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La
Antigua (ISSN 1010-8483; e- ISSN L 2710-7612
N°
84, Julio- Diciembre 2020
pp.
70 - 73
Astrid Mayre=
th
Cedeño Montenegro,
estudiante=
de la
sede USMA David
Resumen:
Una
joven microempresaria cuenta cómo afrontó el cambio que, en lo personal y e=
n lo
comercial, representó la cuarentena adoptada por el gobierno panameño al
declararse la pandemia, en marzo de 2020. La autora comenta los cambios en =
el
mercado y en el proceso de oferta y demanda de productos, hasta culminar co=
n el
enfrentamiento del problema a través de la reinvención.
Palabras
clave: pandemia, cuarentena, microempresa, cambio, reinvención.
Abstract:
A young microentrepreneur tells how she faced the
change that, personally and commercially, represented the quarantine adopte=
d by
the Panamanian government when the pandemic was declared in March, 2020. The
author comments on the changes in the market and in the supply process and
demand for products, until the problem is confronted through reinvention.
Keywords: pandemic, quarantine, microenterprise,
change, reinvention.
Es 20
de marzo y nos mandan a cerrar las puertas de nuestros negocios (por 15 días
según dijeron) porque un virus ame=
naza
con enfermar a los poco más de cuatro millones de habitantes de nuestro paí=
s.
Los que tenemos la oportunidad de administrar una microempresa, sabemos que=
la
economía es muy cambiante y un cierre involucraba no generar el ingreso dia=
rio
que, para muchos, es el de la comida de ese día. El que no contaba con ahorros le tocaría
seguir trabajando clandestinamente. La incertidumbre pudo tomar desprevenid=
os a
muchos, pero yo intuía que estaríamos más de quince días encerrados.
A mis
veintisiete años, y con muchísimos sueños a cuestas, tenía una mezcla de
sentimientos. Sabía lo grave que esto iba a ser, como para parar la economí=
a de
nuestro país. Así que sentí alivio relativo, pues al encerrarme en casa por=
lo
menos las probabilidades de contagio disminuirían. No obstante, sabía que el
ser humano es muy complejo y eso de permanecer sin poder salir de un solo l=
ugar
sería muy difícil de sobrellevar.
Creí
prudente mantenerme a la expectativa y soportar, pero no podía dejar de sen=
tir
miedo a lo desconocido, porque muy en mis adentros sabía que cuando tuviera=
que
volver, todo, y digo todo, sería más difícil; por tanto, también sentía que
debía ser fuerte.
No se
podía dejar a los colaboradores desamparados; por tanto, tuve que enviarlos=
con
lo poco o mucho que tenía, para que pudieran comprar comida y resguardarse =
en
sus casas. Llamé por dos horas a l=
as
oficinas del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral para que me contact=
aran
con alguien que me dijera qué tenía que hacer con los colaboradores, pero no
logré mucho y los envié con lo que pude. Luego, estaba lo lógico, resguarda=
r el
local. Lo más práctico fue colocar hojas de playwood a las vitrinas; muchos
decían que era algo un poco exagerado. Era de esperarse que todos estuviera=
n un
poco desorientados con esto, pero yo estaba dos niveles arriba en esa
desorientación.
Era
necesario comprar lo esencial para no salir de casa, y por aquellos meses l=
as
compras masivas impulsadas por el miedo resultaron muy comunes. Los primeros días creo que todos los que
estábamos acostumbrados a trabajar los siete días de la semana experimentam=
os
una especie de vacío, zozobra, angustia y desesperación al perder esa rutin=
a,
esa de la cual siempre nos quejábamos, pero que ahora añorábamos. A eso súm=
ele
el miedo por no saber si pudiéramos estar contagiados, y los casos en aumen=
to
día a día, no ayudaban a calmarnos.
Por mi
parte con un negocio cerrado y con todos mis familiares en casa, sin trabaj=
ar,
solo me quedaba ver por redes sociales cómo negocios locales continuaban
ofreciendo sus productos y servicios en forma virtual. Poco a poco, más negocios locales se
reinventaban y se sumaban a vender sus productos usando redes sociales y au=
nque
no puedo negar que tuve muchas personas que me escribieron y me hicieron
pedidos, no los pude atender, por el miedo colectivo en mi lugar de residen=
cia.
A todos los que tuvieron en cuenta mi negocio, ¡gracias!
Luego
de dos meses. el conocimiento acerca de cómo disminuir las probabilidades de
contagio era mucho más amplio. Pro=
ducto
de las vivencias de los valientes que no pararon de trabajar, teníamos idea=
de
cómo se encontraba el mercado y empezamos a estudiar las posibilidades de
volver a trabajar. Sacamos los permisos correspondientes y empezamos a reci=
bir
clientes; luego, parte de mi familia retornó a labores con cierta regularid=
ad y
el resto nos sumamos a las ventas virtuales, ofreciendo parte de nuestros
productos por redes sociales y entregando pedidos por los famosos delive=
ries.
No fue
fácil, pero obtuvimos buenos resultados que nos ayudaron en parte a aminora=
r el
miedo a salir a la calle. Porque, seamos realistas, todos hemos sentido en
algún momento de esta cuarentena que debemos salir encapsulados bajo dos mu=
das
de ropa, dos tapabocas, medias altas, zapatos cerrados y hasta gorros, cuan=
do
antes intentábamos combinar zapatos con cartera, mostrar el pelo con ondas,
maquillaje con delineado, blusas con estampados y transparencias, sandalias=
que
mostraran una buena pedicura y manicura con uñas acrílicas, ahora si se nos=
ven
los ojos bajo el protector facial es mucho.
Para
mediados de junio, entre tanto fisgoneo de productos que ofrecen comercios
locales por redes sociales, tuve la oportunidad de encontrar una pequeña re=
d de
mujeres emprendedoras, lideradas por una maquillista microempresaria que tu=
vo
la gentileza de compartir cómo se estaba preparando para la famosa reapertu=
ra
del bloque tres y habló acerca del protocolo de bioseguridad y su
documentación. Me di cuenta de que=
había
mucho por hacer y me dio el empuje que necesitaba para entender que era mom=
ento
de poner en marcha mi propia reapertura de pensamiento, fortaleza y ganas p=
or
sacar adelante mi negocio.
Confieso
que el papeleo y preparar el local para que esté listo para la reapertura n=
o ha
sido fácil; el saber que. a medida que pasa el tiempo. el presupuesto se ag=
ota
y que necesitas adecuar tu negocio con lo esencial por la seguridad de todo=
s,
te hace pensar en nuevas formas de obtener ingresos.
A más
de tres meses del cierre. ya hasta puede escucharse trillada la pregunta ¿q=
uién
se imaginaría que íbamos a estar tanto tiempo encerrados? Sin embargo, esta
realidad golpea cada vez más fuerte a todos los panameños y, heme aquí, a p=
unto
de graduarme de la universidad, pero con la mente clara en cuanto a que aho=
ra
es cuando más toca esforzarse para salir adelante, aunque esto signifique d=
ejar
de lado el ejercer mi carrera por un tiempo.
He
visto cómo muchos ingenieros han tenido que dejar de trabajar, otros intent=
an
retomar trabajos que los ayuden a generar ingresos; otros, con más suerte, =
no
han dejado de trabajar, pero otros se han reinventado totalmente y venden
comidas o productos por redes sociales.
En
tiempos de pandemia nos ha tocado hacer lo necesario para no dejar de gener=
ar
ingresos y, en mi caso, pasa lo obvio: ahora incorporamos a nuestra lista de
productos mascarillas, atomizadores, humificadores, limpiones y todo lo que
necesiten nuestros clientes para protegerse del virus. Para todos los microempresarios que des=
de hace
tiempo promocionaban sus productos por redes sociales, se les ha hecho un p=
oco
más fácil; pero, en mi caso, adecuar la página del local me ha tomado un po=
co
más de tiempo y esfuerzo, porque, desde luego, tenemos mucho más trabajo que
hacer por nosotros mismos.
Nadie
puede expresar que no ha aprendido algo, luego de estar viviendo una crisis
mundial de salud. Por mi parte, si=
ento
que hemos aprendido que debemos ser más cautelosos con lo que gastamos porq=
ue
no sabemos si luego necesitaremos ese dinero para comprar algo más importan=
te;
que la tolerancia influye mucho en las relaciones personales; que no podemos
dejar todo por sentado porque, como se dice en buen panameño, “camarón que =
se
duerme, se lo lleva la corriente”; pero, sobre todo, aprendimos a no reírno=
s de
lo absurdo de una manera que no era la esperada, pero aprendimos.
Hoy,
puedo decir que todo esto nos está enseñando a ser mucho más agradecidos con
todo lo que tenemos a nuestro alrededor, con el poder ver a familiares con
bien, el poder tener qué comer a diario, el poder recibir de alguna u otra
forma dinero, el poder estar sanos, el poder tener a quien querer algún día
abrazar, el poder tener a quien extrañar, el poder abrir los ojos, el poder
respirar, el poder existir.