieles de bovino y harina de pescado, obteniendo productos de alta tecnolog=
ía
como importaciones provenientes de China[32],
no es hasta un año después del establecimiento de relaciones, que se inician
las negociaciones de un Acuerdo Comercial.
Ahora bien, hay una tarea por realizar frente a es=
tos
Acuerdos y, basado en las declaraciones de la vice presidenta Isabel De Sai=
nt
Malo, existe un nuevo contexto político de América Latina que demanda un ma=
yor
pragmatismo y menos enfoque ideológico[33].
Es precisamente en este contexto que debemos enfocarnos siendo la informaci=
ón
que manejamos de la otra parte con quien negociamos, la mejor vía para tomar
decisiones. Además, el nuevo paradigma demanda que los ciudadanos se involu=
cren
en el proceso mediando la transparencia y la rendición de cuentas; de allí =
la
necesidad que estemos informados. Como ha comunicado la vice presidenta, la
transparencia y la rendición de cuentas “es una condición que ha llegado a =
la
vanguardia en la evaluación de las empresas que buscan participar en proyec=
tos
de infraestructura o invertir en nuestros países, y los ciudadanos y los me=
dios
de comunicación están mucho más atentos a su comportamiento”[34].
Hasta ahora, para la República de Panamá, se han
vislumbrado amplios beneficios. Por ejemplo, en materia turística, luego de=
la
instalación de las relaciones diplomáticas, Panamá ha ingresado a la lista =
de
“Destinos Turísticos Aprobados”. Lo anterior, perfila una inyección al turi=
smo
en los próximos años, tanto por el inicio de vuelos directos, como por la
posibilidad que Panamá se constituya en un puerto de origen. Esto úlitmo
incentivará la salida de cruceros al Caribe y el Pacífico, generando un inc=
remento
en este rubro además de impulsar la oferta hotelera existente.
En materia de negocios, el Tratado de Libre Comerc=
io,
que actualmente desarrolla sus discusiones, está proyectado a potenciar las
relaciones ganar–ganar de ambas partes. El mismo busca estar basado =
en
la cooperación económica y comercial ya existente, y en la voluntad manifie=
sta por
las partes de lograr un Tratado de alto nivel, recíproco y de beneficio mut=
uo,
cuyo objetivo es el beneficio de empresas y personas de ambos países[35].
Antes del establecimiento de las relaciones
diplomáticas, China ya era el principal proveedor de la Zona Libre Colón,
constituyéndose, igualmente, como el tercer destino de las exportaciones
panameñas con más de 42 millones de dólares en 2017[36].
Este inicio de relaciones impulsa el ingreso de una mayor amplitud de biene=
s y
productos chinos, permitiendo una expansión del mercado (hacia Europa, por
ejemplo). Si bien China obtiene sus principales productos del Sur, como la
soja, principal rubro de exportación hacia China para Brasil, Argentina y
Uruguay (OEC, s.f.), las nuevas relaciones permitirían explorar la posibili=
dad
de exportar, dada la demanda alimentaria y gustos de China, productos agríc=
olas
y pesqueros de nuestro territorio[37].
Estas negociaciones bilaterales, flanqueadas por la
participación de Panamá en las diversas Ferias de Turismo; en la Primera Fe=
ria
de Importación y Exportación de China que, en la opinión del embajador chin=
o en
suelo panameño, reafirman el interés de China en Panamá como una puerta de
entrada a América Latina, dada su función como centro de comercio y
distribución[38]=
a>. Dentro
del establecimiento de las negociaciones, un aspecto a destacar en las
relaciones ganar–ganar, es el afianzamiento del hub logístico=
en
Panamá, por medio del cual se permite la expansión comercial de China. Este
planteamiento resulta interesante porque, por un lado, habiendo China firma=
do tres
(3) Acuerdos con tres (3) de los miembros de la Alianza del Pacífico (Méxic=
o,
Chile, Perú), puede beneficiarse de las oportunidades logísticas ofrecidas =
y,
por el otro, favorecer la entrada de nuestro país a la Alianza, ingreso
estancado por las negociaciones con Colombia.
Otro aspecto lo constituye la alta tecnología que
ofrece China y que, a futuro próximo, puede popularizar las actividades de
comercio electrónico. De acuerdo con el World Economic Forum, China genera un 40% de estas transaccio=
nes a
nivel mundial[39]=
a>.
La inversión de China en el desarrollo de proyecto=
s,
gerenciado de manera apropiada, genera beneficios a futuro. Hasta ahora son=
varios
los proyectos de infraestructura en manos de desarrolladores asiáticos priv=
ados:
El cuarto puente sobre el Canal; el puerto de cruceros proyectado en Amador=
o
la terminal de cruceros en Isla Perico; el nuevo puerto de contenedores (Pa=
namá
Colón Container Port), por parte de consorcios de empresas privadas chinas;=
o
el publicitado, hasta ahora, tren Panamá–Chiriquí, proyecto del Ministerio =
de
Comercio Chino. Lo anterior son algunos ejemplos de las iniciativas que
constituyen una oportunidad de fuentes de empleo e inyección a la economía
panameña[40]=
a>.
La inversión extranjera directa, a través de estos
proyectos de infraestructura por parte de empresas chinas o del propio gobi=
erno,
constituyen una oportunidad económica para los panameños. En otras palabras=
, si
la mano de obra es mayormente nacional, esta fuente de empleo incrementará =
innegablemente
el desarrollo económico de nuestro entorno mediante el flujo monetario.
Uno de los mayores beneficios, a futuro, se vislum=
bra
en materia educativa y en el ámbito cultural. Las iniciativas desde la
Universidad de Panamá a través de Acuerdos para el establecimiento del
Instituto Confucio; Convenio Marco de Cooperación entre la Universidad de
Panamá y la Universidad de Beijing; así como el Memorando de Entendimiento =
con
la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing; son instrumentos que
permiten el fortalecimiento de la cooperación para lograr un desarrollo
avanzado en distintas ciencias y en la lengua china. Esta inquietud en mate=
ria
educativa y cultural ha sido promovida, incluso, desde y hacia los sectores
privados con iniciativas desarrolladas por la Academy Howard de Panamá Pací=
fico
o la empresa Huawei, la que han gestionado el intercambio educativo que, a =
su
vez, impulsa e incide en el intercambio cultural. Fortalecer la cooperación
educativa entre China y Panamá; apoyar y promover el desarrollo de la enseñ=
anza
de la lengua china; así como incrementar la amistad y el entendimiento mutuo
entre el pueblo chino y el de la República de Panamá; son beneficios que, a
primera vista percibidos como intangibles, constituyen uno de los pilares q=
ue
impactarán exponencialmente el desarrollo a largo plazo.
Derivados de los beneficios que, en materia de
exportación, por parte de Panamá puede ofrecer, está la provisión de nuevos
productos alimentarios como frutas tropicales, café y harina de pescado a
China, además de los propios derivados y negociados en el Tratado de Libre
Comercio. Pero el principal aporte o beneficio que le representa a China el
establecimiento de las relaciones diplomáticas lo constituye la posición
geográfica de la República de Panamá.
El proyecto estrella de la política exterior del
presidente Xi Jinping fue propuesto en el año 2013 cuando visitó los cuatro
países de Asia central. Este proyecto busca construir conjuntamente el cint=
urón
económico de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda marítima del siglo XXI,
que constituyen corredores terrestres y una ruta de navegación para uso
comercial. Esta iniciativa ha logrado que en el año 2018 más de setenta (70)
Estados se hayan integrado al proyecto[41]
que implica millones de dólares.
Este programa macro para consolidar China-Eurasia
plantea un punto interesante que permite un plan de expansión más allá del
continente. Incorporando Siberia y el Océano Pacífico, se extiende a América
Latina. Siguiendo esta estrategia,
China, Brasil y Perú iniciaron un estudio de viabilidad sobre la construcci=
ón
de un ferrocarril que une los océanos Atlántico y Pacífico[42],
además de la firma de Memorandos de Entendimiento sobre Cooperación en
Infraestructura entre el Banco de Desarrollo de China y Brasil, Colombia y
Chile[43].
El proyecto chino requiere la conexión que ofrece
nuestra posición geográfica porque a través del Cinturón y la Ruta se
intensificarían los flujos comerciales y financieros entre los países. <=
/s> A su vez, facilitaría la creación de áre=
as de
libre comercio, optimizando además los procesos administrativos, como el
despacho de aduanas y el movimiento de carga en general. En ese sentido, Pa=
namá
es “el primer país latinoamericano que firmó un acuerdo por Franja y Ruta, =
(y
que) ya proyecta una obra en ese marco: una línea de tren que conecte a la
capital del país con la ciudad occidental de David, a un costo inicial esti=
mado
de US$5.500 millones”[44].
Otros países que han firmado acuerdos parecidos son Bolivia, Antigua y Barb=
uda,
Trinidad y Tobago, y Guyana.
Los proyectos que impulsa China se encuentran bajo=
un
“fondo especial de cooperación chino-latinoamericana” por medio del cual Ch=
ina
destinará US$10 mil millones para apoyar proyectos de cooperación en campos=
de capacidad
y fabricación de maquinaria. Para China, las economías latinoamericanas a lo
largo de la costa del Pacífico son una oportunidad de negocios. Si a esto se
agrega los acuerdos comerciales desarrollados con países integrados, como p=
or
ejemplo la Alianza del Pacífico, y las economías asiáticas, el cuadro muest=
ra
la constitución de los pasos previos hacia una expansión para generar
interdependencia global[45].
Según el gobierno chino, el proyecto busca promove=
r la
prosperidad económica de los países a lo largo del Cinturón y la Ruta, así =
como
la cooperación económica regional; fortalecer los intercambios y el aprendi=
zaje
mutuo entre diferentes civilizaciones; promover la paz mundial y el desarro=
llo
que abarca la tendencia hacia un mundo multipolar de globalización económic=
a,
diversidad cultural y mayor aplicación informática. La iniciativa es un
esfuerzo positivo proyectado a la búsqueda de nuevos modelos de cooperación
internacional y gobernanza global, y a la defensa del régimen global de lib=
re
comercio, y la economía mundial abierta con un espíritu de regionalismo abi=
erto[46].
La Ruta de la Seda marítima se constituiría como
puerta de entrada al comercio transpacífico, mientras que el proyecto
ferroviario generaría una mayor integración económica de China. Esta
integración consolidaría y afianzaría su influencia internacional, al logra=
r el
establecimiento de proyectos en ambos lados del mundo, obteniendo mayor
prestigio y una posición privilegiada en la comunidad internacional.
No obstante, los estudios de viabilidad y memoránd=
ums
de entendimiento no constituyen, en sí mismos, una suscripción a esta
cooperación Franja y Ruta como han advertido algunos expertos. Entre ellos =
Margaret
Myers, directora del programa China y América Latina de Diálogo Interameric=
ano quien
sostiene que “a medida que más países se suscriban a esta cooperación Franj=
a y
Ruta, veremos más proyectos etiquetados como parte de esta iniciativa, pero=
es
posible que no sean proyectos nuevos”[47].
Aunque existen dudas entre la comunidad internacio=
nal
sobre esta planificación exitosa de China, a propósito de haber atenuado su
retórica no intervencionista refiriéndose a la conveniencia de crear mecani=
smos
de supervisión para las inversiones y coordinar políticas económicas para
garantizar el éxito del proyecto[48]
la más importante es si, con el tiempo y el posicionamiento generado con la
participación de China en la región, ¿diluirá China también la retórica no
intervencionista que el gobierno chino profesa?
Si bien la Ruta de la Seda es un proyecto macro, q=
ue
ha comenzado a hablar sobre la conveniencia de establecer mecanismos de
monitoreo para la inversión y coordinar las políticas económicas para
garantizar el éxito del proyecto, ¿se aplicará utilizando la misma metodolo=
gía
para la construcción del ferrocarril? ¿Y cómo se asimilará este concepto
intervencionista en la región?
Otras manifestaciones han sido el ex embajador de
México en China Jorge Guajardo, quien se refirió al proyecto como un “engañ=
abobos”,
argumentado que ellos venden como para desarrollar al país, dejando, al fin=
al,
la obra de infraestructura terminada, pero siendo el país quien la paga. El
proyecto funciona para colocar la sobrecapacidad instalada china, en materi=
ales
como acero, cemento u otros rubros a través de la venta de un financiamiento
oneroso, que va atado a infraestructuras con ingeniería china, material chi=
no y
mano de obra china. El exembajador también señala que “China busca países m=
ás
que todo que no tienen acceso a los mercados financieros internacionales”[49].
El Profesor de política y economía en la Universid=
ad
de Nueva York y autor del libro Chi=
na,
EE.UU. y el futuro de América Latina, David Denoon, se refiere a la
iniciativa afirmando que “este no es un programa de subvenciones, es un
programa de préstamos. Entonces, si los países no tienen la capacidad de pa=
gar
en términos relativamente rápidos, tendrán que renegociar en una posición m=
ás
débil con China”[50]=
a>.
Por su parte, el Centro para el Desarrollo Global,=
una
organización independiente con sede en Washington, se ha pronunciado indica=
ndo
que el financiamiento vinculado a Franja y Ruta “aumentará significativamen=
te”
el riesgo de sobreendeudamiento de ocho (8) países en otras regiones, los
cuales, muchos de ellos pobres: Pakistán, Yibuti, Maldivas, Laos, Mongolia,
Montenegro, Tayikistán, y Kirguistán[51].
Las dudas manifiestas, según sus exponentes, exclu=
yen
las implicaciones, ya sea por el uso militar o el impacto al medio ambiente=
. Un
ejemplo de esta controversia ha sido la estación de investigación espacial =
que
China estableció en la Bajada del Agrio en Neuquén, Argentina, con fines
científicos pero que depende en forma directa del ejército popular chino[52]. Además de la reserva que emanó de la
negociación y firma de los acuerdos para su establecimiento y que desató
preocupación tanto en Europa como en Washington “que creen que el proyecto =
de
Neuquén esconde un plan militar de China a largo plazo”[53].
Independientemente de las dudas fundadas, o no, so=
bre
las implicaciones de las negociaciones, Panamá debe mantener coherencia y o=
rden
en el proceso de negociación. Por ello, Panamá debe estar consciente de la
organización, estructura, estrategia y motivación de su contraparte,
manteniendo una comprensión y entendimiento del entorno. Las lecciones
aprendidas en otras latitudes, y los errores cometidos, deben ser tomados en
cuenta por Panamá para lograr acuerdos en los términos más beneficiosos. El
norte de Panamá en cuanto a las relaciones bilaterales debe situarla como un
actor clave en la comunidad internacional, que mantenga la constante búsque=
da
de beneficios consolidando su reconocimiento. Para ello, debe mantener una
posición neutral, evitando el servilismo para uno y otro tercero, asumiendo=
que
las decisiones a tomar, debido a su posición geográfica, impactarán en
beneficio o detrimento de la comunidad internacional.
Ahora Panamá tiene la responsabilidad de lograr los
mejores acuerdos y negociaciones para el desarrollo del país; a través del =
uso
de nuevas tecnologías, de la mano con los principios de transparencia,
rendición de cuentas y participación ciudadana. China está en todo su derec=
ho
de negociar los aspectos que considere necesarios, pero es la voluntad sobe=
rana
de Panamá la que determinará, basado en la toma de decisión informada, las
mejores condiciones para Panamá.
Retomando las declaraciones precursoras del primer
documento de política dirigido a América Latina, sintonizado con la estrate=
gia
global utilizada por China a nivel mundial, que utiliza criterios específic=
os[54]
para clasificar las relaciones con cada país, se ha establecido una coopera=
ción
a través de los distintos ejes. El económico, orientado a promover la
complementariedad mutua, una asociación mutuamente beneficiosa basada en un
nuevo enfoque pragmático e innovador para aprovechar el potencial de la coo=
peración.
El cultural, al fortalecer los intercambios que promueven un diálogo dinámi=
co
entre diferentes civilizaciones, y una mayor atención a las interacciones
culturales para mejorar el entendimiento mutuo.
Como se ha reiterado en párrafos anteriores China,=
es
el segundo socio comercial más grande de América Latina, siendo la principal
fuente de importaciones y el tercer destino de exportación principal. En 20=
16,
China aumentó su inversión directa no financiera en América Latina, obtenie=
ndo
un impulso significativo con un crecimiento del 39%, alcanzando los US$ 29,8
mil millones, según un informe publicado por el Ministerio de Comercio de C=
hina[55].
El crecimiento económico de China para el segundo
trimestre de 2017 fue de 6.9% comparado, con 6.7% en 2016[56].
Pero, igual que en 2014 y 2015, sigue siendo el más bajo desde 1990[57].
Si bien la cifra estaba dentro de los objetivos establecidos por las
autoridades para ese año, la cifra oscilante estuvo por debajo del 7%, aunq=
ue
esta cifra no afectó el aumento de empleos en las áreas urbanas, que aument=
ó a
7.35 millones.
Un estudio reciente realizado por la Organización
Internacional del Trabajo señala que, en América Latina, entre 2003 y 2016,=
la
inversión extranjera directa de China generó 260,000 empleos en 271
transacciones por un monto de alrededor de US$ 120,000 millones de dólares[58].
El estudio también destaca que entre 2005 y 2016 se generaron 60 proyectos =
de
infraestructura por más de US$ 85,000 millones de dólares, que han generado=
alrededor
de 350,000 empleos en la región. El mismo informe muestra que, de 1990 a 20=
16,
China generó 1.8 millones de empleos en América Latina y el Caribe, lo que
representa casi el 4% de los empleos creados en la región en ese período[59].
El año 2016 fue reconocido por el Ministerio de
Comercio chino como un año en el que la complementariedad de América Latina=
y
China se materializó. Lo anterior a través de colaboraciones pragmáticas en=
los
campos económico y comercial, trazando el camino para que dicha
complementariedad de 2017 sea actualizada y estructurada[60].
Aunque el crecimiento económico de China había sido
catalogado como lento en el pasado, no ha representado ninguna amenaza de
estancamiento del comercio con América Latina. Aunque tal ralentización no =
ha
generado impacto en la región latinoamericana, podría significar la aplicac=
ión
de nuevas medidas de moderación adoptadas por las autoridades chinas, en vi=
sta
de una posible modificación del modelo de desarrollo alcanzado en los últim=
os
años. Tales cambios también implicarían variaciones en el modo de las
relaciones económicas con sus pares. A pesar de las consideraciones respecto
del lento crecimiento económico[61],
el portavoz y director general de NBS, Xing Zhihong, dijo en conferencia de
prensa que “la economía nacional ha mantenido el impulso de un desarrollo
estable y sólido en la primera mitad de 2017”[62].
Respecto a la complementariedad, China tiene frent=
es
abiertos donde se está desarrollando, lenta pero efectivamente, su estrateg=
ia.
Uno de ellos es a través de la China-CELAC. Por medio de esta relación, Chi=
na
está promoviendo un plan de cinco (5) años para impulsar el comercio, y
prometiendo apoyo financiero para capitalizar la riqueza de la región en
materia prima, energía y alimentos. Además, tiene como objetivo promover la
cooperación bilateral con las principales economías de la región, que tiene=
una
alta complementariedad, como Brasil, México y Argentina. Igualmente, está
centrando la expansión del comercio a través de una estrategia de acuerdos =
de
libre comercio.
El desarrollo de la interacción de estos actores
enmarca el principio estratégico de complementariedad, tal como lo define <=
span
style=3D'text-transform:uppercase'>Borón, al decir que promueve el
desarrollo armonioso de las fuerzas de producción de cada parte que se inte=
gra
a través de fuerzas políticas activas y compensatorias de los Estados[63].
Esto es relevante debido a la oportunidad de aprovechar el intercambio que
promueve la estabilidad y estimula el desarrollo de la estructura económica
regional. La perspectiva de la complementariedad es lograr una relación
estructurada que permita la provisión de insumos que contribuyan al desarro=
llo
equitativo, armonioso y sistémico de todas las partes actora[64],
basadas en la mayor interconexión =
y la
mayor dinámica de las relaciones. Este desafío de la complementariedad gene=
ra,
en sí mismo, ganancias en términos de los beneficios que surgen de la relac=
ión,
además del ejercicio adecuado por parte de los Estados para superar las
barreras y lograr la composición idónea que genera el desarrollo y el
fortalecimiento de las estructuras.
Existe disposición de China, como de los paíes de
América Latina, para establecer vínculos para desarrollar una complementari=
edad
en beneficio de ambas partes; en función de las ventajas existentes y futur=
as,
la ubicación geográfica de los recursos, las prioridades de los gobiernos
regionales, el desarrollo, y la proyección estratégica y sostenible. América
Latina, y en especial Panamá, está evolucionando de ser un proveedor, a nue=
vas
etapas de la relación con la compra, la participación y las nuevas inversio=
nes.
Por lo cual, actualmente, con base en la teoría, la complementariedad hasta=
el
momento es beneficiosa para ambos actores.
Aunque la región ha sido llamada el “patio trasero=
” de
Estados Unidos, y recibe anualmente una ayuda millonaria para combatir los
principales flagelos de la inseguridad y el narcotráfico, se ha percibido un
desinterés hacia Latinoamérica, que ha buscado alternativas que actualmente
pesan en las opiniones estadounidenses.
La manifiesta preocupación de Estados Unidos por la
creciente presencia de China en la región ha sido fundamentada en diversos
hechos, que juntos, parecieran evidenciar una estrategia trazada.
=
i. &nb=
sp;
El Libro Bl=
anco
de la Estrategia de Defensa de mayo de 2015 de China. Entre otros aspectos =
de
defensa se refiere al crecimiento de las fuerzas de seguridad de América
Latina.
=
ii. =
Capacitación
militar. A través del patrocinio a militares de la región para preparación y
entrenamiento en institutos de educación militar chinos.
iii.=
=
Venta de ar=
mas
chinas a la región. Venta de insumos militares (radares a vehículos blindad=
os y
vehículos de lanzamiento de cohetes) a Venezuela, Perú o Brasil.
iv.<=
span
style=3D'font:7.0pt "Times New Roman"'> =
Diplomacia
multilateral. A través de la Comunidad de Estados de América Latina y el Ca=
ribe
(CELAC) permite la participación activa de China en la agenda con lo cual se
involucra aún más con los estados de la región a excepción de los Estados
Unidos y Canadá[65]=
a>.
=
v. =
El
establecimiento de una base satelital. Con fines científicos dependiente de=
l Ejército
de Liberación Popular en Argentina.
Además, Estados Unidos se ha mostrado particularme=
nte
preocupado, de los avances en materia militar y de seguridad que China ha
desarrollado en la región. De acuerdo con la encargada de Negocios, a.i. de=
la
Embajada de Estados Unidos en Panamá, Roxanne Cabral, la inquietud surge po=
r la
influencia de la inversión china en la región y el establecimiento de las
relaciones diplomáticas con China, en relación con El Salvador, República
Dominicana y Panamá, entre los hechos más recientes[66].
A juicio de la encargada de negocios, la falta de estructuras democráticas
sólidas, y la transparencia, inciden en el crecimiento económico, la
prosperidad o la seguridad. Estas carencias transcienden el tema de las
negociaciones, generando toma de decisiones con endeudamientos mayores a las
capacidades o negociaciones no tan beneficiosas.
La posición de Estados Unidos, ante el posicionami=
ento
de China en la región Latinoamericana, es clara. Anteriormente, el Secretar=
io
de Estado, Rex Tillerson, se había pronunciado contra la presencia de China,
argumentando que “las ofertas de China siempre tienen un precio”, afirmando=
que
“América Latina no necesita nuevos poderes imperiales que solo buscan
beneficiar a su propia gente”[67].
Las advertencias de Estados Unidos podrían estar
fundamentadas, a juicio del Profesor Ellis, en el hecho que el aumento en
préstamos e inversión de China en la región latinoamericana ha beneficiado,=
mayoritariamente,
a las empresas con base en China, así como los intereses estratégicos de Ch=
ina
en comparación con el desarrollo de la región[68].
Su argumento se basa en el hecho que China ha asegurado su acceso a los
mercados de la región, y ha financiado los proyectos de infraestructura de
compañías con base en China, “a menudo con un componente importante de
trabajadores chinos”, a la vez que asegura la extracción de productos básic=
os
necesarios[69]=
a>.
Esta influencia genera un impacto en el ámbito político y económico porque,=
a
juicio del académico, “tanto los gobiernos como las instituciones privadas
autocensuran las críticas a la República Popular China por temor a perder
negocios o inversiones del país”
En relación con Panamá, el Profesor Ellis es de la opinión que la pre=
sencia
comercial de la República Popular China es ya significativa, y su expansión=
le
dará a la República Popular China un importan=
te
apalancamiento sobre el gobierno panameño, erosionando aún más la influencia
significativa de los Estados Unidos sobre el principal centro comercial y p=
unto
estratégico de América Central[71].
La República Popular de China ha logrado cimentar =
un posicionamiento,
cada vez mayor, publicitando su política de no intervencionismo, comercio l=
ibre
y bajo una nueva imagen pacífica. Esta estrategia, que fue generada por la
década de los 70’, pero anunciada y establecida desde 2008, a juicio de
Aunque las críticas contra China parecen inflexibl=
es, esta
presenta una imagen inalterable. La misma alejada de desafíos y confrontaci=
ón
hacia la hegemonía de la región, enfatizando, en su política exterior hacia
América Latina, la orientación a consolidar la amistad en un ambiente pacíf=
ico
y de cooperación.
China mantiene una política exterior en consonancia
con su política interna, que busca el fortalecimiento del respeto internaci=
onal
y el reconocimiento de su política de “Una China”, expresando respeto por l=
as
relaciones entre los países y no practica una política de intervención. A p=
esar
de las distintas corrientes a favor y en contra, la llegada de China, más q=
ue
una amenaza, supondría un equilibrio de las fuerzas, por un lado. Por otro =
lado,
bajo negociaciones bien llevadas, supondría una oportunidad de desarrollo,
crecimiento y conocimiento para solventar las necesidades de la región.
Las preocupaciones manifestadas por los Estados Un=
idos
no encuentran una real atención, y son desestimadas aún más debido a los
cambios de la actual administración en cuanto al comercio con América Latin=
a.
Además de las políticas de proteccionismo comercial de Estados Unidos, la
inconformidad en relación con el Acuerdo de Asociación Transpacífico, la
renegociación del TLCAN, o la construcción de un muro en la frontera Sur, s=
on
acciones que, lejos de reafirmar las relaciones, han marcado incertidumbres=
en
la relación de Latinoamérica con Estados Unidos.
Las lecciones aprendidas de otros Estados constitu= yen elementos de información para la toma de decisiones en aspectos que inciden tanto en la política doméstica como en la extranjera. En ese sentido, la capacidad negociadora, y los beneficios a alcanzar, deben ser estudiados y estructurados en un marco donde la transparencia sea un pilar ineludible. <= o:p>
Es innecesario afirmar que la imagen que China ha
desplegado hasta ahora es ilusoria, como también el hecho que necesariamente
exista una connotación negativa en cada aspecto que su estrategia lleve a c=
abo.
La República Popular China realiza avances innegables en su posicionamiento
como potencia en la región latinoamericana, frente a un evidente descuido de
Estados Unidos en la región, afianzado con los cambios y decisiones emanada=
s de
la actual administración. La República de China tiene la potestad de generar
negociaciones disímiles en cuanto al par negociador se refiere. Y, es en ese
sentido, que la República de Panamá debe avanzar. A diferencia de otros Est=
ados,
Panamá posee elementos invaluables, como los bienes y servicios ofrecidos, =
pero,
principalmente, su posición geográfica.
Con base en esto, la República de Panamá tiene una
mejor posición como negociador en relación con otros Estados. No se debe
suponer que China tomará ventaja si Panamá, en primer lugar, fortalece la
estructura de toma de decisiones, basado en estrategias plenamente
identificadas para el logro de objetivos claros de desarrollo previamente
trazados.
De igual manera, Panamá debe mantenerse en constan=
te
preparación para entender su entorno y su rol. Además, debe tomar decisiones
informadas, apelando a la transparencia y a la rendición de cuentas. Las
condiciones y características, así como los recursos que posee Panamá,
constituyen los elementos que la colocan en una posición ventajosa para una
negociación ambiciosa.
Su proyección internacional despierta el interés,
tanto para Estados Unidos como para el resto de los países de la región, po=
r lo
que las decisiones tomadas pueden ser un modelo a seguir para aquellos que
promuevan el desarrollo a través del establecimiento de relaciones con Chin=
a.
De igual manera, el comportamiento que se despliegue será seguido por Estad=
os
Unidos por tratarse del principal socio en materia de seguridad en la regió=
n.
Debido a este escenario, Panamá debe constituirse =
en
un actor que vele por los intereses nacionales, evitando convertirse en el
patio de disputas de las potencias. Esto, además de comulgar con la esencia=
de
la República de Panamá, salvaguardará los intereses nacionales y preservará=
un
entorno apropiado para el resto de los actores en la región. Y es que, aunq=
ue las
disputas que surjan entre la República Popular China y Estados Unidos gener=
an
una tensión internacional, lo cierto es que, asumiendo neutralidad e
imparcialidad, Panamá logra un ambiente propicio para la resolución de las
desavenencias.
Una
vez analizados los aspectos que determinan y enmarcan el desarrollo de las
actividades de China alrededor del mundo y, en especial en Latinoamérica,
algunas consideraciones merecen especial énfasis, las que pueden aclarar el
papel que nuestra República debe adoptar.
En
primer lugar, el establecimiento de las relaciones de China en la región la=
tinoamericana
no ha sido fortuito. Obedece a un planeamiento estratégico y ordenado de la
República China, basado en sólidos principios de respeto, en donde se pone =
de
manifiesto la búsqueda de beneficios de ambos participantes. En este sentido
hay que resaltar que, en el sistema internacional, las relaciones entre paí=
ses
buscan la satisfacción individual de los actores. Si alguna de las partes no
gestiona de la mejor manera la búsqueda en la satisfacción de sus propios
intereses, verbigracia las acusaciones o ejemplos resaltados en otras latit=
udes,
es responsabilidad primaria del propio país o estado negociador. Por ello, =
no
puede atribuirse los fallos directamente a China si el país con que negocia=
no
cuida sus propios intereses.
Lo
anterior descansa en el respeto, cooperación y ambiente amigable y pacífico=
de
la política de China, basada, principalmente, en “el principio de no injere=
ncia
en los asuntos internos de otros países”[75], el
cual es un principio que permanece inmutable, independientemente de las
negociaciones y actividades.
De
igual manera, y ante la innegable variedad de oportunidades de desarrollo, =
la
madurez política del país, y el respeto al principio de la no injerencia,
jugarán un papel preponderante en la toma de decisiones. De acuerdo con la teoría, Keohane y Nye caracterizan la interdependencia compleja como la
multiplicidad de canales que conectan a las sociedades desde las élites
gubernamentales hasta las ONG, bancos y corporaciones[76].
En
este caso, las compañías multinacionales influyen en las relaciones interna=
s y
externas: “las políticas internas de los diferentes países se interfieren e=
ntre
sí cada vez más”[77],
por lo que hay una ausencia de una jerarquía en la agenda interestatal. En =
este
sentido, las agendas de los asuntos exteriores de los Estados son amplias y
diversificadas[78].
Basado en estos supuestos, Panamá tendrá acceso a esta multiplicidad, y ser=
á la
capacidad de sus gobernantes, una sólida estructura institucional y la
transparencia los elementos rectores en este escenario que permitan el
mantenimiento de la toma de decisiones soberanas e informadas exclusivament=
e a
la república canalera.
Ac=
tualmente,
las interrelaciones entre Estados se definen por el principio de cooperació=
n.
Las agendas internacionales contienen innumerables temas económicos,
ecológicos, energéticos y culturales, que han reemplazado a los tradicional=
es. Esto ha dado lugar a nuevas dinámicas e=
ntre
actores para crear procedimientos, reglas o instituciones de acuerdo con las
operaciones requeridas para el desempeño y permitiendo a los gobiernos regu=
lar
y controlar (nacional e internacionalmente) relaciones transnacionales e
interestatales[79].
En=
este
sentido, la República de Panamá tiene la responsabilidad insoslayable de cu=
idar
sus propios intereses, mientras atiende a los principios que identifican a =
la población
basado, en la realidad histórica y social: honestidad, cooperación, respeto
mutuo. Panamá debe observar y a aplicar aquellas lecciones aprendidas de su
entorno y buscar, en una relación ganar–ganar, las mayores ventajas =
que,
sin lesionar esta nueva relación, permitan el beneficio y desarrollo mutuo.=
Las
bases de las relaciones internacionales han cambiado, en el pasado imperaba=
la
conquista, la ocupación y la balanza hegemónica de los dominantes; actualme=
nte,
la interacción de las relaciones internacionales ha variado hacia la búsque=
da
de la satisfacción de intereses comunes. La República Popular China ha
manifestado el interés de formar parte en este sistema internacional buscan=
do
una imagen amigable. Panamá, si bien debe proteger sus intereses, debe ser
objetiva y entrar en una relación despojada de etiquetas amenazantes
manteniendo su dignidad y soberanía. Esta es la mejor forma de llevar adela=
nte
con miras a obtener frutos positivos para todos los involucrados.
La República de Panamá está a la búsqueda de un
desarrollo económico óptimo y ha inclinado su interés hacia la nueva tenden=
cia
mundial. Aunque esta decisión representa retos y cambios positivos, Panamá =
aún
debe crecer. El manejo erróneo de =
las
relaciones internacionales, así como los diversos desaciertos en diversos t=
emas,
suponen una desventaja en esta nueva relación. Si a esto se suma el hecho q=
ue
Panamá ha contratado firmas extranjeras para hacer frente a las negociacion=
es
con China, demuestra un aparente y tácito reconocimiento de incapacidad téc=
nica
negociadora, enviando un mensaje confuso a la comunidad. La República Popul=
ar
China está en todo su derecho de negociar y gestionar a su entero favor, y =
es
responsabilidad de Panamá asumir compromisos cónsonos a sus capacidades,
mirando las lecciones aprendidas de otros países que, de ser cometidos por
Panamá, representarían mayores desatinos.
La República de Panamá posee condiciones geográfic=
as
envidiables que representan una gran ventaja en cuanto a agricultura,
ganadería, entre otros. Aprovechar el conocimiento tecnológico que ofrece C=
hina
para el desarrollo de la producción nacional, por un lado y, la voluntad
estatal de apoyar al productor por el otro, permitirán un desarrollo conjun=
to
del país en una relación ganar–ganar tan promulgada por ambas partes=
. El
descuido del lado panameño no podrá ser subsanado por las mejores intencion=
es
de China que, en virtud del principio de la no intervención, (también aplic=
ado
a la producción nacional) deberá mantenerse al margen.
* Conferencia
dictada el 16 de noviembre de 2018 en la Procuraduría de la Administración =
de
la República de Panamá de una jornada de Conferencias titulada Aspectos
geopolíticos de las relaciones China-Panamá.
yLicenciada =
en
Derecho y Ciencias Políticas (Universidad de Panamá), Diplomado en Derechos
Humanos (Universidad Especializada de las Américas), Especialización en
Docencia Superior (Universidad Interamericana de Panamá), Maestría en
Administración de Empresas (Universidad Interamericana de Panamá), Doctora =
en
Ciencias Políticas (Instituto de Estudios Superiores de Relaciones
Internacionales y Estudios Estratégicos, Universidad Tamkang, República de
China (Taiwán)). Profesora en la Maestría de Relaciones Internacionales,
Escuela de Relaciones Internacionales, Facultad de Administración Pública,
Universidad de Panamá.
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https://elcapitalfinanciero.com/inversiones-chinas-en-proyectos-clave-en-pa=
nama-superan-los-2585-millones/.
(China
Communications Construction Company y China Harbour Engineering Company LTD=
se
adjudicaron el proyecto del cuarto puente sobre el Canal de Panamá con una
oferta económica de $1,420 millones; el puerto de cruceros a cargo de China
Harbour Engineering Company Ltd. (CHEC) y la belga Jan De Nul por
$165,708,327.43 millones; China
Landbridge Group se adjudicó el proyecto Panamá-Colón Container Port, con u=
na
inversión de $1,000 millones; la empresa China Railway Design hará el estud=
io
de factibilidad del tren Panamá-Chiriquí).
[41] Hillman, Jonathan
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[43] Nótese que=
los
acuerdos están formalizando tres de los cuatro miembros de la Alianza del
Pacifico para impulsar la iniciativa “One Belt One Road”.
[44]
[45] Acharya, Amitav (=
2008):
“Theoretical Perspectives on International Relations in Asia”, en Shambaugh, David y Yahuda, Michael (edits.), Inte=
rnational
Relations of Asia. (Estados Unidos de América, Rowman
& Littlefield Publishers, Inc.) p. 67. El interés de China en la Alianza
del Pacífico supera la perspectiva económica, la Alianza se enfocó desde el
principio como el proveedor de recursos naturales, pero también construyó
operaciones administrativas y logísticas. Debido al interés expansionista de
China, la Alianza del Pacífico es el mejor camino para una nueva fase en la
relación China-América Latina que ejerce interdependencia a través del
crecimiento económico y la estabilidad aumentada a través de la expansión d=
el
capitalismo y el comercio (Acharya, 2008, p.67).
[46] People’s
Republic of China, National Development And
Reform Commission (2015): “V=
ision
and Actions on Jointly Building Silk Road Economic Belt and 21st-Century
Maritime Silk Road”. Disponible en:
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29808625/china-asegura-que-no-rivaliza-con-eeuu-en-america-latina.html.
(Citando a la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República
Popular China, Hay Chunying).
[75] Wenping, He (2007= ). “The balancing act of China’s Africa policy”, China Security, Vol. 3, No. 3, p. 33.<= o:p>
[76] Keohane, Robert y Nye, Joseph (1988).
[77] Ídem, p. 41.
[78] Ídem, p. 42.
[79] Ídem, p. 41.
IUSTITIA et PULCHRITUDO (ISSN 1607-4319)
Vol. 1, No. 1, Julio - Diciembre 2020<=
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pp. 19 - 43
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