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La
Antigua (ISSN 1010-8483; e- ISSN L 2710-7612
N° 84, Julio- Dici=
embre
2020
pp.
8 - 13
<= o:p>
Prof. Nelson=
Da
Fonte R., docente de la USMA
Re= sumen:<= o:p>
La
investigación es puntal firme en la educación universitaria. Se realiza una
aproximación sobre la función de la investigación en la Universidad Católica
Santa María La Antigua como signo de excelencia académica en su propósito de
impartir una formación integral. A
partir de este objetivo, se extiende la visión hacia la consideración del p=
apel
de los centros universitarios en la actualidad.
Pa=
labras
clave: educación universidad investigación integral calidad excelencia
Ab=
stract:
Re=
search
is the mainstay of university education. An approach is made on the role of
research at Universidad Católica Santa María La Antigua as a sign of academ=
ic
excellence in its purpose of imparting comprehensive training. From this
objective, the vision is extended to the consideration of the role of
university centers today.
Ke=
ywords: education
university comprehensive research quality excellence
Introducción
La Universidad de Santiago de Compostela imparte una Maestría en Calida=
d y
Excelencia Educativa que, gracias al beneplácito de nuestras Autoridades
Académicas, tuve oportunidad de cursar. Para el trabajo de graduación reali=
cé
un estudio sobre la “Investigación en la Universidad Católica Santa María La
Antigua de Panamá y su aporte a la calidad educativa hacia la excelencia”. =
El
estudio tenía por objetivo conocer hasta qué punto en nuestra Universidad la
labor investigativa es gestora de pensamiento y creadora de saberes. Estudi=
ar
qué factores pueden colaborar a un mayor desarrollo de la investigación en =
las
unidades académicas, como contribución a la calidad educativa. Para mi trab=
ajo
he utilizado buscadores de acceso abierto, con el filtro de la cercanía en =
el
tiempo: 2018 y 2017. Descarté aspectos no tan relevantes y fechas anteriore=
s.
Reservé algunos de esos elementos bibliográficos para su uso posterior como
material complementario.
El estudio, en cuatro secciones, comienza por la verificación de los an=
tecedentes
históricos y los conceptuales, para pasar a la verificación de la articulac=
ión
de lo anterior en el esquema operativo de la Universidad. Y culmina en el
análisis de la consolidación institucional de la investigación. Al emprender
este estudio, soy consciente de que es la primera vez que se aborda el tema=
con
esta envergadura. A la vez que lo presenté como Trabajo de Graduación de la
Maestría en la Universidad Compostelana, lo ofrezco con esa conciencia de
aproximación primeriza, y con la confianza de que pueda servir para ulterio=
res
acercamientos y análisis sobre la realidad investigativa en nuestra Univers=
idad
y su pertinencia con la labor de formación integral que la misma se ha
propuesto llevar a cabo. Presento a continuación el Estado del Arte de mi
estudio.
Universidad y formación integral
Desde sus inicios, las universidades se han comprendido a sí mismas y h=
an
sido conocidas como el “ayuntamiento de maestros y escolares… con voluntad y
con entendimiento de aprender los saberes” (Alfonso X). La “universitas
magistrorum et scholarum=
span>”
consagrada “a la investigación, la enseñanza y a la formación de los
estudiantes libremente reunidos con sus maestros, animados por el mismo amor
del saber”, (Juan Pablo II, 1990, 1). “La Universidad ha sido, y está llama=
da a
ser siempre, la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana”
(Benedicto XVI, 2011). Nuestros tiempos están marcados, principalmente en
tierras latinoamericanas, por mucha variedad en la oferta de estudios
universitarios y una gran abundancia de centros de estudios superiores. De
entre los mismos, los que quieren descollar y marcar diferencia de alguna
manera, se vuelven hacia la investigación. Para uso académico o para atender
solicitudes y encargos foráneos, con los consiguientes beneficios económico=
s.
Por esa función esencial dinamizadora, se afirma que las universidades =
son
llamadas a asumir una postura integradora de sus procesos investigativos (M=
atos
Hernández et al. 2017, 76; Halawed, 2018, 404).=
Se
dice asumir, no conformarse simplemente con aceptar la obligatoriedad, de p=
arte
de las agencias de acreditación de educación superior, de que debe hacerse
investigación. Asumir ejercer esa función característica y procurar divulgar
más y más la conciencia de la sustantividad a que se refería Matos Hernánde=
z et
al. (2017, 77). Por otro lado, los autores manifiestan que los procesos de
investigación sitúan a cualquier persona en la élite de su profesión, pues =
los
investigadores “ayudan a mejorar la calidad de los procesos al interior de =
las
disciplinas y son los encargados de gestionar su innovación” (Peña Orozco,
2015, 83).
Investigación y Universidad
Según Isaza Zapata et al. (2017, 159), es considerable el avance
investigativo en áreas como las ciencias sociales y humanas, que llegan a
sobrepasar al argumento de la producción tecnológica misma, anteriormente m=
ás
valorada. Estas constataciones positivas verificadas en los autores referid=
os
responden a los retos del siglo XXI para una educación más humanista, inclu=
siva
y solidaria. Sin embargo, se constata también que en el conjunto del mundo
universitario hay pocos educadores preocupados por producir conocimiento. P=
ero
no se puede permitir que caiga en la ignorancia, el descuido o la indiferen=
cia,
el hecho de que la actualización de las distintas disciplinas y profesiones=
se
debe a los profesionales que investigan (Peña Orozco, 2015, 83). Por tal mo=
tivo,
la educación no puede permitirse quedar con la simple difusión de contenidos
elaborados por otros autores, en un texto de clase. Es necesaria la generac=
ión
de un conocimiento nuevo e incluso original que aporta valor a la sociedad =
en
su conjunto (Halawed, 2018, 404-5).
Las universidades deben contribuir a la consolidación de una cultura pr=
opia
fundamentada en la generación innovadora, la apropiación y la difusión del
conocimiento científico. Por lo que va siendo necesario integrar la
investigación con el resto de las funciones de las universidades, en aras de
una auténtica coherencia de la vida universitaria, hacia la consecución de =
la
formación académica y la gestión del conocimiento, que provocará un increme=
nto
en la demanda social a las universidades, de resultados de investigación
emergentes (Matos Hernández et al., 2017, 75). Por tal motivo siempre se ha
considerado que los encargados de la actualización de las distintas discipl=
inas
y profesiones son los profesionales que investigan (Peña Orozco, 2015, 82).
Como las universidades son instituciones vitales para el progreso de las
naciones, lo que acabamos de ver es fundamental y de gran importancia para =
el
cumplimiento de las funciones de las universidades (Rodríguez Ponce, 2017, =
77).
Lo que nos conduce a la reflexión sobre el valor y la necesidad de una
evaluación del impacto de la investigación. Dicho impacto nos informa por ejemplo, donde un futuro financiamiento pu=
ede y
debe ser colocado. De este modo esa evaluación colabora a la generación de
conocimiento en beneficio de la sociedad (Halawed,
2018, 404). Y coloca delante de nosotros un vasto campo para avanzar en
investigación en el mundo de las instituciones universitarias (Rodríguez Po=
nce,
2017, 77).
Docentes investigadores
De la investigación se retroalimenta la formación académica, por la
generación de productos y servicios como resultado de la implementación de
conocimientos generados hacia la función académica. El nuevo conocimiento
obtenido logra una integración en el todo y expresa lo más cercanamente pos=
ible
los rasgos y cualidades de un desarrollo sostenible, en virtud de lo
contextualizada de la calidad en la formación integral de los estudiantes y=
el
crecimiento de la calidad de los docentes y gestores universitarios, reitera
Matos Hernández et al. (2017, 84). En definitiva, la educación apoyada en la
investigación cumple un rol central en el proceso emancipatorio de la perso=
na
humana.
Según afirma el papa Francisco (2017, 5) “la investigación compartida y
convergente entre especialistas de diversas disciplinas constituye un servi=
cio
cualificado” a la sociedad. Esta es, según los autores analizados, otra fac=
eta
de relevante importancia en la investigación: su significado social.
La investigación nos coloca cara a cara con la realidad. Incluso cuando=
una
buena parte de los estudiantes puedan considerar que hoy día ya se han hecho
demasiadas investigaciones y queda muy poco que investigar. Lo cual no es
cierto. Antes bien la investigación sigue siendo un estímulo para resolver =
los
problemas que agobian al ser humano (Peña Orozco, 2015, 83). Más aun, ya no=
es
posible dar respuesta a esos problemas desde una apreciación parcial de un
investigador o de una ciencia particular. La investigación es siempre búsqu=
eda.
Diría que para el educador investigador universitario no existe la barrera =
de
“non plus ultra”. Pretende ir más allá, porque es propio del ser humano bus=
car
la ampliación de sus horizontes. Aun cuando alcanzara a satisfacer las dema=
ndas
sociales, la investigación debe estar orientada a encontrar su significado
social. Porque normalmente la investigación proporciona posibilidades de le=
er
las realidades sociales desde ángulos diferentes, de modo que las
transformaciones por ella generadas deban poseer los elementos necesarios p=
ara
redescubrir nuevas y antiguas acciones contextualizadas (Matos Hernández et
al., 2017, 84; Isaza Zapata et al., 2017, 159).
La bibliografía por mí consultada nos presenta el hecho de que en las
universidades se investiga y que esta investigación es de calidad (Matos
Hernández et al., 2017, 76). Como punto de contraste, algunos educadores si=
guen
sin validar la utilidad de la investigación hacia el aula de clases,
atribuyendo el problema unas veces a lo complejo del vocabulario que utiliz=
an
los investigadores y otras a lo abstracto de sus investigaciones. Por otro
lado, algunos estudiantes consideran que ya no hay campo para seguir
investigando. Los autores señalan, no obstante, que
para una mayor impronta de la labor investigativa, sus resultados deben
responder a la creación de otro tipo de sociedad. En cristiano, diríamos más
humana, más justa y fraterna.
Formación de investigadores
El papa Francisco, a su vez, afirma que las Universidades “desempeñan un
papel determinante para el desarrollo económico, social y cultural, sobre t=
odo
en un tiempo como el nuestro, caracterizado por rápidos, constantes y evide=
ntes
cambios en el campo de la ciencia y la tecnología” (Francisco, 2017, 5).
Llegamos de este modo a un punto de excepcional importancia en el conjunto =
de mis
lecturas: la formación de los investigadores. Para poder alcanzar en la
investigación el nivel de profundidad que se viene dando en las universidad=
es y
que es deseado por todos, afirman los autores consultados que hace falta fo=
rmar
para la investigación. Es función de las políticas educativas de todos los
países. Y debería tal formación tener en cuenta las competencias investigat=
ivas
como un eje transversal e interdisciplinario. Además, se requieren acciones
generadoras de alternativas que lleven a la inmersión en la investigación ya
desde el pregrado. Lo que implica una concepción integradora, a través de
conocimientos, habilidades, aptitudes, actitudes, experiencias, valores y
compromiso responsable. Concepción integradora esta, con un nuevo concepto =
de las
competencias investigativas, enfocadas al desarrollo de toda la sociedad y
teniendo como objetivo dar respuesta a los requerimientos para un buen
desempeño. Por lo que esas competencias investigativas también deberían est=
ar
enfocadas a la ética, al humanismo, a los sentimientos, a los valores y a la
espiritualidad (Isaza Zapata et al., 2017, 157; Matos Hernández et al., 201=
7,
84).
Señalan también los autores, a la hora de pronunciarse sobre la formaci= ón para la investigación, la importancia de la experiencia de investigadores veteranos. En el campo de la investigación en las universidades, el aprende= r de la experiencia, no solo la propia como inclusivamente la de otros es más importante que el simple recuerdo de hechos, para la comprensión de concept= os y adquisición de habilidades. De allí que se dé hoy día tanta importancia y se constate una fuerte presión hacia una formación efectiva que facilite el desarrollo entre los investigadores, de habilidades básicas de investigació= n y para la publicación de los resultados de sus búsquedas. Aplicada a la investigación educativa, la didáctica de competencias investigativas debe diseñarse de modo que promueva la proyección hacia el futuro, así como el desarrollo integral del profesor universitario investigador. Lo que nos lle= va a otro campo de interés: la importancia de la investigación colaborativa y el mutuo apoyo entre investigadores (Lander et al., 2018; Matos Hernández et a= l., 2017, 84), incluso de modo compartido y convergente (Francisco, 2017, 5). <= o:p>
En la academia, la labor investigativa es explicada por Matos Hernández=
et
al., como “el proceso de producción, aplicación y comunicación de nuevos
conocimientos científicos como respuesta a las demandas sociales” (2017, 75=
).
La constante demanda de buena formación en las universidades de prestigio h=
ace
que las autoridades académicas y las instituciones acreditadoras de la cali=
dad
y excelencia universitaria estén más y más vigilantes de la labor que se
desarrolla en sus aulas. “Toda la actividad que se desarrolla en las
universidades está siendo objeto de escrutinio y valoración”. Revisión y
evaluación no solo de la calidad de la enseñanza, como de la actividad doce=
nte
y de investigación (García Jiménez, 2016, 86). Obviamente es cuestión de vi=
da
para las universidades y para el futuro de la humanidad: se hace cada vez m=
ás
necesario y urgente “un aumento en la calidad y de la investigación científ=
ica
y un avance progresivo del nivel de los estudios… que acompañe los procesos
culturales y sociales” (Francisco, 2017, 5 y 4).
Las habilidades investigativas del docente novel deben definirse de tal
modo que la investigación sea el enfoque que determine el contenido, los
métodos, los medios y las formas de organización de su formación inicial (M=
atos
Hernández et al., 2017, 77). La viabilidad de la labor investigativa puede =
ser
apoyada por el equipo de investigadores veteranos, no solo por el profesor =
en
el aula. Esa sensibilización que lleve a cabo el investigador veterano hará
germinar una respuesta de considerable valor de parte de los estudiantes pa=
ra
enfrentar retos de desconocimiento, sostenibilidad y transformación (Isaza
Zapata et al., 2017, 160). Será de gran ayuda también el hecho de que el
investigador novel encuentre un campo de investigación que le sea grato. Es=
en
cierto modo una condición para dar el primer paso y osar dedicarse a la lab=
or
investigadora. Solo así podrá motivarse a ser creativo y tomar la decisión =
de
investigar lo que realmente se puede investigar (Peña Orozco, 2015, 81). De=
ese
modo el estudiante podrá asimismo repensarse, dejar a un lado su pasividad =
ante
los conocimientos recibidos y atreverse a trascenderlos. Así tendrá lugar un
intercambio en el que los profesores permiten que los estudiantes osen sabe=
r y
estos últimos asuman la función de practicar dicha osadía. Ese rejuego nos
coloca en el umbral de la producción de conocimiento, clave del desarrollo
académico. De ese modo se logra que los estudiantes comprendan la importanc=
ia
de la investigación formativa en su vida y dejen de verla como asignatura de
relleno (Ídem, 79).
Investigación y Humanidades
Para culminar este breve recorrido por los materiales seleccionados, pa=
semos
ahora a revisar algunas reflexiones que hace el Papa Francisco sobre el apo=
rte
que la investigación hace en las universidades a la labor educativa y al
conjunto del bien de la humanidad. Se trata de la introducción o Proemio a =
la
Constitución Apostólica Veritatis Gaudium=
sobre las universidades eclesiásticas. En dicho Proemio, el autor hace=
un
llamado a los cambios necesarios para nuestro tiempo y presenta orientacion=
es a
las universidades eclesiásticas. Por ende, a las católicas. Afirma que las
universidades “constituyen una especie de laboratorio cultural providencial=
” en
beneficio de todo el pueblo. Pueblo que vive en una época marcada por una
crisis antropológica y socio-ambiental y necesita con urgencia vivir la cul=
tura
del encuentro. Una tarea que “requiere, en el ámbito cultural de la formaci=
ón
académica y de la investigación científica, el compromiso generoso y
convergente que lleve hacia un cambio radical de paradigma”. Más aún, hacia
“una valiente revolución cultural”. Una cultura del “encuentro entre todas =
las
culturas auténticas y vitales” en beneficio de todos los seres humanos.
Afirma Francisco que todo esto “pide un aumento en la calidad de la
investigación científica y un avance progresivo del nivel de los estudios”
universitarios. Para ello propone, entre otros aspectos de interés, que en =
las
universidades se establezcan “centros especializados de investigación que
promuevan el estudio de los problemas de alcance histórico que repercuten e=
n la
humanidad de hoy, y propongan pistas de resolución apropiadas y objetivas”.
Estos centros están llamados a desempeñar “un papel determinante para el
desarrollo económico, social y cultural” en nuestro tiempo, “caracterizado =
por
rápidos, constantes y evidentes cambios en el campo de la ciencia y la tecn=
ología”.
Y como se hace necesario el servicio cualificado de la investigación compar=
tida
y convergente entre especialistas de diversas disciplinas, propone “la crea=
ción
de nuevos y cualificados centros de investigación en los que estudiosos
procedentes de diversas convicciones religiosas y de diferentes competencias
científicas puedan interactuar con responsable libertad y transparencia
recíproca” (Francisco, 2017, passim).
Se corrobora lo que vimos un poco antes con Halawe=
d,
Matos Hernández et al., y Rodríguez Ponce. La función integradora de sus
procesos investigativos a la que están llamadas las universidades a asumir.=
De
modo que el nuevo conocimiento ayude a la calidad en la formación integral =
y al
incremento de la calidad de los docentes y administrativos. De ahí el valor=
del
incremento en la demanda social de resultados de la investigación hacia las
universidades.
Conclusión
Los autores consultados están de acuerdo en que, pese a algunas
deficiencias, en las universidades se hace investigación e investigación de
calidad. Ese hecho positivo forma parte esencial de las expectativas de la
ciudadanía hacia las universidades, precisamente por su significativo aport=
e a
la formación del capital humano, así como a la investigación y por la promo=
ción
y difusión de la cultura y desarrollo, en un marco de calidad y mejoramiento
continuo (Rodríguez Ponce, 2017, 77). El hábito permanente de la investigac=
ión
en la universidad se estima como una función sustantiva del centro de estud=
ios.
Por lo que, entre las distintas funciones propias de la universidad, la
investigación debe considerarse el eje articulador de la vida universitaria.
Diríamos que sería como el alma o principio animador de la vida universitar=
ia.
A continuación del Estudio del Arte, he procurado pasar revista a la
historia y a los documentos institucionales de la USMA, para conocer su
vocación educativa y de investigación. Respondiendo a las necesidades de la
juventud panameña de modo que, desde la formación integral, los saberes cre=
ados
y el pensamiento gestado contribuyan a su calidad educativa hacia la
excelencia.