MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; type="text/html"; boundary="=boundary.Aspose.Words=--" This is a multi-part message in MIME format. --=boundary.Aspose.Words=-- Content-Disposition: inline; filename="document.html" Content-Type: text/html; charset="utf-8" Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Location: document.html = = IUSTITIA et PULC= HRITUDO (ISSN  1607-4319) 

Vol. 03, No. 02, Julio - Diciembre 2022   

pp.= 24 =E2=80=93 38 A= puntes  y  = reflexiones  desde  el  feminismo

=

sobre la igualdad y la diferencia

Natalia Caic= edo Camacho=EF=81=B9

=

*Autor para corresponde= ncia: nca= icedo@ub.edu

=

     Recibido: 7 de junio de 2022

_______________________________= _____________________ Resumen

Este art=C3=ADculo pretende aportar algun= as reflexiones sobre el alance de la igualdad y su impacto sobre la igualda= d entre hombres y mujeres o sobre los estudios de g=C3=A9nero. En primer lu= gar, se estudia la igualdad formal gestada en las revoluciones liberales, a= s=C3=AD como los l=C3=ADmites tanto desde el punto de vista subjetivo como de su p= ropio contenido y alcance. Posteriormente, se analiza la igualdad material = o real nacida de las revoluciones sociales y las transformaciones que conll= evaron tanto en lo referido al reconocimiento de los derechos como en la ap= licaci=C3=B3n o en los instrumentos utilizados para lograr la igualdad (la = igualdad de oportunidades y las acciones positivas). Aqu=C3=AD se hace un, = especial, =C3=A9nfasis sobre las implicaciones que tiene la aplicaci=C3=B3n= de igualdad real desde la teor=C3=ADa y los movimientos feministas. Finalm= ente, el art=C3=ADculo reflexiona sobre la igualdad entendida como un  trato  diferenciado  y  las  transformaciones  que  surgen  para = ; dar  cabida  a  las  diferentes=   identidades  o expresiones culturales. En esta misma l= =C3=ADnea se estudian las aportaciones de la diversidad planteadas desde el= feminismo negro o decolonial.

Palabras  Clave:  Igualdad  Formal,  G=C3=A9nero,=   Igualdad=   <= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt">Material,  Igualdad  de    Igualda= d  = de Resultados, Feminis= mo, Feminismo Negro y Decolonial, Acciones Positivas

Abstract 

This article aims to provide some thoughts and consider= ations about the constitutional development of the equality principle and i= ts impact on gender studies. First, the article deals with equality in the = framework of liberal revolutions, its subjective limits, and its constraini= ng nature regarding the content and scope of equality. Subsequently, it dea= ls with the development of the principle of equality from a material point = of view and instruments proposed by the liberalism theory to achieve equali= ty (equal opportunities and affirmative actions). Here, there is, also, an = emphasis on material equality, and its impact on the feminist theory and mo= vements. Finally, the article reflects the scope of equality understood as = differentiated treatment. It highlights the transformations that arise to accommoda= te different identities or cultural expressions. It is also studied, the co= ntributions of diversity raised from black or decolonial feminism. <= /p>

=3D""<= /span> Legal  Equality,  Gender,  Material  Equality,  Equality  <= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt">in  Opportunities,  Equali= ty   Results, Feminism, Black and Decolonial Feminism, Affirmative Actions. 

=EF=81=B9 Profesora Agregada de Derecho Co= nstitucional, Universitat de Barcelona. Doctora en Derecho con menci=C3=B3n= europea, Universitat de Barcelona. Miembro del Instituto de Derecho P=C3= =BAblico. Investigadora en la Universidad de Toronto (2013), en la Universi= dad de Oxford (2012) y en la Scoula Superiore San=E2=80=99Anna en Pisa (200= 9). Introducc= i=C3=B3n. La profesora Ana S=C3=A1nchez Urrutia y la elecci=C3=B3n del tema= del art=C3=ADculo. 

= Esta contribuci=C3=B3n se incorpora a un conjunto de art=C3=ADculos de prof= esoras que formamos parte del Seminario An=C3=A1lisis Feminista del Derecho= a la Revista en el= homenaje a la Profesora Ana S=C3=A1nchez Urrutia. A Ana la conoc=C3=AD en = 2004 siendo su alumna en una asignatura = optativa de Derechos  Fundamentales  de=   la  Facultad  y  desde  las  primeras  lecciones = ; intu=C3=AD  que  sus&#= xa0; lecciones marcar=C3=ADan m= i formaci=C3=B3n como constitucionalista. La profesora Ana S=C3=A1nchez ten= =C3=ADa una capacidad sorprendente y natural de transmitir pasi=C3=B3n e in= ter=C3=A9s por todo lo que ense=C3=B1aba. Era pr=C3=A1cticamente imposible = no quedar hipnotizada por sus explicaciones detalladas de los casos, sus re= flexiones y su extraordinaria capacidad para vincular el an=C3=A1lisis jur= =C3=ADdico con otras =C3=A1reas del conocimiento. Ana fue una profesora ver= s=C3=A1til, fresca, claramente interdisciplinar y con un humor que dejaba e= ntrever la claridad de su pensamiento y su brillantez en la iron=C3=ADa. 

La profesora S=C3=A1nchez paso a ser Ana e= n el 2006 cuando llegue a su despacho. En ese momento yo era una joven doctoranda que aterrizaba justo al frente d= e su escritorio y que tuvo la gran suerte de compartir y disfrutar tantos m= omentos con ella. Lo para aquel entonces era un pensamiento personal y poco= estructurado sobre las desigualdades de las mujeres se convirti=C3=B3 en teor=C3=ADa feminista gracias a su gran = generosidad. Por nuestro despacho paso el pensamiento y la vida de Mackinno= n, Marion Young, Angela Davis y de muchas otras. Ana sab=C3=ADa darte la es= encia para despertar en ti el inter=C3=A9s de leer y de formarte. De cada charla, de cada explicaci=C3=B3n, de cada= conversaci=C3=B3n siempre aprend=C3=AD algo que hizo mi pensamiento mas li= bre y me transform=C3=B3 como persona y como mujer. 

Eleg=C3=AD el tema de este art=C3=ADculo porque el an=C3=A1l= isis de la igualdad estuvo siempre rondando nuestras conversaciones. Lo que aqu=C3=AD describo sobre el alcance y = los l=C3=ADmites de la igualdad formal, material y la igualdad entendida co= mo diferencia refleja todo lo que aprend=C3=AD de ella y a=C3=B1os de vida = acad=C3=A9mica compartida. Tambi=C3=A9n se incorpora, y como no podr=C3=ADa= ser de otra manera, las reflexiones sobre el movimiento y  la teor=C3=ADa feminista en esta evoluci=C3=B3n. Ana fue, adem=C3=A1s de= , una  gran profesora y compa=C3=B1era,  una  amiga=   generosa  e  incondicional.  Todas  las  personas  que  tuvimos  <= span style=3D"font-family:Garamond">la  suerte  de compartir con ella sabemos que hay una parte de nosotras a la q= ue Anita logr=C3=B3 tocar, cautivar y transformar. 

  1. La igualdad como generalidad o igualdad forma= l 

Para el mundo occidental el conc= epto de igualdad se remonta a la Grecia cl=C3=A1sica y concretamente al con= cepto de iso= nom=C3=ADa o igualdad ante la l= ey. Sin embargo, no ser=C3=A1 hasta las revoluciones burguesas del SVIII  cuando  <= /span>la  igualdad  entendida = 0; como  un  trato  <= /span>igual  y  general  a  todas<= span style=3D"font-family:Garamond">  las  personas  acabe plasm= =C3=A1ndose en alguna declaraci=C3=B3n de derechos y que de ellas se derive= alg=C3=BAn tipo de exigencia al poder. As=C3=AD, en la Declaraci=C3=B3n de= los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se afirma que =E2=80=9C= La ley deber= =C3=A1 ser la misma para todos tanto si protege como si castiga=E2=80=9D. En un sentido similar, la Declar= aci=C3=B3n de Independencia de los Estados Unidos de Am=C3=A9rica de 1776 p= roclama como =E2=80=9Cverdad evidente que todos los hombres son creados iguales=E2=80=9D. 

Las proclamas sobre la igualdad incorporadas en los textos de las= revoluciones liberales representan una de las grandes conquistas democr=C3= =A1ticas al poner fin al sistema de inmunidades y privilegios propios de la= s monarqu=C3=ADas absolutas. Ahora, si bien es cierto que el reconocimiento= de la igualdad en el marco de las revoluciones burguesas supuso la introdu= cci=C3=B3n de garant=C3=ADas y l=C3=ADmites frente a las actuaciones del po= der, no es menos cierto que su alcance fue muy restringido. La garant=C3=AD= a del principio de igualdad benefici=C3=B3 exclusivamente a la nueva clase emergente, es decir, la burgues=C3=ADa = industrial y comercial, mientras que  las voces de=   las mujeres, de&#x= a0; los peque=C3=B1os propietar= ios  o de = 0; los despose=C3=ADdos que rec= lamaban la ampliaci=C3=B3n del demos y de l= os derechos fueron calladas, ignoradas o directamente violentadas para gara= ntizar una revoluci=C3=B3n controlada por las =C3=A9lites emergentes= = [1]. 

Por lo tanto, la regla de la igualdad formal forjada en el marco de la= s revoluciones liberales nace con una clara impronta burguesa. No obstante,= esta igualdad acabar=C3=A1 configur=C3=A1ndose como un instrumento emancip= ador  cuando  quienes  fueron  excluidos  de  su  formulaci=C3=B3n  original  inician  = luchas  y rei= vindicaciones para la universalizaci=C3=B3n de la igualdad. As=C3=AD, en la= primera ola del feminismo y de buena parte del feminismo liberal sufragist= a, las reivindicaciones se dirigen a ubicar a las mujeres como sujetos jur= =C3=ADdicos capaces de ejercer sus propios derechos. En este contexto, las = demandas se centran en lograr la igualdad formal negada en temas claves com= o: el derecho al voto, el acceso al trabajo, la igualdad en las causas de d= ivorcio, el derecho a la propiedad, el acceso a la educaci=C3=B3n. Aqu=C3= =AD, lo que subyace tras la ampliaci=C3=B3n de la igualdad es el principio = de equiparaci=C3=B3n en derechos frente a un sistema patriarcal profundamen= te desigual y discriminatorio respecto de las mujeres. 

El movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos d= e mitad del siglo XX tambi=C3=A9n centr=C3=B3 parte de su lucha en la exten= si=C3=B3n del acceso pleno a los derechos civiles y la igualdad ante la ley= para la poblaci=C3=B3n afroamericana. En la actualidad los movimientos mig= ratorios han hecho emerger nuevas reivindicaciones vinculadas a la igualdad= formal, denunciando el car=C3=A1cter excluyente del v=C3=ADnculo entre rec= onocimiento de derechos y nacionalidad. Las leyes de extranjer=C3=ADa confi= guran un sistema paralelo en el que los derechos de las personas migradas s= e reconocen siguiendo la l=C3=B3gica neoliberal, individualista y utilitari= sta. Hoy en d=C3=ADa las = reivindicaciones migrantes sobre el acceso en condiciones de igualdad de de= rechos como el voto, la sanidad o la libre circulaci=C3=B3n, entre otros, d= ejan en evidencia las limitaciones de la igualdad formal proclamada en todo= s los textos constitucionales. As=C3=AD mismo, vislumbran la exigencia para=   los Estados democr=C3=A1ticos de la transici=C3=B3n de = la  nacionalidad como atributiva de derechos hacia criter= ios de ciudadan=C3=ADa o la presencia en el territorio[3].  

<= span style=3D"font-family:Garamond">Por consiguiente, el mandato de equipar= aci=C3=B3n inherente al principio de igualdad que se proclama en las revolu= ciones liberales, y que benefici=C3=B3 tan s=C3=B3lo a la burgues=C3=ADa, deriva con el trascurso de las d=C3=A9ca= das y gracias al impulso de las luchas emancipadoras en un mandato de exige= ncia a los poderes p=C3=BAblicos de tratar a todas las personas de igual ma= nera sin distinguir entre ellas en raz=C3=B3n de su sexo, raza, religi=C3=B3n, nacionalidad, ideolog=C3=ADa, recurs= os econ=C3=B3micos, entre otros. Tal y como ha expuesto autores como Richar= d Bellamy, el desarrollo de la democracia es en =C3=BAltimas la lucha por l= a ampliaci=C3=B3n a los excluidos (las mujeres, los pobres, los extranjeros= ) de los principios y derechos reconocidos en las revoluciones liberales[4]<= /span>. 

Otro de los puntos a tener en cuenta cuando nos aproximamos al = concepto de igualdad nacido de las revoluciones del SXVIII es su directa vi= nculaci=C3=B3n con la estructura del estado liberal y del sistema capitalis= ta. Esto deriva en que el contenido y alcance de la igualdad se limita al reconocimiento formal en el que todos re= ciben el mismo trato con independencia de su caracter=C3=ADsticas y posicio= nes en la sociedad. Sin embargo, dar respuesta a las desigualdades s=C3=B3l= o a trav=C3=A9s de la garant=C3=ADa de un trato igualitario para todas las = personas significa vestir a la igualdad de una aparente equiparaci=C3=B3n q= ue en realidad perpet=C3=BAa las desigualdades existentes. El enfoque de la= generalidad niega u omite que las estructuras sociales (el patriarcado, el= racismo, el colonialismo, el sexismo y el sistema capitalista) producen posiciones desiguales en el origen en t=C3=A9rminos de riqueza, poder o estatus<= /span>[5= ]. 

Las desigualdades no nacen por generaci=C3=B3n espont=C3=A1ne= a, =C3=A9stas son el resultado de un sistema jer=C3=A1rquico que beneficia = a los grupos dominantes o con mayor poder en la sociedad.  De manera que, la igualdad formal  entendida  como  la  =C3=BAnica  manifestaci=C3=B3n&#x= a0; de  la  igualdad = acaba  actua= ndo  m=C3=A1s=   como  un instrumento de conservaci=C3=B3n de las desigualdades (statuo quo), y en algunos casos de intensificaci=C3=B3n de= estas, que como un punto de partida para un desarrollo futuro m=C3=A1s igu= alitario. Para que el principio de igualdad se convierta en un instrumento = de transformaci=C3=B3n social es imprescindible que act=C3=BAe sobre los fa= ctores estructurales de discriminaci=C3=B3n que sit=C3=BAan fuera de las re= glas de la igualdad a los colectivos que han estado hist=C3=B3ricamente des= pose=C3=ADdos. Esto supone entonces que la igualdad debe girar hacia enfoqu= es de igualdad material o social. 

  1. La igualdad social, econ=C3=B3mica o real <= /li>

La historia del= constitucionalismo suele situar el nacimiento del Estado social con las lu= chas sociales y el movimiento obrero que explosionaron a lo largo de todo e= l siglo XIX. Estas luchas fueron la respuesta a la pauperizaci=C3=B3n y la = explotaci=C3=B3n en t=C3=A9rminos marxistas que la revoluci=C3=B3n industri= al y el sistema capitalista bajo el principio laizer faire laizer passer representaron para los millones de personas q= ue migraron del campo a la ciudad. Si bien es verdad que es el siglo XIX el= momento en el que los reclamos sociales lograron transgredir el sistema li= beral hasta forzar cambios estructurales, no es menos cierto que las demand= as de naturaleza social y las reivindicaciones por una sociedad justa han e= stado siempre presentes en todos los movimientos y momentos. 

En la Grecia cl=C3=A1sica reformas realizadas por Cl= ist=C3=A9nes buscaron reconducir el marcado car=C3=A1cter aristocr=C3=A1tic= o de la democracia griega introduciendo reformas en sentido igualitario a f= avor de diversos colectivos[6]. Posteriormente, movimientos populares como los Diggens o cavadores denunciaron la orientaci=C3=B3n burguesa de la = revoluci=C3=B3n inglesa y defendieron la naturaleza comunitaria de todos lo= s medios y bienes de subsistencia, en especial de la tierra[7]<= span style=3D"font-family:Garamond">. Justamente en esta l=C3=ADnea la publ= icaci=C3=B3n de manifiestos bajo el t=C3=ADtulo  Agreement of the people entre 1647 y 1649 promovidos por los  Levers o igualadores incluyen reivindicaciones como la prohibici= =C3=B3n de prisi=C3=B3n por deudas, el reclamo del derecho al trabajo y la = exigencia de asistencia a pobres y desvalidos. 

Sin embargo, no ser=C3=A1 hasta el siglo XIX, bajo el movimiento = obrero y las revoluciones sociales, cuando las transformaciones en las rela= ciones de poder entre la burgues=C3=ADa y los trabajadores y despose=C3=ADd= os fuercen  el  reconocimiento  de  derechos  de  naturaleza  social,  tales  como  el  derecho=   al  trabajo, condiciones laborales dignas o = el derecho a la instrucci=C3=B3n. A partir de aqu=C3=AD, las interpretacion= es sobre la igualdad adquieren un nuevo contenido al evidenciar que el simp= le reconocimiento formal de los derecho= s y el trato igualitario resultan insuficientes dado que las desigualdades = son resultado de una estructura socioecon=C3=B3mica que distribuye de maner= a desigual los recursos y la riqueza. La idea es que la igualdad debe conve= rtirse en un instrumento garante de la distribuci=C3=B3n equitativa de los = medios materiales de existencia, siendo necesario alterar o actuar sobre la= s situaciones de desigualdad y discriminaci=C3=B3n en origen. 

La Constituci=C3=B3n mexicana de 1912 fue pionera= al incluir derechos sociales como la e= ducaci=C3=B3n (art. 3)

o  las c= ondiciones dignas del trabajo (art. 123). Posteriormente, las Constitucione= s promulgadas tras la Segunda Guerra Mundial introducen cl=C3=A1usulas o ma= ndatos a los poderes p=C3=BAblicos que les compelen a actuar frente a las d= esigualdades sociales. As=C3=AD por ejemplo la Constituci=C3=B3n italiana d= e 1947 en su art=C3=ADculo 3 impone al Estado =E2=80=9Cel deber de actuar p= ara la remoci=C3=B3n de los obst=C3=A1culos de orden econ=C3=B3mico y socia= l que  impiden el pleno  desarrollo  de  la persona humana y  la participaci=C3=B3n efectiva de  los trabajadores en la organizaci=C3=B3n pol=C3=ADtica, ec= on=C3=B3mica y social del pa=C3=ADs=E2=80=9D. La Constituci=C3=B3n espa=C3= =B1ola de 1978 en una redacci=C3=B3n mucho m=C3=A1s parca, pero con el mism= o objetivo afirma en su art=C3=ADculo 9.3 que =E2=80=9Ccorresponde a los po= deres p=C3=BAblicos promover las condiciones para que la libertad y la igua= ldad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectiva= s; remover los obst=C3=A1culos que impidan

o  dificulten&#x= a0; su  pleni= tud  y  = facilitar  la=   participaci=C3=B3n  de  todos  los  ciudadanos  en  la  vida  pol=C3=ADtica, econ=C3=B3mica, cultural y social=E2=80=9D. En esta misma = l=C3=ADnea la gran mayor=C3=ADa de las constituciones de los Estados democr= =C3=A1ticos han incorporado las cl=C3=A1usulas de igualdad material, las cu= ales representan un mandato imperativo para los poderes p=C3=BAblicos de el= iminaci=C3=B3n de las desigualdades sociales. 

La  consagraci=C3=B3n  constit= ucional  del&= #xa0; Estado  social  y&#= xa0; la  impl= ementaci=C3=B3n  del  Estado  del  bienestar representa una de las grandes con= quistas democr=C3=A1ticas y reflejan buena parte de las reivindicaciones de= l movimiento obrero y de las luchas sociales. Entre las acciones implementa= das por el Estado social encuentran, por ejemplo, la redistribuci=C3=B3n de= los ingresos y la riqueza, el reconocimiento de derechos sociales, el camb= io en la estructura de la propiedad o las limitaciones a los poderes econ= =C3=B3micos. 

<= p style=3D"margin-top:27.15pt; margin-left:54pt; margin-bottom:0pt; text-in= dent:-18pt; text-align:justify; line-height:13.5pt">2.1&#= xa0; el desarrollo individual d= e cada persona entonces es v=C3=A1lida y no se requiere ninguna acci=C3=B3n= por parte del Estado o la sociedad en aras a modificar el resultado desigu= al. 

El enfoque de la igualdad de opo= rtunidades no tiene en cuenta que las desigualdades estructurales o de orig= en contin=C3=BAan condicionando el ejercicio individual de las personas una= vez garantizadas las posiciones de partida porque ofrecer las mismas oport= unidades a todos y todas por igual no significa que podr=C3=A1n disfrutar y= ejercitarlas en un marco de igualdad[12]. Las posiciones de partida, aparentemente, iguales  para  todos  y  todas  contin=C3=BAan  siendo  desiguales = ; cuando  la<= /span>  estructura&#= xa0; que  sub= yace  es&#x= a0; la desigualdad estructural.= En la mayor=C3=ADa de las ocasiones tras implementar acciones dirigidas a = la igualdad de oportunidades y no lograr la igualdad de las posiciones ento= nces se acaba culpabilizando a la (mala) actuaci=C3=B3n  individual  de  las  personas  ocultando  los  elementos  <= span style=3D"font-family:Garamond">estructurales  que  promueven  y mant= ienen la desigualdad. La igualdad de oportunidades es una herramienta, sin = duda, necesaria que debe ser actuada. Pero no deja de ser insuficiente cuan= do son las estructuras sociales las que generan profundas  posiciones  de  desigualdad.  En  la  pr=C3=A1ctica=   es  un  modelo  que  acaba  favoreciendo enorme= mente a las clases medias; pero, los colectivos m=C3=A1s despose=C3=ADdos e= hist=C3=B3ricamente discriminados contin=C3=BAan sin poder acceder a los r= ecursos y disfrutar de ellos en condiciones de plena igualdad. Esto es as= =C3=AD porque no se da respuesta a las realidades de discriminaci=C3=B3n o = desigualdad estructural. Siguiendo nuestro ejemplo, la garant=C3=ADa de un = sistema educativo universal y p=C3=BAblico en condiciones de igualdad para = todos y todas no se ha traducido en la inclusi=C3=B3n plena de colectivos como minor=C3=ADas =C3=A9tnicas, poblaci= =C3=B3n de origen gitano o hijos e hijas de las familias pobres. 

Otros de los instrumentos a trav=C3=A9s de los = cuales se act=C3=BAa sobre las desigualdades materiales son las acciones positivas. Estas son entendidas como medidas espec=C3=ADficas que se adoptan en favor= de determinados colectivos que vienen a dar respuesta a situaciones de des= igualdad hist=C3=B3rica. Las acciones positivas tienen su origen en las acc= iones afirmativas (affirmative actions) del= derecho norteamericano antidiscriminatorio en los a=C3=B1os 60. En respues= ta a las demandas del movimiento antirracial en los Estados  Unidos,  el  gobierno  implementa  <= span style=3D"font-family:Garamond">acciones  positivas  con  el  objetivo  de  mitigar  la discrim= inaci=C3=B3n hacia el colectivo afroamericano, siendo la medida m=C3=A1s co= nocida la reserva de plazas en las universidades americanas. Las acciones p= ositivas han sido fuertemente criticadas por generar un efecto de privilegi= o hacia el colectivo favorecido por la acci=C3=B3n. No obstante, la pr=C3= =A1ctica ha demostrado que =C3=A9stas resultan =C3=BAtiles y necesarias cua= ndo la inequidad es tan profunda que los instrumentos tradiciones para hace= r frente a la desigualdad resultan insuficientes o totalmente inocuos[13]<= /span>. Aqu=C3=AD, la inequidad se= encuentra tan unida a las estructuras y jerarqu=C3=ADas sociales que la =C3=BAnica= v=C3=ADa para garantizar la  igualdad = real  es  la  adopci=C3=B3n  dire= cta  de = acciones  qu= e  aseguren&#= xa0; el  acce= so  a  <= /span>los  recursos<= /span>  y  la participaci=C3=B3n en los espaci= os de poder a los colectivos excluidos. 

Bajo la figura de las acciones positivas se reconoce que las condiciones= iniciales no son iguales para todas las personas y, por consiguiente, =C3= =A9stas tratan de restablecer una situaci=C3=B3n de igualdad con acciones e= n favor del grupo menos aventajado[14]. La finalidad es, entonces, asegurar la igualdad no en el pun= to de partida, sino en el punto de llegada. Esto es as=C3=AD, porque la exp= eriencia nos dice que, aun cuando se garantice la igualdad de oportunidades= , las estructuras sociales (el patriarcado, el racismo, el colonialismo, el= sexismo y el sistema capitalista) contin=C3=BAan impidiendo la consecuci= =C3=B3n de la igualdad real.

2.2  El feminismo y l= a lucha por la igualdad real 

De forma temprana los movimientos de mujeres se percataron que no = era suficiente con el reclamo sobre el acceso a los derechos en t=C3=A9rmin= os de igualdad, sino que era necesario = e imprescindible transformar materialmente el espacio p=C3=BAblico y privad= o a trav=C3=A9s de la redefinici=C3=B3n de los roles de g=C3=A9nero. De lo = contrario, la igualdad formal s=C3=B3lo supone adquirir derechos, pero la d= esigualdad continua presente cuando se ejercen. As=C3=AD por ejemplo el reconocimiento del derecho al trabajo remun= erado para las mujeres se consigui=C3=B3 de forma relativamente temprana a = principios del siglo XX. No obstante, no es  suficiente  con  el  reconocimien= to  formal&#x= a0; del  dere= cho  al = trabajo,  si= no  que = es  impresci= ndible profundizar en el an=C3=A1lisis, la denuncia y reivindicaci=C3=B3n s= obre las condiciones en las que las mujeres ejercen  este=   derecho.&#x= a0; Esto  sig= nifica  debatir  sobre  que  tipos=   de  tr= abajos  remunerados  son mayoritariamen= te adjudicados a las mujeres y resulta, entonces, que nos encontramos con l= a figura de los trabajos altamente feminizados que permiten a la mujer acce= der al mundo laboral, pero con peores condiciones  labora= les,  son&#= xa0; trabajos  peor  remuneradas  y  m=C3=A1s  precarizados.  El  reconocimiento = y posterior ejercicio del dere= cho al trabajo por parte de las mujeres trajo consigo tambi=C3=A9n una nuev= a figura de desigualdad definida por la feminista anarquista Alexandra Koll= antai como la doble o triple carga (trabajo, hijos y hogar). Por lo tanto, = la igualdad real conlleva la necesidad de abrir el debate sobre las pol=C3= =ADticas de conciliaci=C3=B3n familiar y de corresponsabilidad del hombre e= n las tareas de cuidados. =  

Si ob= servamos las demandas feministas desde el punto de vista de la igualdad real nos encontramos con un sistema patria= rcal que reserva el espacio p=C3=BAblico para los hombres y la intimidad de= los hogares para las mujeres. Est=C3=A1 dicotom=C3=ADa basada en la divisi= =C3=B3n p=C3=BAblico/privado se refleja en todos los aspectos de la vida de= las mujeres, pero, especialmente, en la divisi=C3=B3n sexual del trabajo. = El trabajo socialmente valorado y asalariado se realiza en el =C3=A1mbito d= e lo p=C3=BAblico y pertenece a los hombres, mientras que en el =C3=A1mbito= privado reservado a las mujeres se desarrolla el trabajo dom=C3=A9stico, e= l cual es desvalorizado tanto desde el punto de vista social como econ=C3= =B3mico. La tarea que entonces inicia para el movimiento feminista (y a=C3= =BAn contin=C3=BAa) es transformar el =C3=A1mbito p=C3=BAblico y privado ha= cia espacios que reflejen la igualdad real entre hombres y mujeres. Esto ha= traducido en el reclamo por la participaci=C3=B3n de la mujer en los espac= ios p=C3=BAblicos y de poder en los t=C3=A9rminos de sus necesidades y real= idades, as=C3=AD como en demandas por la incorporaci=C3=B3n o corresponsabi= lidad de hombre a los espacios privados definidos por el trabajo dom=C3=A9s= tico y/o de cuidados. En todo caso es importante tener en cuenta que el ava= nce en t=C3=A9rminos de igualdad real es muy menor cuando la mujer se incor= pora en el espacio p=C3=BAblico que esta previamente definido por los par= =C3=A1metros masculinos y por los estereotipos construidos por el sistema p= atriarcal. 

Para la teor=C3=ADa y el m= ovimiento feminista la incorporaci=C3=B3n de la igualdad real lleva necesar= iamente a la reflexi=C3=B3n sobre el c=C3=B3mo se reconocen y se ejercen lo= s derech= os. A partir de la d=C3=A9cada = de los noventa la teor=C3=ADa feminista elabor=C3=B3 el concepto de androce= ntrismo para denunciar que los derechos se hab=C3=ADan reconocido a partir = de una concepci=C3=B3n que sit=C3=BAa al hombre como el centro de todas las= cosas y en el que la mirada y la realidad masculina es la =C3=BAnica posib= le y se universaliza o generaliza para las mujeres. Pero, adem=C3=A1s, en e= ste reconocimiento desigual de derechos hay tambi=C3=A9n un patr=C3=B3n ins= titucionalizado de valor cultural que privilegia los rasgos asociados con l= a masculinidad, al tiempo que deval=C3=BAa todo lo codificado como femenino= [15]. Es decir, en el reco= nocimiento de los derechos la tendencia es hacia la universalizaci=C3=B3n d= e lo masculino y hacia la desvaloraci=C3=B3n de los roles asignados a lo fe= menino. 

El feminismo de la igualdad real constat=C3=B3 que el reconocimient= o a las mujeres de los derechos, de los que s=C3=B3lo hab=C3=ADan disfrutad= o los hombres durante generaciones, se = obtuvo en un contexto en donde se interpretan a la luz de las circunstancia= s y capacidades de los varones. De manera que la igualdad formal con los ho= mbres s=C3=B3lo se transformaba en una igualdad real cuando eran capaces de= fingir masculinidad[16]. = En nuestro ejemplo sobre el derecho al trabajo, si las mujeres aspiran a ac= ceder a puestos de poder y mando deben emular o imitar el tipo de liderazgo= que responde a las formas y actitudes masculinas, de lo contrario, dif=C3= =ADcilmente acceden a estos espacios de poder porque se les tilda de poco c= apacitadas para ello.  Asimismo, la carga de trabajo y lo= s largos horarios laborales de los puestos de poder hacen que todas las lab= ores de cuidado acabe en manos de una tercera persona, exactamente igual a = como lo hacen los hombres. La tarea se convierte entonces conseguir que el = reconocimiento y la garant=C3=ADa de los derechos de las mujeres sea en los= t=C3=A9rminos de las realidades y de las necesidades de las mujeres, mas n= o en el marco de una realidad definida por el modelo masculino.

=

El derecho a la salud e= s seguramente uno de los ejemplos  m=C3=A1s claros de com= o un derecho es garantizado teniendo como =C3=BAnica referencia el cuerpo d= el hombre y donde las mujeres hemos tenido que encajar (de mala manera y co= mo hemos podido) en este modelo aparentemente universal. Desde los a=C3=B1o= s noventa del siglo pasado en la medicina se est=C3=A1 produciendo una lent= a transformaci=C3=B3n que cuestiona los estereotipos de g=C3=A9nero present= es en la atenci=C3=B3n sanitaria, la exclusi=C3=B3n de las mujeres de los e= nsayos cl=C3=ADnicos, o la falta de conocimiento suficiente sobre el funcio= namiento del cuerpo de las mujeres[17]. La desigualdad est=C3=A1 presente tanto en el diagn=C3=B3sti= co de las enfermedades como en los tratamientos. En general se desconoce c= =C3=B3mo act=C3=BAan los medicamentos en el cuerpo de las mujeres dado que = los ensayos cl=C3=ADnicos se han realizado mayoritariamente con hombres. Va= rios estudios han puesto en evidencia el sesgo de g=C3=A9nero sobre la dete= cci=C3=B3n del infarto. Los s=C3=ADntomas divulgados desde la ciencia m=C3= =A9dica del ataque cardiaco respond=C3=ADan en realidad a los s=C3=ADntomas= del hombre y nunca se estudi=C3=B3 que pasa en los cuerpos de las mujeres<= /span>= [18]. Tambi=C3=A9n hay un s= esgo de g=C3=A9nero en el diagn=C3=B3stico de patolog=C3=ADas como el c=C3= =A1ncer o las enfermedades cr=C3=B3nicas lo que conlleva a que sean detecta= das m=C3=A1s tarde en mujeres. Hasta hace muy poco el espectro autismo era = predominantemente un s=C3=ADndrome masculino (tres hombres por cada una muj= er) cuando en realidad, dicha diferencia respond=C3=ADa a que las evaluacio= nes se reg=C3=ADan por criterios que respond=C3=ADan a los par=C3=A1metros = de comportamiento en hombre y las mujeres eran diagnosticadas con depresi= =C3=B3n u ansiedad[19]. 

<= span style=3D"font-family:Garamond">Por lo tanto, la lucha por la igualdad = entre hombres y mujeres no es s=C3=B3lo por el reconocimiento formal de los= mismos derechos, sino porque el ejercicio de estos se realice en condicion= es de igualdad. Esto supone necesariamente eliminar las asignaciones de rol= es en el espacio p=C3=BAblico y privado, as=C3=AD como abogar por un nuevo = contenido y aplicaci=C3=B3n de los derechos que elimine los sesgos introduc= idos por la estructura patriarcal, sexista y androc=C3=A9ntrica. 

  1. La igualdad como di= ferencia. 
La desigualdad (y por ende= la igualdad) es un concepto relacional, es decir, una persona se encuentra= en una posici=C3=B3n de desigualdad (de derechos, bienes o poder) frente a= otra persona. La respuesta frente a las desigualdades ha sido la asimilaci= =C3=B3n o equiparaci=C3=B3n de las posiciones a trav=C3=A9s del reconocimie= nto de los derechos o de la redistribuci=C3=B3n de los bienes o del poder d= enegado. Sin embargo, la cuesti=C3=B3n se complejiza cuando se constata que= en este ejercicio de nivelaci=C3=B3n de las posiciones se construye sobre = un modelo que incluye y reconoce =C3=BAnicamente las necesidades y vivencia= s del grupo dominante, del colectivo con poder suficiente como para imponer= su visi=C3=B3n de los derechos y de la igualdad. Este grupo se identifica = con la figura del hombre occidental, blanco, heterosexual y propietario, de= manera que cualquier acci=C3=B3n o manifestaci=C3=B3n en favor de la igual= dad (formal y material) entendida como un simple ejercicio de equiparaci=C3= =B3n supone en muchas ocasiones un proceso de asimilaci=C3=B3n de los colec= tivos excluidos a ese molde hegem=C3=B3nico que se tilda de universal.

De  hecho,<= span style=3D"font-family:Garamond">  las  desigualdades  son  tambi=C3=A9n&#x= a0; el  resul= tado  o = 0; el  reflej= o  de  <= /span>un  proceso  en  el  que  el reconocimiento de los derechos ha perseguido, negado o desvalor= izado todas aquellas expresiones que no encajan en el modelo hegem=C3=B3nic= o. La relaci=C3=B3n co= n el otro no hegem=C3=B3nico (la musulmana, la lesbiana, el migrante, la in= d=C3=ADgena) se ha construido desde la devaluaci=C3=B3n, denegaci=C3=B3n o = el desprecio, de manera que los enfoques de la igualdad que omiten las dife= rencias acaban reforzando la desigualdad al exigir la asimilaci=C3=B3n al m= odelo del grupo dominante, modelo disfrazado de un falso universalismo[21]= .  En est= a l=C3=ADnea la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido, por= ejemplo, que la discriminaci=C3=B3n contra los pueblos ind=C3=ADgenas u or= iginarios no es s=C3=B3lo una cuesti=C3=B3n de acceso a los derechos en con= diciones de igualdad, sino que tiene origen en el desprecio frente a las fo= rmas de organizaci=C3=B3n social y cultural distintas a las socialmente est= ablecidas[22]. 

Los reclamos de la igualdad entendida desde los tratos diferenciados dan origen en las = pol=C3=ADticas de identidad[23] o en la teor=C3=ADa del reconocimiento[24]. Aqu=C3=AD, el eje es el desarrollo de pol=C3=ADtica= s y legislaci=C3=B3n que den lugar a un modelo que reconozca e integre de m= anera adecuada las diferentes identidades o expresiones culturales. Un mode= lo que permita ejercer la diferencia en un plano de igualdad. El reconocimi= ento de la diversidad pone sobre la mesa las demandas y sobre todo las omis= iones respecto de los grupos minoritarios. Las desigualdades y opresiones n= o se basan o sustentan =C3=BAnicamente en cuestiones econ=C3=B3micas como s= e hab=C3=ADa defendido desde las teor=C3=ADas contractualistas. La igualdad= tiene tambi=C3=A9n otra cara, hasta ahora omitida o negada, y es la de las opresiones culturales. A partir de aqu= =C3=AD, la igualdad tambi=C3=A9n tiene que ver con el reconocimiento y la p= rotecci=C3=B3n de las lenguas y religiones minoritarias, de todas las expre= siones de la cultura ind=C3=ADgena o de las minor=C3=ADas =C3=A9tnicas, ent= re otros. En esta l=C3=ADnea, los movimientos migratorios generalizados a <= /span>partir de la d=C3=A9cada de los 70 han p= uesto de manifiesto que el debate sobre la igualdad no es s=C3=B3lo (aunque= tambi=C3=A9n) una cuesti=C3=B3n de reconocimiento de derechos, sino tambi= =C3=A9n una lucha por la libertad que impida que se les asimile a la cultura y lengua dominantes[25]. 

E= l resultado es que la igualdad no puede ser entendida =C3=BAnicamente como = tratos equivalentes o equiparables de determinados colectivos bajo una idea= abstracta y general de equiparaci=C3=B3n. Por el contrario, atacar las des= igualdades significa tambi=C3=A9n la revalorizaci=C3=B3n de los otros y la = deconstrucci=C3=B3n del sujeto dominante como =C3=BAnico modelo v=C3=A1lido= . En este sentido, el enfoque sobre las desigualdades debe incluir instrume= ntos o v=C3=ADas que garanticen la diferencia de trato y eviten una aparent= e igualaci=C3=B3n que  no  refleja  las  caracter=C3=ADsticas,  demandas  y  reivindicaciones  de  <= span style=3D"font-family:Garamond">los  colectivos  que  = padecen  la desigual= ad. La igualdad como diferencia supone justamente huir de los imperativos d= e la equiparaci=C3=B3n y entrar en un =C3=A1mbito donde se reconoce y se da cabida a la diferencia y a la diversi= dad. 

Las teor=C3=ADas multiculturales o= interculturales, nacidas en el marco del liberalismo pol=C3=ADtico, propon= en reinterpretar los criterios de una sociedad euroc=C3=A9ntrica y jud=C3= =ADo cristiana para dar cabida a otras formas de expresi=C3=B3n cultural y = religiosa provenientes del fen=C3=B3meno migratorio[26]. La pol=C3=ADtica de la diferencia invita a r= eevaluar las identidades injustamente devaluadas y restablecer el reconocim= iento de las formas culturales distintas, las cuales han sido pasadas por a= lto, objeto de glosas y asimiladas por u= na identidad dominante o mayoritaria[27]. Las demandas de igualdad desde la diferencia se reflejan ta= mbi=C3=A9n en las reivindicaciones de los movimientos LGTBI que reclaman no= s=C3=B3lo la igualdad formal y real, sino tambi=C3=A9n pol=C3=ADticas basa= das en la diferencia que reflejen el respeto hacia su identidad y pongan fi= n a las normas y conductas sociales construidas desde el modelo hegem=C3=B3= nico de la heterosexualidad. La teor=C3=ADa queer nacida del movimiento con= tra- cultural de la d=C3=A9cada de los 80 en el Reino Unido constituye un desaf=C3=ADo, sin precedentes, para el b= inarismo al proponer la deconstrucci=C3=B3n de los conceptos de g=C3=A9nero= y sexo. 

Hasta el momento la respuesta d= e los Estados frente a las demandas de diversidad y diferencia se refleja  =C3=BAnicamente  en  la  posibilidad  de  introducir  excepciones  a  las  reglas  generales  o  a  una reformulaci=C3= =B3n muy limitada del contenido de los derechos, sin replantear los modelos= hegem=C3=B3nicos dotados de universalidad. Por ejemplo, se hacen reformas = para introducir los men=C3=BAs halal en= los colegios, pero no se cuestionan las bases del racismo estructural haci= a la poblaci=C3=B3n migrante de origen musulmana. Otra pol=C3=ADtica de la = excepcionalidad es la reserva espacios en los cementerios para otras religi= ones, pero no se aborda el fondo de las relaciones privilegiadas entre el E= stado y la religi=C3=B3n mayoritaria.  Algunos miembros d= e los colectivos ind=C3=ADgenas han accedido a la educaci=C3=B3n formal a t= rav=C3=A9s de la promoci=C3=B3n de las pol=C3=ADticas de cuotas, pero el co= ntenido y orientaci=C3=B3n colonial de los curr=C3=ADculos no son revisados= . 

= La pol=C3=ADtica de la excepci=C3=B3n = se traduce en la denominada =E2=80=9Cinclusi=C3=B3n del contrario=E2=80=9D,= se incluye a no hegem=C3=B3nico a partir de tratos diferenciados, pero man= teniendo la jerarqu=C3=ADa y sin modificar de manera sustancial la l=C3=B3g= ica y funcionamiento del Estado y la sociedad<= /a>[28]. La incorporaci=C3=B3n de la diversidad supone ir m= =C3=A1s all=C3=A1 e idear v=C3=ADas o mecanismos que sometan a los par=C3= =A1metros sociales y culturales a revisiones con la finalidad de llegar a a= cuerdos o pactos que permitan el ejercicio de la diversidad cultural,  de  <= span style=3D"font-family:Garamond">g=C3=A9nero,  sexual,=  entre = otras,  bajo=   unas  = pautas  compa= rtidas  que &= #xa0;incluyan  tambi=C3=A9n  la reformulaci=C3=B3n de las estructuras = de la cultura o la sociedad dominante. El reconocimiento de la igualdad  en  la  diversidad  conlleva  <= /span>la  revaloriza= ci=C3=B3n  de  las  e= xpresiones  culturales  que  han  sido socialmente devaluadas, as=C3=AD como l= a ampliaci=C3=B3n de los espacios de decisi=C3=B3n y de poder para que refl= ejen las otras voces, las de los colectivos no hegem=C3=B3nicos. Para ello = es imprescindible el desarrollo de pol=C3=ADticas de reconocimiento hacia l= as identidades diversas que reflejen el igual derecho de todos a la afirmac= i=C3=B3n y a la tutela de la propia identidad<= /a>[29].

3.1 Las aportaciones de la diferencia y de l= a diversidad. El feminismo negro y decolonial.

El feminismo construido como un movimiento = que s=C3=B3lo responde a las realidades de las mujeres blancas es una denun= cia que se encuentra ya en el seno de su origen. En 1850 Sojoneur Truth la = =C3=BAnica mujer negra que fue admitida en la primera Convenci=C3=B3n Nacio= nal de Derecho de la Mujer y denunci=C3=B3 en su discurso la marcada orient= aci=C3=B3n racista del naciente movimiento feminista. En su intervenci=C3= =B3n evidenci=C3=B3 que el punto de partida de las desigualdades de las muj= eres negras era diametralmente diferente al de las mujeres blancas. La base= de su desigualdad no era la existencia de estereotipos de g=C3=A9nero haci= a las mujeres sino una cuesti=C3=B3n de reconocimiento. Las mujeres negras = no eran reconocidas ni tan s=C3=B3lo como mujeres, eran vendidas en el merc= ado de esclavos en el espacio que corre= spond=C3=ADa a la venta de animales y, por lo tanto, su punto de partida er= a el de NO mujer y su reivindicaci=C3=B3n se centrada en el derecho a ser r= econocidas como mujeres. El camino que deb=C3=ADan recorrer las mujeres neg= ras era opuesto al camino de las mujeres blancas, pero la hegemon=C3=ADa er= a del movimiento blanco. El resultado fue la universalizaci=C3=B3n de las d= emandas como ejes de desigualdad entre hombres y mujeres, pero que realidad= solo respond=C3=ADan a las necesidades de las mujeres blancas. 

El an=C3=A1lisis de las desiguales de las mujeres= en t=C3=A9rminos de reconocimiento y diferencia se introducen a partir del= feminismo negro. El feminismo negro nace en el contexto de la esclavitud, = pero no ser=C3=A1 hasta la d=C3=A9cada de los 70 y 80 del SXX cuando su dis= curso entra con fuerza a cuestionar las estructuras de desigualdad existent= es desde dos ejes: el primero la desigualdad entre las mujeres negras y los= hombres y, el segundo, la desigualdad entre las mujeres blancas y las muje= res negras. El movimiento de mujeres negras nace de la confluencia entre el= feminismo y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. En el mar= co de estos dos movimientos las mujeres negras denuncian que ni las reivind= icaciones de las luchas feministas, ni las del movimiento por los derechos = civiles<= /span> reflejan sus necesidades, sus v= ivencias y sus discriminaciones. Para las feministas negras los hombres neg= ros pueden ser v=C3=ADctimas del racismo, pero el sexismo les permite actua= r como explotadores y opresores de las mujeres. Al mismo tiempo, las mujere= s blancas pueden ser v=C3=ADctimas del sexismo, pero el racismo les permite= actuar como explotadoras y opresoras de la gente negra[30]. La frase =E2=80=9Cni todas las mujeres son blanca= s, ni todos los hombres son negros=E2=80=9D resulta clarificadora de c=C3=B3mo ambos movimientos se apropi= aron y excluyeron las demandas y necesidades de las mujeres negras o afroam= ericanas. 

Autoras como Bell Hooks (198= 1; 1984), Audre Lorde (1982), Angela Davis (1983) y Elisabeth Spelman (1988= )  denunciaron  como  el  racismo  presente<= span style=3D"font-family:Garamond">  en  el  movimiento  feminista  les  exclu=C3=ADa=   y  las interiorizaba por ser negras. = La centralidad del movimiento blanco, por un lado, y masculino, por el otro= , se tradujo en la omisi=C3=B3n de las necesidades de las mujeres negras ta= nto de las reivindicaciones anti raciales como de las feministas, una omisi= =C3=B3n que no resultaba ingenua o neutral para ninguno de los dos movimien= tos, sino que ten=C3=ADa en su base las estructuras del sistema patriarcal = y racista. Estas autoras pusieron de presente que en las relaciones de opresi=C3=B3n o de desigualdad convergen ju= nto con el g=C3=A9nero otros elementos como la raza o la clase. 

Posteriormente, Kimberl=C3=A9 Crenshaw acu=C3=B1= =C3=B3 e= l t=C3=A9rmino discriminaci=C3= =B3n interseccional indicando que la tendencia a tratar g=C3=A9nero y raza = como categor=C3=ADas mutuamente excluyentes produc=C3=ADa problemas tanto p= ara  la = teor=C3=ADa  feminista  como  en  las  pol=C3=ADticas  antirraciales.<= /span>  El  problema  de  la  discriminaci=C3=B3n unidireccional es= que limita el examen de las discriminaciones a las experiencias de los mie= mbros m=C3=A1s privilegiados de las minor=C3=ADas (los hombres negros y las= mujeres blancas) al tiempo que se margina del an=C3=A1lisis de aquellas qu= e sufren m=C3=BAltiples barreras y que no pueden ser comprendidas bajo un s= olo rasgo de discriminaci=C3=B3n aislado[32].

El an=C3=A1lisis aportado por el feminismo negro sobre la discrimina= ci=C3=B3n m=C3=BAltiple o interseccional se ha traducido en uno de los prin= cipales avances para hacer frente a los tratos discriminatorios. La Corte I= nteramericana de Derecho Humanos en Gonzales Lluy y otros c. Ecuador, sobre una menor de edad contagiada en la transf= usi=C3=B3n de sangre del VIH que deriv=C3=B3 en una situaci=C3=B3n de estig= matizaci=C3=B3n social, se afirm=C3=B3 que: =E2=80=9Cconfluyeron en forma i= nterseccional m=C3=BAltiples factores de vulnerabilidad y riesgo de discrim= inaci=C3=B3n asociados a su condici=C3=B3n de ni=C3=B1a, mujer, persona en = situaci=C3=B3n de pobreza y persona con= VIH. La discriminaci=C3=B3n (=E2=80=A6) no s=C3=B3lo fue ocasionada por m= =C3=BAltiples factores, sino que deriv=C3=B3 en una forma espec=C3=ADfica d= e discriminaci=C3=B3n que result=C3=B3 de la intersecci=C3=B3n de dichos fa= ctores, es decir, si alguno de ellos no hubiese existido, la discriminaci= =C3=B3n habr=C3=ADa tenido una naturaleza diferente=E2=80=9D[33]. 

La cr=C3=ADtica al feminismo como un movimiento que ubica a la mujer bl= anca occidental en el centro del estudio de las desigualdades basadas en el<= span style=3D"font-family:Garamond"> g=C3=A9nero es tambi=C3=A9n la base de= feminismo poscolonial. Aqu=C3=AD, el e= je de estudio son las desigualdades de las mujeres no occidentales blancas,= pero teniendo como marco de an=C3=A1lisis las teor=C3=ADas de la coloniali= dad del poder y la cr=C3=ADtica al modelo capitalista. Este nuevo eje permi= te pensar y explicar el feminismo desde la voz de las mujeres del sur globa= l y adem=C3=A1s aporta una mirada sobre como la configuraci=C3=B3n del sist= ema capitalista profundiza en las opresiones hacia las mujeres. Para el fem= inismo decolonial no es posible pensar en un verdadero modelo de igualdad e= ntre hombres y mujeres sin cuestionar tambi=C3=A9n las relaciones coloniale= s y capitalistas. De lo contrario la transformaci=C3=B3n social frente a la= s desigualdades se limitar=C3=A1 =C3=BAnicamente a la mujer blanca, laica, = rica y occidental. 

Lejos de una imagen= de liberaci=C3=B3n del sometimiento de = las mujeres, los procesos colonizadores sucedidos entre los siglos XV y XVI= II profundizaron sobre las desigualdades existentes entre hombres y mujeres= . La marcada diferencia entre el espacio p=C3=BAblico (hombres) y privado (= mujeres y devaluado) fue una imposici=C3=B3n de la colonizaci=C3=B3n que no= exist=C3=ADa en los pueblos colonizados y que ha contribuido enormemente  a  profundizar  en  las  desigualdades  de=   las  <= /span>mujeres  del s= ur global[34].  El  feminismo decolonial es consciente que la des= igualdad antes de los procesos de colonizaci=C3=B3n exist=C3=ADa, pero con = formas distintas a las occidentales. Aqu=C3=AD, la denuncia se centra en c= =C3=B3mo la colonizaci=C3=B3n penetr=C3=B3, transform=C3=B3 y ahondo las in= equidades entre hombres y mujeres para hacerlas a su imagen y semejanza. 

<= span style=3D"font-family:Garamond">El sujeto del feminismo no puede ser = =C3=BAnico y centrado en la mujer occidental. Por el contrario, desde el fe= minismo decolonial se definen nuevos modelos de mujer (ind=C3=ADgena, musul= mana, inmigrantes) que hab=C3=ADan sido visibilizadas mostrando la realidad= de una diversidad cooptada por todo el= movimiento feminista europeo y norteamericano. La publicaci=C3=B3n bajo lo= s ojos de occidente[35] Ch= andra Talpete, soci=C3=B3loga hind=C3=BA, denunci=C3=B3 la imagen colonial = y estereotipada que se tienen desde el feminismo occidental de la mujer del= sur. Esto es una mujer subdesarrollada, sumisa y que desconoce o ignora la= s opresiones y desigualdad a las que est=C3=A1 sujeta. Desde una visi=C3=B3= n colonial, el par=C3=A1metro de medici=C3=B3n de la liberaci=C3=B3n de la = mujer es la experiencia de la mujer blanca occidental. 

La visi=C3=B3n feminista occidental construye una escaler= a para valorar desde su centralidad los avances y retrocesos del resto de m= ujeres. La clave de esta escalera es que se introduce una mirada colonial d= e manera que entre m=C3=A1s alejadas se est=C3=A1 del est=C3=A1ndar impuest= o por la cultura occidental m=C3=A1s oprimida se entiende que esta la mujer= . As=C3=AD se clasifican las opresiones de las otras mujeres mujer migrante= , latina, africana, musulmana, asi=C3=A1tica en base a los par=C3=A1metros = construidos como universales por occidente. Entre m=C3=A1s lejos estas de m= i cultura occidental entiendo que las opresiones o desigualdades que vives = son mayores. 

<= p style=3D"margin-top:6pt; margin-bottom:0pt; text-align:justify; line-heig= ht:14.5pt">Para cerrar este apartado c= abe concluir que los ejes tanto del feminismo negro como el decolonial se c= entran en la necesidad de construir un movimiento por la igualdad de las mu= jeres que en que interseccionen tambi=C3=A9n las opresiones producidas por = el racismo, el colonialismo y el capitalismo. Las desigualdades son multifa= ctoriales y el resultado de la interacc= i=C3=B3n de varios ejes de opresi=C3=B3n que sit=C3=BAa a las personas en posiciones distintas que deben ser aborda= das haciendo frente a todos los ejes de desigualdad.  En<= /span>  =C3=BAltimas=   los  d= enominados  feminismos  contrahegem=C3= =B3nicos  introducen  una  tarea pendiente  para  el<= span style=3D"font-family:Garamond">  movimiento  feminista  occi= dental  basada  en  e= l  reconocimiento  de  los  otros feminismos, de las otras desigualdades, per= o tambi=C3=A9n y, sobre todo, que el feminismo blanco europeo y norteameric= ano entienda que sus demandas pertenecen a s=C3=B3lo una parte del global d= e las mujeres y que sus vivencias y realidades no pueden, ni deben ser extr= apoladas al resto. 

Conclusiones=  

En est= e art=C3=ADculo se explican algunos apuntes y reflexiones compartidas con A= na S=C3=A1nchez sobre el alcance y las transformaciones de la igualdad. Los= diferentes enfoques que se han descrito no suponen enfoques contrapuestos,= la igualdad como equiparaci=C3=B3n, como diferencia o incluso como garant= =C3=ADa de la libertad, no significa que nos ubiquemos en un espacio de con= tradicci=C3=B3n entre ellas. La integraci=C3=B3n entre un trato igualitario= , la redistribuci=C3=B3n y del reconocimiento son todas ellas expresiones d= e una ampliaci=C3=B3n  necesaria  de  la  idea  de  justicia,  y  estos  conceptos  se  configuran  como  dimensiones mutuamente irreductible= s de la justicia[36].  La respuesta ante la desigualdad depender=C3=A1 de las rela= ciones de poder que subyacen tras las inequidades, de manera que =E2=80=9C<= /span>tenemos el de= recho a ser iguales cuando las diferencias nos inferiorizan y a ser distint= os cuando la igualdad nos descaracteriza=E2=80=9D[37]. Ni= nguna de las dimensiones de la igualdad, ni la formal que persigue el trato= igualitario, ni la igualdad material que persigue la redistribuci=C3=B3n, = ni la igualdad como diferencia que reivindica el reconocimiento pueden por = s=C3=AD solas eliminar las desigualdades; pero, adem=C3=A1s, la omisi=C3=B3= n o exclusi=C3=B3n de una de ellas nos puede llevar a una idea limitada de = igualdad.

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<= a href=3D"#_ftnref1" style=3D"text-decoration:none">[1]  = PISARELLO  PADROS,  Gerardo  (2011):  Un  largo  termidor.=   La  ofensiva  del  co= nstitucionalismo  antidemocr=C3=A1tico (Madrid, Trotta) pp. 80-87.

[2] SOYSAL, Yasemin (2012): =E2=80=9CCitizenship, immigration and the Eur= opean social Project: rights and obligations of individuality=E2=80=9D, The British Journal of Sociology, vol. 63, N=C2=BA 1: pp.1-21.

[3= ] BOSNIAK, = Linda (2007): =E2=80=9CBeing Here: Ethical Territoriality and the Rights of= Immigrants=E2=80=9D, Theoretical Inquiries in Law, vol. 8, N=C2=BA 2: pp. 389-410.

[4] BELLAMY, Richard (2008): Citizenship. = A Very short introduction (Oxford, Oxford University Press).

<= a href=3D"#_ftnref5" style=3D"text-decoration:none">[5] YOUNG, Iris M= arion (2005): =E2=80=9CStructural Injustice and the Politics of Difference= =E2=80=9D. Paper for the AHRC Centre for Law, Gender, and Sexuality Int= ersectionality Workshop, N=C2=BA 21/22, Keele University: United Kingdom.

[6]&#= xa0; PISARELLO<= /span>  PADROS,  Gerardo  (2011):  Un  largo  <= /span>termidor.  La  ofensiva  del&= #xa0; constitucionalismo  antidemocr=C3=A1tico (Madrid, Trotta) pp. 24-28= .

[7] P=C3=89REZ LU=C3=91O, Antonio (2005): = Dimensiones de la Igualdad (Madrid, Dykinson) pp. 51-56. 

[8] RAWLS, Jhon (1971): Teor=C3=ADa de la Justicia (M=C3=A9xico. Fondo de Cultura Econ=C3=B3mica, Segunda Edici= =C3=B3n S=C3=A9ptima Reimpresi=C3=B3n).

[10] PONS PARERA, Eva (2014): =E2=80=9CIgualdad y no discriminaci=C3=B3n= por raz=C3=B3n de sexo: nociones jur=C3=ADdicas b=C3=A1sicas=E2=80=9D, en = SANCHEZ, Ana y PUMAR Nuria, An=C3=A1lisis Feminista del Derecho. Teor= =C3=ADas, igualdad, interculturalidad y violencia de g=C3=A9nero (Barcelona. Universidad d= e Barcelona).&#= xa0;

[11] RAWLS, Jhon (1971): Teor=C3=ADa de la Justicia<= /span> (M=C3=A9xico. F= ondo de Cultura Econ=C3=B3mica, Segunda Edici=C3=B3n S=C3=A9ptima Reimpresi= =C3=B3n).

[12] PONS PARERA, Eva (2014): = =E2=80=9CIgualdad y no discriminaci=C3=B3n por raz=C3=B3n de sexo: nociones= jur=C3=ADdicas b=C3=A1sicas=E2=80=9D, en SANCHEZ, Ana y PUMAR Nuria, A= n=C3=A1lisis Feminista del Derecho. Teor=C3=ADas, igualdad, interculturalid= ad y violencia de g=C3=A9nero (Barcelona. Universidad de Barcelona). 

<= a href=3D"#_ftnref13" style=3D"text-decoration:none">[13]<= /span> PUMAR, Nuri= a (2022): =E2=80=9CAcciones positivas para las mujeres en el empleo y la Se= guridad Social. Apuntes de Derecho Europeo=E2=80=9D, en Revista Iustiti= a et Pulchritudo, vol. 3, No. 1. 

[14] PONS PARERA, Eva (2014): =E2=80=9CIgualdad y no discriminac= i=C3=B3n por raz=C3=B3n de sexo: nociones jur=C3=ADdicas b=C3=A1sicas=E2=80= =9D, en SANCHEZ, Ana y PUMAR Nuria, An=C3=A1lisis Feminista del Derecho= . Teor=C3=ADas, igualdad, interculturalidad y violencia de g=C3=A9nero (Barcelona. Univers= idad de Barcelona). pp.48

= [15]= &#x= a0;FRASER,  Nancy=  = (2006):  =E2=80=9CLa  justicia  social  en  la  era  de  la  pol=C3=ADtica  de  <= /span>la  = ;identidad:  redi= stribuci=C3=B3n, reconocimiento y participaci=C3=B3n=E2=80=9D, =C2=BFRe= distribuci=C3=B3n o reconocimiento?, un debate pol=C3=ADtico filos=C3=B3fic= o. (Madrid, Edi= ciones Morata), p. 29

[16] JAMES, Susan (2013): =E2=80=9CFemin= ismos=E2=80=9D en BALL Trence y BELLAMI, Ricard (2013): Historia del P= ensamiento pol=C3=ADtico del Siglo XX. (Madrid, Edici=C3=B3n Akal), pp. 518

[17]  S=C3= =81NCHEZ  = AR=C3=81NGUEZ,<= /span>  Tasia  (2018):  =E2=80=9CLa  reivindicaci=C3=B3n  = 0; del  derecho  a  la  <= /span>salud=E2=80=9D, =  Revista internacional de filosof=C3=ADa, N=C2=BA 22, pp. 239-251. 

[18] Ser mujer es perjudicial para su salud, EL PA=C3=8DS (1/03/2020)

[19] Mujeres que descubren a los 40 a=C3= =B1os que tienen autismo porque las evaluaciones se rigen por criterios mac= histas, P=C3=9AB= LICO (31/10/202= 1) 

[20]  SOUSA  SANTOS,  Bonaventura  (1997):  =E2=80=9CEpistemolog=C3=ADa  y  Femin= ismo=E2=80=9D.  Revista  Con:  Utopia =  y  P=C3= =A1xis <= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt; font-style:italic">Lati= noamericana, N<= /span>o 2, pp.74-75.

=

[21] YOUNG, Iris Marion (2005): =E2=80=9CStructural Injustice and the Politics= of Difference=E2=80=9D. Paper for the AHRC Centre for Law, Gender, and= Sexuality Intersectionality Workshop, N=C2=BA 21/22, Keele University: United Kingdom.

[22]  COMUNIDAD  MOIWANA  VS. S<= /span>URINAME  (2005):  Corte  = Interamericana =  d= e  DD.HH.,  Excepciones Preliminares,  Fondo,  Reparaciones  y  <= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt">Costas,  <= /span>Serie &#= xa0;C &= #xa0;No  124;  = YATAMA  VS. NICARAGUA  (2005):  Corte Interamericana  de  DD.HH.,&#x= a0; Excepciones=   <= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt">Preliminares,  Fondo,  Reparaciones  y=   Costas,<= /span>  Serie  C  No 127; COMUNIDAD I<= /span>NDIGENA YAKYE AXA VS.PARAGUAY (2005): Corte Interamericana de DD.HH., Excepciones Prelimina= res, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C No 125

[23] TULLY, James (2013): =E2= =80=9CPol=C3=ADticas de identidad=E2=80=9D en BALL Trence y BELLAMI, Ricard= (2013): Historia del Pensamiento pol=C3=ADtico del Siglo XX. (Madrid, Edici=C3=B3n Ak= al) pp. 527 = 0;

[24] FRASER, N= ancy y HONNETH, Axel (2006)= : =C2=BFRed= istribuci=C3=B3n o Reconocimiento?, un debate pol=C3=ADtico filos=C3=B3fico= . (Madrid, Edic= iones Morata)

[25] TULLY, James (2013): =E2=80=9CPol=C3=ADtica= s de identidad=E2=80=9D en BALL Trence y BELLAMI, Ricard (2013): Histor= ia del Pensamiento pol=C3=ADtico del Siglo XX. (Madrid, Edici=C3=B3n Akal) pp. 527<= span style=3D"font-family:Garamond; font-size:11pt"> 

[26]  TAYLOR,  Ca= rles. (1992)  El  multiculturalismo  y  =E2=80=9Cla  pol=C3=ADtica  = del=   reconocimiento=E2=80=9D.  (M=C3=A9xico,&= #xa0; Fondo  de  cultura econ=C3=B3mica, Edici=C3=B3n 2009); KYML= ICKA, Will. (1995): Multicultural Citizenship. A Liberal Theory of Mino= rity Rights (Ox= ford, Oxford University Press)

[27]  TAYLOR,  Carles. (1992)  El  = mul= ticulturalismo  y  =E2=80=9Cla  = pol= =C3=ADtica  del  reconocimiento=E2=80=9D.  (M=C3=A9xico,  Fondo  de  cultura econ=C3=B3mi= ca, Edici=C3=B3n 2009)

[28]  = NOGUERA =  FERN=C3= =81NDEZ,  Albert  (2017):  =E2=80=9CEl  nuevo  constitucionalismo  multicultural:  =C2= =BFreforma  o revoluci=C3=B3n? reflexionando acerca de los l=C3=ADmites del c= onstitucionalismo=E2=80=9D, en Revista de la Facultad de Derecho y Cien= cias Pol=C3=ADticas: Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, N=C2=BA. 9, p.139= .  =

[29] FERRAJOLI, Luigi (1999): Derechos y Garant=C3=ADas. La ley = del m=C3=A1s d=C3=A9bil. (Madrid. Editorial Trotta, Quinta Edici=C3=B3n) pp.76.

[30] HOOKS, Bell (1981): Ain't I a Woman?= (New York, Routledge)=

[31]  JOBARDO, Mercedes (2012): Feminismos ne= gros. Una antolog=C3=ADa (Madrid. Editorial Traficantes de sue=C3=B1os). 

[32] LA BARBERA, Mar=C3=ADa Caterina (2016): =E2=80=9CLa intersec= cionalidad, un =E2=80=9Cconcepto viajero=E2=80=9D: or=C3=ADgenes, desarroll= o e implementaci=C3=B3n en la Uni=C3=B3n Europea=E2=80=9D.  In= terdisciplina, = vol. 4, N=C2=B0 8, pp. 103-120; LA BARBERA, Mar=C3=ADa Caterina (2017). =E2= =80=9CInterseccionalidad =3D Intersectionality=E2=80=9D. EUNOM=C3=8DA. = Revista En Cultura De La Legalidad, N=C2=BA12, pp. 191- 198. 

[33]=  GONZALES  LLUY  Y  OTROS  VS. E  (2015): =  Co= rte   de  DD.HH.,  Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costa= s, Serie C No 298 =

[34] LUNGONES, Mar=C3=ADa (2010): =E2=80= =9CColonialidad y g=C3=A9nero=E2=80=9D, en CAIRO Heriberto y GROSFOGUEL Ram= =C3=B3n (edit.), Descolonizar la modernidad, descolonizar Europa: un di= =C3=A1logo Europa-Am=C3=A9rica Latina (Madrid, IEPALA Editorial) pp. 57-84. 

[35] TALPADE MOHANTY, Chandra (1984): =E2=80=9CUnder Western Eyes= =E2=80=9D, Boundary 2, vol. 12/13.

[36]  = FRASER, =  Nancy  (20= 06):  =E2=80=9CLa  justicia  social  en  la  era  de  la  pol=C3=ADtica  de  la  = identidad:  redis= tribuci=C3=B3n, reconocimiento y participaci=C3=B3n=E2=80=9D, =C2=BFRed= istribuci=C3=B3n o reconocimiento?, un debate pol=C3=ADtico filos=C3=B3fico= . (Madrid, Edic= iones Morata), p.43.

[37]  SOUSA  SANTOS,  Bonaventura  = ;(1997): =E2=80= =9CEpistemolog=C3=ADa  y  Feminismo=E2=80=9D.  = Revista  Con:  Utopia  y  P=C3=A1xis Latinoamericana, No 2= , pp.74-75.

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