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La
Antigua (ISSN 1010-8483; e- ISSN L 2710-7612
N°
84, Julio- Diciembre 2020
pp.
82 - 106
Resumen:
Con
el nombre de Generación Z se reconoce a quienes nacieron entre 1995 y 2010.=
En
este espacio, 6 estudiantes de Psicología, integrantes de la Generación Z,
realizan su primera publicación relacionada con su campo de estudio; en bre=
ve
ensayo sobre las características del niño de hoy, visto en el consultorio d=
e un
psicólogo.
Palabras
claves: niño, psicología, psicólogo, paciente psicológico, madurez biológic=
a.
Abstract:
The name Generation Z recognizes those who were born between 1995 and
2010. In this space, 6 Psychology students, members of Generation Z, made t=
heir
first publication related to their field of study; in a short essay on the
characteristics of today's child, seen in a psychologist's office.
Keywords: child, psychology, psychologist, psychological patient, =
biological
maturity.
¿Qué es o quién es el n=
iño
y niña paciente?
Valeria Cardona, estudi=
ante
de psicología USMA
Un
niño o una niña, según la perspectiva cognitiva de Jean Piaget, es un ser
caracterizado por la forma de pensar dinámica y con reglas de juego coheren=
tes
y cohesionadas entre sí, y sobre todo diferentes a las habilidades mentales=
de
los adultos. Según la psicología evolutiva del desarrollo, cada persona tie=
ne
una reorganización progresiva de los procesos y habilidades mentales como
consecuencia tanto de la maduración biológica como del entorno en el que se
encuentre, y esto se da mediante una serie de etapas o estadios desde el
nacimiento y a lo largo de la vida.
Partiendo
de lo anterior, un paciente se podría definir como una persona que se encue=
ntra
en un estado de alteración que puede llevar al sufrimiento. Ante esto el
“paciente” busca ayuda para aliviar o curar esa alteración y sufrimiento, y
poder funcionar de manera normal ante las diferentes demandas y situaciones.
Aclarado lo anterior, un niño o niña paciente es aquel en el que sus
habilidades y procesos, mentales, emocionales y físicos, se ven alterados o
afectados. Sin embargo, hoy por hoy los padres no solo llevan a sus hijos al
psicólogo al darse alteraciones o situaciones que alteren sus funciones y
habilidades, sino que los lleva por diferentes razones, entre los cuales es=
tán
problemas genéticos y hereditarios, así como problemas no genéticos como lo=
son
la estimulación previa, aprendizaje emocional, problemas o prevenciones en =
el
aprendizaje o relacionado la socialización. Esto sucede como resultado de
diferentes factores tanto del ambiente, de las situaciones, como de lo inte=
rno
y de la formación de cada persona.
De
acuerdo con la psicología evolutiva, así como en otras ramas de la psicolog=
ía,
toda persona pasa por una serie de etapas. Según la teoría de las etapas
cognoscitivas de Piaget (Papalia, 2012) el crecimiento cognoscitivo se da
relacionado a tres procesos que son:
a. =
La organización: La
persona en los primeros meses luego del nacimiento comienza a agrupar los
objetos y elementos en categorías, algo que Piaget llamó “esquemas”. Y, a
medida que se va creciendo y adquiriendo información, estos “esquemas” se
vuelven más y más complejos. Por ejemplo, los padres suelen enseñar a un be=
be
los animales para ello algunos recurren a la canción de “Old McDonald ha=
d a
farm” o algún cuento o canción similar en la que se muestra un animal y=
el
sonido de este. A medida el bebé va creciendo aprende no solo a diferenciar=
los
animales por su sonido=
o
por su nombre, sino que también comprende que hay animales que no están en =
la
granja, sino que pueden estar en una casa como mascota o en el mar o el air=
e. Y
a medida sigan creciendo aprenderán que hay diferentes maneras de categoriz=
ar a
los animales e incluso que existen nombre científico para los mismos.
b. La adaptación: es decir, ¿Cómo=
la persona
incorpora la nueva información a la ya existente? Volviendo al ejemplo de l=
os
animales, la persona tiene dos maneras de incorporar la nueva información, =
una
de ellas es la asimilación – por ejemplo, el perro es un animal y la vaca y=
el
pez también-; en un principio se asimila mediante la categoría de animales y
más adelante con la nueva información esta categoría se vuelve más compleja=
y
se pasa a la acomodación de dichos animales a otras categorías como lo son:
mascotas, animales de granja y mamíferos o animales acuáticos.
c. =
El equilibrio: Es el balance q=
ue
se logra entre lo que se tiene y lo nuevo. Por ejemplo, un bebé al nacer tiene el reflejo de succión ante=
el
pecho de la madre para alimentarse, conforme va creciendo el bebé deja de succionar el pecho y su fuente de
alimentación proviene de un biberón que más adelante se convierte en una ta=
za o
vaso entrenador hasta lograr tomar de un vaso. Ante todos estos cambios el =
bebé debe pasar por la asociación de su fuente=
de
alimento a la acomodación de sí mismo.
A
su vez, Piaget planteó que estos procesos son integrados por la persona y
concretados a lo largo de cuatro etapas (Feldman, 2014):
1. Etapa Sensoriomotr=
iz:
Esta etapa va desde el nacimiento hasta aproximadamente dos años, la misma =
se
caracteriza por la comprensión que el bebé tiene del mundo sobre todo gira
entorno a su curiosidad, reflejos y manipulación de objetos, de esa manera =
ir
adaptándose al mundo. Usualmente aquí es donde se comienza a cantar, contar
historias y leer cuentos para familiarizar al bebé con los sonidos y el
lenguaje, también, se pone al bebé en una mantita o tapete en el suelo con
algunos juguetes u objetos que pueda mirar y eventualmente tocar, se pone al
bebé boca abajo para comenzar a gatear y consecuentemente agarra objetos pa=
ra
caminar. En la actualidad se puede observar que cada vez más padres, en esta
etapa, comienzan a estimular a sus hijos sensorialmente desde temprano con
elementos del día a día que se encuentran en casa, como, por ejemplo: granos
secos, bolitas de diferentes tamaños, almohadillas, y otros (incluso comida)
para que exploren diferentes texturas. También se realizan actividades en l=
as
que en niño puede mover y desplazarse para tener contacto con su entorno, lo
que ayuda a establecer límites y posteriormente refuerza el aprendizaje
(Pereira et al, 2019)
2. Etapa preoperacion=
al:
Esta etapa va desde aproximadamente los dos años hasta los siete años y se
caracteriza por el desarrollo del lenguaje que permiten al niño expresarse.=
En
esta etapa muchos niños utilizan los juegos a manera de expresarse como se
sienten o lo que piensan, por ejemplo, el jugar con muñecas o carros se pue=
de
llegar a dar un diálogo en el que inconscientemente el niño utiliza a los
personajes u objetos del juego para decir lo que le suceda, desde un punto =
de
vista incluso egocéntrico. En esta etapa los niños comienzan a formar lazos
afectivos fuera del ámbito familia y a relacionarse con otros pares en la
escuela u otra actividad que realicen. Así mismo, en esta se da el principi=
o de
la conservación en el cual los niños se dan cuenta que a unos les pueden gu=
star
los carritos, como a otros los balones o las muñecas, o incluso que a unos =
les
gusta jugar con muchas cosas y a otros con pocos objetos. Con este último s=
e da
el paso a la siguiente etapa.
3. Etapa de operacion=
es
concretas: Esta etapa va aproximadamente desde los siete años hasta los doce
años, y se caracteriza por el comienzo del principio de conservación, la cu=
al
toma tiempo comprender dado a que a su vez se da un cambio en el egocentris=
mo y
se aprende a diferenciar de manera más consciente al otro como diferente a =
uno.
También en este se da la llamada ‘etapa de la reversibilidad’ en la que el =
niño
comprende que algunos cambios pueden revertirse a su estado original como h=
ay
otros que no. Ejemplo de un cambio reversible es: darle forma a una macilla=
o
arcilla y pasar de una bolita a una figura y luego de la figura a la bolita=
; un
cambio no reversible podría ser: tomar una flor y apretarla o aplastarla, y=
al
verla de nuevo se puede observar que no puede regresar a su estado natural o
inicial.
4. Etapa de operacion=
es
lógico-formales: Esta etapa va aproximadamente de los 12 años hasta la edad
adulta, y se caracteriza por desarrollar y producir nuevos tipos de pensami=
ento
abstracto, formal y lógico. Por ejemplo, en relación a la etapa anterior de
operaciones concretas, ante un juego de mesa como lo es “Clue” puede=
que
no se comprenda en su totalidad y traten de resolver el misterio de manera
aleatoria, en cambio un niño en esta etapa comprende con mayor facilidad la
idea de armar una estrategia para tener oportunidad de recaudar la mayor
cantidad de pistas e información de manera rápida para resolver el misterio=
y
ganar.
Cabe
resaltar que hoy en día muchos padres tratan de estimular desde edades
tempranas a sus hijos para tener alguna oportunidad de avanzar más en su
desarrollo, aunque no siempre es conveniente. Hasta hace unos años muchos
padres consideraban el uso de la tecnología para el aprendizaje y la
estimulación del habla, sin embargo, diferentes estudios revelan la
controversia de una estimulación temprana a la tecnología, incluyendo el us=
o de
videojuegos (duración de uso y contenido de este). Según un estudio realiza=
do
por Bernete (2012), comenta que el uso de las tecnologías y el acceso a ráp=
ido
a información refuerzan las formas nuevas formas de crecer y desarrollarse y
crear vínculos con otras personas. Según la investigación realizada por
Espinoza & Rodríguez (2017) mencionan la satisfacción y seguridad que l=
es
genera el uso de la tecnología para mantenerse en contacto con las personas=
y
obtener información sobre diversos temas, sin embargo, afirman que los niño=
s y
adolescentes prefieren tener contacto presencial con otros para reforzar sus
sentimientos se seguridad y sus lazos emocionales. En la actualidad temas relacionados a l=
as
tecnologías y su uso a diversas edades es aún un tema controversial y de de=
bate
y que a criterio de cada padre o encargado para su uso y supervisión.
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el
noroeste de México.
¿Quién es el niño o niña paciente?
Nicole Marques Maduro, estudiante de psicología USMA
Hace un tiempo, la concepción de niñez era distinta a la que hoy conoce=
mos.
El concepto de infancia ha transcurrido diferentes concepciones a lo largo =
de
los siglos; desde tener una concepción del niño como un adulto pequeño
asumiendo las mismas responsabilidades de estos (Papalia y Martorell, 2017),
como un objeto propiedad de un tercero (padres), hasta la concepción de un =
ser
bueno/divino por naturaleza. Hoy en día entendemos la niñez como una etapa =
del
ciclo vital donde la persona, es decir el niño, es un ser humano en desarro=
llo.
Esto quiere decir que sus capacidades físicas, cognitivas, psicológicas y
sociales están en formación. Según Shapiro (1999), es en virtud de la condi=
ción
subdesarrollada de los niños que los adultos sienten que tienen obligaciones
especiales con ellos, obligaciones que son de naturaleza paternalista. Estas
obligaciones incluyen deberes para protegerlos, nutrirlos, disciplinarlos y
educarlos. Además, el autor argumenta que son de naturaleza paternalista po=
rque
los adultos se sienten obligados a cumplirlos sin importar si los niños en
cuestión consienten en ser protegidos, nutridos, disciplinados y educados. =
De
hecho, pensamos en los niños como personas que deben ser criadas les guste o
no. No obstante, el constructo niñez es un constructo social, es decir es un
concepto que es una invención de la cultura (Papalia y Martorell, 2017).
Por otra parte, desde una postura psicológica nos planteamos otra pregu=
nta,
¿Quién es un niño o niña paciente? Para Winnicott, psicoanalista dedicado al
estudio y trabajo con infantes, “el bebé no existe, lo que existe es la par=
eja
de crianza” y de ahí sus teorías y pensamientos sobre el ambiente facilitad=
or.
Lo que representa entonces una limitación el comprender al niño como un
individuo aislado. Debido a que el niño dependiente y en desarrollo, tiene
influencias de factores ambientales que pueden promover u obstaculizar su
crecimiento; debemos contemplar a un niño paciente en conjunto a su ambient=
e,
en especial a sus padres que son responsables de “criarlos”. Por tanto, la
concepción del niño en consulta está ligada a contemplar que aquello que se
“atiende” está unido a sus padres, formando una triada de elementos que se
interrelacionan: padre, madre e hijo. Así pues, el niño paciente es un niño
inmerso en un sistema relacional que influirá en su crecimiento, la formaci=
ón
de su aparato psíquico y su sintomatología; a través de diversas
identificaciones, proyecciones, demandas y demás (Petit et. al, 2011).
Desde esta postura, la capacidad de atender a niños en terapias
psicológicas, en especial desde la rama de psicodinámica, fue una discusión=
y
una controversia en sus inicios, donde resaltan autores como Melanie Klein,
Margaret Mahler, Anna Freud y Donald Winnicott. La realización de esta tera=
pia
se volvió un verdadero desafío debido a que no se podía pretender que los n=
iños
se desenvolvieron de igual manera que un adulto en el ambiente psicoanalíti=
co
con los populares métodos del diván y la asociación libre. Pero existían ot=
ros
factores que debían tomarse en cuenta como: ¿Se pueden beneficiar de una
terapia psicodinámica? ¿Qué se debe atender, si la estructura psíquica y las
funciones del yo (básicas, de defensa y de síntesis), siguen en construcció=
n y
no hay algo “formado”? Los autores enfatizaban la posibilidad de atender ni=
ños
en consulta psicológica debido a que existen procesos que pueden ser
intervenidos y hay un yo, aunque inmaduro, con el que se puede trabajar. No
obstante, existen diferencias de un niño y un adulto pacientes, por lo que =
los
autores argumentaban que había que utilizar otra “vía” o técnica donde se
pudieran expresar, comunicar y elaborar material clínico; siendo esta el ju=
ego.
Por otro lado, actualmente los niños son diferentes a los niños nacidos
hace unos siglos atrás. Con esto quiero decir que el tiempo y el contexto en
donde nos encontramos va a influir en la presentación de dificultades y
peculiaridades en los niños que llegan hoy donde el psicólogo a su consulta.
Tenemos diferentes variables que al principio de la evolución de la teoría y
las terapias de corte psicodinámico no estaban presentes. Algunas de estas =
son
la tecnología, la hiperconexión a través de las plataformas tecnológicas, la
televisión, las aplicaciones en smartphones y tablets para niños, la inserc=
ión
laboral de ambos padres en el ambiente laboral, entre otras. Esta nueva for=
ma
de vivir va a influir en lo que consideramos “un niño paciente” hoy en día.=
Por consiguiente, debemos preguntarnos: ¿Cómo es el niño en la actualid=
ad y
por qué lo conceptualizamos de esta manera? En primer lugar, según Narodows=
ki
(1999), estamos pasando por una redefinición del concepto de infancia.
Narodowski llama “infancia hiperrealizada” a esa infancia que se caracteriza
por niños que manejan el internet, las computadoras, los canales de televis=
ión
y los videojuegos. Narodowski apunta hacia un elemento esencial en la “cris=
is
de la infancia moderna”: argumenta que la infancia deja de ocupar o debilit=
a su
concepción de dependencia, deja de ser vista como un período de “iniciación=
” (a
la vida adulta, al conocimiento) y pasa a ser infancia y adolescencia que en
vez de depender del adulto son capaces de guiar a este en un mundo de caos,
siendo este el virtual. Argumenta que ya no demandan la protección, guía o
consejo de los mayores, tanto como la satisfacción inmediata de sus deseos
adquiridos por la cultura mediática y digital. Esto nos lleva a considerar =
que
un factor para entender quién es el niño hoy es a través de lo que consume y
cómo lo consume. Hoy en día, el niño es tomado como blanco para el mercado.=
De
la misma forma en que las costumbres, creencias, prácticas, varían en funci=
ón
de la época, las modalidades lúdicas y juguetes de preferencia de los niños
también lo hacen, ya que son efecto de la cultura (Gallaztegui, 2017).
Encontramos diversos juguetes, videojuegos, libros, aplicaciones tecnológic=
as y
programas de entretenimiento (series y películas) dirigidos a estos, que
contienen características diferentes a la de dirigidos hacia los adultos. De
manera de profundizar, hablaremos de tres tipos de consumo y algunos de sus
ejemplos.
Entre los programas de entretenimiento tenemos contenido visual de Yout=
ube.
Durante una encuesta realizada en junio de 2018 a los usuarios de YouTube en
los Estados Unidos, el 81 por ciento de los padres con hijos de 11 años o m=
enos
declararon que habían dejado que sus hijos vieran videos en YouTube. Otra
encuesta de noviembre de 2018 descubrió que, en términos de consumo de
contenido de video para niños, la transmisión de video en línea era más pop=
ular
que la televisión en vivo. Además, en los Estados Unidos se reportó que pas=
aban
un promedio semanal de 10.7 horas viendo contenido de este tipo (Statista,
2018). Este contenido varía desde canciones, pequeños cortos animados, seri=
es,
entre otros. Entre los canales más conocidos actualmente están Reino Infant=
il,
Paw Patrol, PJ Masks, por mencionar algunos. Estos programas se caracterizan
por que son coloridos, cortos, repetitivos, con canciones y tramas simples.=
Se
puede decir que están dirigidos para los niños, porque toman en consideraci=
ón
aspectos como spam de atención, la etapa cognoscitiva que se encuentran (co=
mo
etapa concreta de Piaget por lo que no usan abstracciones complejas en su
trama), al igual que de canciones “pegajosas” y fácil de memorizar que perm=
iten
que el niño pueda aprender y participar del programa. Conocer cuáles son el
tipo de contenido que ve, que le llama la atención y cuánto tiempo lo ve es
esencial para entender la vida interna del niño paciente. También, considero
que el contenido de Youtube pone al niño en una posición pasiva, de especta=
dor,
contrario a lo que se esperaría de una conducta más exploratoria y construc=
tiva
en su ambiente, característico de la infancia. Conocer esto permite explorar
las posibles implicaciones en entender su conducta y la formación de su mun=
do
interno.
Por otro lado, los videojuegos son otro tipo de entretenimiento que
consumen los niños hoy en día. Entre ellos encontramos juegos como Minecraf=
t,
Mario Kart, Battle Royale y Fortnite.
Según investigaciones, los videojuegos comparten muchas similitudes =
con
los juegos tradicionales y probablemente proporcionan beneficios similares a
los proporcionados por el juego en general (Granic et al, 2013). Entre ellos
están aspectos como promover la lectura, las habilidades visoespaciales, las
habilidades solución de problemas, las conexiones sociales y la capacidad de
participar del juego imaginativo y creativo. No obstante, podríamos resaltar
que necesidades del niño los videojuegos “satisfacen”. Eyal (2018), argumen=
ta
que hay aspectos en los videojuegos que cumplen necesidades del niño de la
actualidad. Entre ellos la competencia: la necesidad de dominio, progresión,
logro y crecimiento; la autonomía: la necesidad de volición y libertad de
control sobre nuestra elección; y también la capacidad relacionarnos: la
necesidad de sentir que somos importantes para los demás y que los demás nos
importan que permiten los juegos colaborativos. Esta postura permite ver los
videojuegos de una manera más global y nos permite definir qué consigue o n=
o el
niño a través de estos y cómo influyen en su crecimiento, tanto el adaptati=
vo
como el desadaptativo.
Por último, los libros siguen siendo un elemento que consumen los niños.
Entre ellos podemos mencionar; El monstruo de colores de Anna Llenas, Cuent=
os
de buenas noches para Niñas Rebeldes de Favilli y Cavallo, El diario de Gre=
g de
Jeff Kinney; aunque hay muchos más. Así mismo, hay un mayor crecimiento de
bibliotecas infantiles en línea en forma de aplicaciones como son las de
Raz-Kids y Epic!, que permiten la experiencia de leer sea más enriquecedora=
, ya
que, evalúa el nivel de lectura del niño para proporcionar libros ajustados=
en
dificultad y permite satisfacer los diversos intereses en los niños por la
cantidad de temas diversos que contiene. Sabemos los beneficios de la lectu=
ra,
como estimular el lenguaje, despertar la imaginación y la curiosidad,
desarrollar habilidades sociales y habilidades de comunicación. No obstante,
también conocer la relación que tiene el niño con los libros y las historias
nos puede expandir el entendimiento de este. Así mismo, conocer los persona=
jes
con que se identifica y el tipo de historias que disfruta nos indicarán
aspectos de su vida psíquica.
Por tanto, todos estos elementos que consumen los niños nos pueden a ay=
udar
a entender mejor a lo que consideramos hoy en día un niño. Por ejemplo, cuáles son sus competencia=
s,
cómo está su desarrollo y cuáles necesidades satisfacen estos elementos. Al
mismo tiempo, entender lo que consumen los niños nos permite hipotetizar y
estudiar cómo esto puede afectar su desarrollo biopsicosocial, su aparato
psíquico, sus funciones del yo y su adaptación al entorno.
En conclusión, la niñez es el periodo de la vida donde nos desarrollamo=
s,
donde gradualmente se adquieren competencias físicas, cognitivas, psicológi=
cas
y sociales. Así pues, el niño no es autónomo, ni se encuentra aislado; en su
desarrollo existen influencias ambientales que impactan su crecimiento. El =
niño
crece en una familia, una cultura y una época particular que en conjunto
modifican lo que se considera hoy en día el niño paciente. Por lo que el
psicólogo debe contemplar todo esto al momento de atender a niños en su
consulta.
_
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¿Qué es un niño?
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span
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-fareast-font-family:
"Times New Roman";color:black;mso-ansi-language:ES'>, estudiante de psicolo=
gía
USMA
El comportamiento y la vida en general de los niños es influenciada de =
gran
manera por sus experiencias, y de qué manera las internalizan, las cuales v=
an
desde la interacción con sus padres, juguetes favoritos, hasta las caricatu=
ras
que tanto disfrutan ver. Esa combinación de factores es lo que conformará la
personalidad de ese individuo al crecer, de qué manera se autoevaluará y
definirá su relación con otros.
Hoy día los niños se encuentran en gran contacto con medios tecnológico=
s al
utilizar desde tempranas edades aparatos como tablets y smartphones, que
comúnmente se utilizan como método para distraer y entretener al niño por m=
edio
de videos o juegos de personajes reconocidos. Aunque han surgido diversos
aparatos y medios tecnológicos, una constante que ha permanecido ha sido los
dibujos animados y las series, ya sea que los vean en televisión o webs de
servicios de transmisión como Netflix o Disney+, que siguen creando conteni=
do
para los más pequeños. El enfoque del presente trabajo es el efecto de seri=
es
animadas y de vida real en la construcción de las distintas aristas que
conforman a un individuo.
En un estudio realizado por Kayla Bois y Brad Bushman en la Universidad=
de
Michigan, concluyeron que los niños entre las edades de 2 a 11 años miran e=
ntre
28 y 32 horas de dibujos animados a la semana. Eso nos indica que para los
niños y pre-adolescentes, mirar ese tipo de series animadas conforma gran p=
arte
de su día a día, y por estudios publicados en la página de la UNICEF, se
demuestra que el secreto está en la configuración mental temprana, una vez
hecho esto, se podría predecir el patrón de acciones futuras de los niños, =
ya
que es un factor en el desarrollo cerebral en la infancia que se da de mane=
ra
universal (Habib & Soliman, 2015). Por ello, los tipos de series que ve=
an
los individuos a lo largo de su niñez, por formar parte de sus horarios
diarios, podría ser un indicador y un factor de gran influencia en su vida
posterior. La mayoría de los estudios encontrados, se basan en los tipos de
series televisadas y vistas principalmente en los Estados Unidos, sin embar=
go,
gracias a la globalización esas series, en su gran mayoría, también se pued=
en
encontrar en otros países o como ya mencionado, gracias a los servicios de
transmisión, son programas que son vistos en diversos países de los diferen=
tes
continentes. Además, las series y películas americanas suelen ser una de las
más populares y entre las más vistas alrededor del mundo.
Habib y Soliman (2015) mencionaron en su estudio que, en promedio, para=
los
12 años un niño había observado 18,000 horas de dibujos animados; esto
significa que la caricatura es uno de los principales factores que esculpen=
el
cerebro humano, dando como resultado un conjunto predeterminado de formas de
pensar y comportarse. En otro estudio realizado por Sharmin en la Universid=
ad
de Michigan, se describió que las caricaturas suelen ser llamativas para los
niños gracias a su corta duración, efectos visuales y diferentes escenarios=
que
exponen, los cuales son factores que ayudan a que el niño pueda absorber la
información con mayor facilidad a comparación a contenido académico enseñad=
o de
una manera más tradicional y menos llamativa.
Es por esa razón que muchas veces los sistemas educativos fallan en
transmitir contenido académico, y porque le resulta más fácil a un niño pod=
er sentarse
por horas para ver una serie de su preferencia. Por lo tanto, es
responsabilidad de los padres cuidar y velar por los tipos de contenidos a =
los
que son expuestos sus hijos. Los niños que miran programas educativos, tien=
den
a tener mejores calificaciones, realizar actividades como leer, ser más
creativos y valorar sus logros a comparación con los niños que miran progra=
mas
con contenidos de violencia o solo de entretenimiento (Diehl y Toelle, 2011;
Habib y Soliman, 2015). Mirar un programa involucra un proceso de aprendiza=
je,
e independientemente de cual sea el aprendizaje, los niños tienden actuar
aquello que observan y lo implementan en su modo de socializar con sus pare=
s y
con el mundo en general (Baran y Davis, 2009; Habib y Soliman, 2015).
Ya se ha mencionado el nivel de importancia y de qué manera, desde un p=
unto
de vista global, el mirar algún tipo de serie durante la infancia influye e=
n la
vida del niño; ahora, es importante mencionar los tipos de efectos que pued=
en
tener dependiendo del contenido a los cuales son expuestos. Entre sus efect=
os
positivos en el área social, una caricatura puede transmitirle al niño cómo
controlar sus conductas, obedecer a sus padres o maestros, en desarrollar
conductas prosociales, conductas de liderazgo, les puede enseñar sobre dive=
rsas
actividades como realizar un deporte o incluso habilidades de ‘scouts’ para
conocer cómo actuar en ambientes naturales. Un héroe en una caricatura puede
convertirse en un modelo para el niño durante años y esas habilidades puede=
n ser
absorbidas por el cerebro del niño si se transmiten de una manera atractiva=
y
correcta. Un buen modelo para el niño puede contrarrestar los efectos
secundarios negativos que podrían ocurrir en la vida real, haciendo que el =
niño
reciba un contenido de buenas acciones y mensajes para esculpir correctamen=
te
su cerebro (Habib y Soliman, 2015).
Al referirse a los efectos negativos, las investigaciones hacen referen=
cia
al contenido que puede confundir al niño con lo que experimenta en la vida =
real
y contener instrucciones que contradicen a la de sus figuras de autoridad. =
El
contenido negativo, a propósito o mal administrado, podría llevar a un niño=
a
dudar de su crianza, sus habilidades, su forma de pensar, su estilo de vida=
o
su religión. En la investigación de Habib y Soliman (2015), se enfocan en d=
os
de los factores más peligrosos que pueden contener los dibujos animados que
mira el niño, los cuales son la sexualidad y violencia. Respecto al conteni=
do
sexual, este tipo de exposición provoca que la mente de los niños pequeños =
se
despierte la curiosidad y atracción por la anatomía del sexo opuesto; ademá=
s,
varios contenidos sexuales en la caricatura provocan un caso psicológico
llamado ‘Novedad’, en el cual la Dopamina, conocida como la molécula de la =
adicción, se activa y produce continuamente sin
limitaciones, esto conduce a una disfunción cerebral ya que el proceso de
fertilización siempre está alerta y se activa varias veces en un corto
intervalo de tiempo, llevando al niño que cada vez busque contenido similar
para buscar la misma sensación.
Respecto al contenido de violencia, en una investigación realizada por =
el
Dr. Huisman también de la Universidad de Michigan, se plantea que hay dos
posibilidades sobre los efectos que puede tener este tipo de contenido en l=
os
niños. La primera posibilidad es la ‘desensibilización’, donde el niño pier=
de
la lógica pensando en el resultado de sus acciones, lo cual lo lleva a recr=
ear
situaciones que observa en las caricaturas que pueden tener grandes
consecuencias en la vida real. La
segunda posibilidad es el miedo y la vacilación, que ocurre cuando un niño
cuestiona las consecuencias que desafían la lógica en las situaciones mostr=
adas
en las caricaturas, que lo llevan a dudar de sus acciones en la vida real a=
l no
poder predecir el resultado correcto de sus acciones. En otra investigación
realizada por Thomas A. Kooijmans en el Instituto de Tecnología de Rocheste=
r,
concluyó que la violencia que aparece en exceso y sin razón en un programa =
de
televisión, causa un aumento excesivo en la producción de adrenalina que ca=
usa
un estado mental inestable (Habib y Soliman, 2015).
Sobre el efecto de los dibujos animados en el cambio de la respuesta me=
ntal
y comportamiento de los niños, diversos estudios llegaron a la conclusión de
que, en primer lugar, las caricaturas son un factor importante que afecta la
infancia de un individuo y es parte considerable del tiempo de un niño. En
segundo, que las caricaturas son un arma de doble filo ya que podría arruin=
ar
la infancia de un individuo al exponerse excesivamente a contenido sexual y=
de
violencia, o podría ayudar a criar a un niño equilibrado con un estado ment=
al
adecuado. Por último, que los dibujos animados podrían actuar como una escu=
ela
en casa, para enseñarle a un niño la experiencia de vida que no se obtiene =
de
los padres o de la escuela (Habib y Soliman, 2015). Es decir, que gracias a
esta investigación y otras similares han podido comprobar la gran influencia
que tienen este tipo de series en la vida de un niño y de qué manera influy=
e en
su comportamiento, principalmente respecto a otros, ya sea con sus pares o =
con
figuras de autoridad como sus padres o maestros.
Ya se ha podido revisar el efecto que pueden tener programas vistos por=
los
niños respecto a su comportamiento hacia los demás, sin embargo, es importa=
nte
revisar de qué manera influye en la construcción de sus autoevaluaciones y
autoimagen. Una situación que se ha presentado desde la creación de program=
as
televisivos y películas es la falta de diversidad en los medios de
comunicación, por presentar en un su mayoría personas caucásicas y la mayor=
ía
siendo hombres, lo cual se creería que para este punto del siglo XXI ya es =
algo
que se hubiera corregido pero lamentablemente es una situación que se sigue
presentando hoy día. En un artículo de Forbes del 2019, haciendo referencia=
a
un extracto del libro de Nancy Wang Reel Inequality: Hollywood Actors and
Racism publicado en el 2016, habla sobre cómo los medios populares pueden t=
ener
un impacto negativo en las percepciones de las personas blancas sobre las
personas de color. Se menciona que un estudio indicó que los prejuicios
raciales no verbales en las expresiones faciales y el lenguaje corporal, co=
mo
muchas veces son representados en programas de televisión populares, influy=
en
en los prejuicios raciales de los espectadores blancos. Wang estableció que=
un
ejemplo de ello son los estereotipos hacia las personas latinas en los medi=
os
de comunicación, que pueden llevar negativamente a la audiencia a asociar la
inmigración con el aumento del desempleo y la delincuencia; y como además de
agravar las tensiones raciales y las representaciones negativas de las pers=
onas
de color, pueden afectar negativamente la forma en que las personas de colo=
r se
ven a sí mismas. La exposición prolongada a la televisión puede predecir una
disminución de la autoestima para todas las niñas y los niños negros, y un
aumento de la autoestima para los niños blancos. Otro ejemplo muy importante
que nos brinda Wang es como esas diferencias se correlacionan con los
prejuicios raciales y de género en Hollywood, que considera a los hombres
blancos como los héroes, mientras que dejan a un lado o clasifican a otros
grupos como los villanos u objetos sexuales. El normalizar las imágenes
racistas puede tener efectos acumulativos en la sociedad. “No podemos desca=
rtar
las representaciones diferenciadas de los medios de los grupos raciales com=
o un
mero entretenimiento si queremos tomar en serio su impacto en nuestra juven=
tud”
(Wang, 2019).
Como se sabe, los roles de género a menudo se representan
estereotípicamente en la programación televisiva de los niños (Furnham &
Farragher, 2000; Peruta & Powers, 2017) y que los personajes masculinos
superan constantemente a los personajes femeninos. Esto es importante porque
los comerciales de televisión dirigidos a niños están cargados de informaci=
ón
ideológica sobre raza, género, etnia y el lugar de uno en la sociedad. Las
mujeres tienden a hablar menos que los hombres y las personas de color tien=
den
a tener roles de menores status y papeles secundarios en vez de ser persona=
jes
principales (Peruta & Powers, 2017). Partiendo de los postulados de Ban=
dura
(1986) vigentes hasta la fecha, la forma en que se presentan las imágenes de
televisión puede influir en la forma en que los niños interpretan y respond=
en
al comportamiento modelado. En el estudio realizado por Peruta y Powers en =
el
2017, que tenía como objetivo establecer cómo se representan los personajes=
de
minorías raciales y étnicas en comerciales de televisión dirigidos a niños,
enfocándose solamente en comerciales en el canal de Nickelodeon, pudieron
encontrar que las personas de raza negra están sobrerrepresentados, los lat=
inos
y latinas están gravemente subrepresentados, y los asiáticos se representan=
en
números similares a lo que uno debería esperar en función de la población. =
Por
otro lado, las mujeres están subrepresentadas como presentadoras principale=
s en
los comerciales mostrados por Nickelodeon, y las personas de color tienden a
ser representadas de una manera más estereotipada a comparación de sus
contrapartes de tez blanca. Desde un enfoque teórico cognitivo social, se
esperaría que las personas de tez negra y los blancos fueran menos propenso=
s a
desarrollar autopercepciones negativas basadas en la exposición porque se p=
resentan
en números iguales o superiores a sus números de población de la vida real y
están retratados positivamente (Bandura, 1986; Mastro & Stern, 2003).
Mientras que los niños latinos o aborígenes, por otro lado, pueden estar
recibiendo implícitamente el mensaje de que sus respectivos grupos demográf=
icos
no son tan legítimos como los otros grupos.
Como reflexión final, después de haber realizado esta revisión
bibliográfica, se puede decir que un niño es tanto sus experiencias externas
como internas, ya que mucho va a depender de qué manera va a percibir e
internalizar esos modelos de su infancia para constituir su personalidad y
actitudes hacia sí mismo para lograr una correcta construcción de su autoes=
tima
y autoimagen. Incluso, no solo esas experiencias tendrán un impacto de mane=
ra
individual, sino que tendrá
repercusiones en sus conductas sociales, en la manera que percibe a los dem=
ás y
las actitudes que adopta frente a ellos; por lo tanto, es de gran importanc=
ia y
valor que los padres velen por la seguridad y crianza de sus hijos al cuida=
r el
tipo de contenido y experiencias a las cuales los exponen. Como se ha
mencionado a lo largo de este trabajo, el niño es una esponja que absorberá
todo interacción de su ambiente y mientras más se identifique con algo o
alguien, mayores probabilidades de que lo adopte como propio y lo convierta
parte de su personalidad, que está apenas construyéndose.
Se ha visto en los últimos años cambios en la representación y contenid=
o en
los programas que van dirigidos a los niños, o incluso en películas como la=
s de
superhéroes basadas en cómics, pero aún existe un largo camino por recorrer=
al
lograr que sean series o películas que logren transmitir un mensaje positivo
para los niños; además, con el incremento del uso de aparatos tecnológicos,=
se
debe aprender a regular el uso de estos. Cabe destacar que existen otros
factores que pueden tener un impacto en la vida del niño y que no toda su
personalidad va a ser moldeada a partir de lo que observan en la televisión=
o
una tablet pero sí contribuye a una pequeña parte. Como cuidadores y
profesionales de salud mental, es importante la educación hacia los padres =
para
las buenas prácticas de crianzas para que logren reflexionar sobre qué cosas
sus hijos se están viendo expuestos. Si logramos la creación de mayores
programas educativos, con diversidad en sus personajes para que ningún niño=
se
quede por fuera y se sienta representado en una pantalla, y una mayor
regulación de cuántas horas diarias se mira estos programas, será un pequeño
avance en la manera en que se educa a los niños y contribuirá en el aumento=
de
las probabilidades de que lleguen a crecer para ser adultos con altas
capacidades para vivir en sociedad.
Bibliografía
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n-in-media-important/#5ab1c55a2a84
¿Quién es el niño paciente?
Laura Díaz, estudiante de psicología USMA
El niño de la actualidad puede tener similitudes al ser comparado con el
niño que existía hace unos años, pero también se diferencia debido a los
sucesos particulares que vivimos en esta época y a los elementos que ahora
forman parte de nuestras vidas y que antes no, elementos entre los que dest=
acan
los avances tecnológicos. A continuación, se explorará cómo está construido=
un
niño paciente en la actualidad, basado en su desarrollo psicosocial y de los
medios que lo rodean como lo son los programas infantiles y los catálogos de
tienda que venden artículos que diferencian e identifican a este niño de los
niños del pasado. Para la elaboración de este ensayo, se busca comprender al
niño desde la psicología del desarrollo, específicamente desde la perspecti=
va cognoscitiva,
y de esta manera explicar quién es el niño paciente.
El desarrollo psicosocial del niño incluye el desarrollo de las emocion=
es,
personalidad y de las relaciones sociales. Este proceso de desarrollo se ve
impactado por el desarrollo físico y cognoscitivo (Papalia, 2017) que depen=
de
de una gran cantidad de variables como la estimulación por parte del ambien=
te o
la carga genética del sujeto, o la herencia.
Según la teoría de las etapas cognoscitivas de Piaget, el desarrollo
cognoscitivo de los niños avanza en las etapas sensoriomotriz, preoperacion=
al,
operaciones concretas y operaciones formales. Los niños gradualmente comien=
zan
a relacionarse con el ambiente y a partir de este organizan sus actividades
sensoriales y motoras. En la etapa preoperacional, el niño desarrolla un
sistema para representar su mundo externo mediante símbolos y en la etapa de
operaciones concretas, logra pensar de manera lógica pero no de manera
abstracta aún. (Papalia, 2017)
Es en la etapa preoperacional (de 2 a 7 años) donde los niños menores
podrían beneficiarse de series como The Octonauts o Paw Patrol, en las cual=
es
se demuestra en cada episodio cómo se puede trabajar en equipo para solucio=
nar
un problema. Este tipo de series puede ayudar a organizar el pensamiento ló=
gico
ya que los niños comienzan a dividir a los personajes como buenos o malos,
héroes o villanos. Si bien las problemáticas se suelen presentar de una man=
era
fantasiosa, estimulan el pensamiento de los niños al proveerles información
acerca de cómo funcionan las relaciones interpersonales en el mundo real e
incluso les enseñan, de manera divertida, distintas palabras, nombres de
objetos, y en el caso de The Octonauts, nombres de especies de animales
marinos, en cada episodio. En estas series se puede ver ejemplificada la
socialización e internalización de valores en una sociedad, que impulsa el
desarrollo moral. Es más adelante en su desarrollo cognoscitivo, alrededor =
de
la etapa de operaciones formales, donde pueden pensar en soluciones abstrac=
tas
para problemas y comienzan a comprender como un personaje puede ser bueno, =
pero
cometer actos erróneos sin necesariamente ser malo.
Con el pasar de los años, un factor permanece constante y este es la
capacidad innata que tienen los niños de adaptarse a su ambiente. Esto perm=
ite
su crecimiento cognoscitivo que ocurre en tres procesos que se relacionan e=
ntre
sí: la organización, la adaptación y el equilibrio. Mediante la organizació=
n,
los niños crean categorías como lo son “bueno”, “malo”, “amigos”, “familia”.
Luego, crean esquemas, definidos como patrones organizados de pensar y actu=
ar
basado en sus experiencias. Posteriormente, aprenden a adaptarse a su ambie=
nte
por medio de la asimilación de nueva información y la acomodación de su
estructura cognitiva para incluir esta asimilación. Los niños se encuentran=
en
procesos de aprendizaje activos y complejos y las series educativas, como l=
as
mencionadas anteriormente, podrían ayudar al niño a comprender todo lo que
observa y a clasificar las experiencias de aprendizaje en categorías. Si bi=
en
estas series pueden ser entretenidas y estar a su vez cargadas de informaci=
ón
didáctica, cabe destacar que el adulto tiene que supervisar la cantidad de
tiempo que el niño es expuesto a las pantallas de televisión, iPad o celula=
r,
ya que puede ser contraproducente el uso excesivo de estos aparatos
tecnológicos. Esta es una consideración que posiblemente no se tenía en el
pasado, pero ha incrementado con los constantes avances tecnológicos (Papal=
ia,
2017).
Otro factor que afecta el desarrollo cognoscitivo del niño paciente que
antes no estaba presente es el efecto del empleo materno. En décadas
anteriores, era común que la madre se ocupara del hogar y de la crianza de =
sus
hijos mientras que el esposo era el encargado de proveer económicamente y s=
alir
del hogar a trabajar. En la actualidad, muchas madres optan por trabajar y
dicha salida de la madre del hogar se encuentra ligada a la delegación del
cuidado de su hijo en manos de terceras personas o incluso a dejarlo solo
durante su ausencia. (Quiroga Canahuate, 2010).
Papalia (2017) refiere que desde 1975 más de la mitad (55.8%) de las ma=
dres
de bebés de un año de vida y 54% de las madres con hijos menores de tres añ=
os
eran parte de la fuerza laboral en el 2011 (U.S. Bureau of Labor Statistics,
2012). Ante lo anterior podríamos preguntarnos: ¿Cómo afecta el empleo de la
madre al desarrollo de sus niños? El Study of Early Child Care que se llevó=
a
cabo por el National Institute of Child Health and Human Development mostró
“efectos negativos sobre el desarrollo cognoscitivo entre los 15 meses y los
tres años cuando las madres trabajaban 30 horas o más a la semana al noveno=
mes
de un niño.” (Papalia, 2017)
Sin embargo, otro estudio que buscaba medir el efecto del empleo de las
madres sobre el desempeño escolar de sus hijos demostró que el efecto del
trabajo materno es pequeño y no significativo. Sin embargo, lo anterior no
implica necesariamente que el trabajo materno no afecte el aprendizaje de l=
os
hijos, sino que muestra que el efecto del trabajo materno es heterogéneo y =
de
signos diversos en la población, por lo que no se observa ninguna tendencia
significativa (Quiroga Canahuate, 2010). Otros autores declaran que los
resultados de sus investigaciones son pequeños, pero sí son significativos =
aquellos
efectos negativos del empleo materno en el resultado del desarrollo cogniti=
vo
de madres que tuvieron un empleo de tiempo completo en el primer año postpa=
rto
en comparación a aquellas que pospusieron su empleo hasta un año después de
haber tenido a su bebé. (Hill, et al., 2005) A pesar de esto, cabe destacar=
que
hay factores que pueden disminuir dichos efectos negativos como la sensibil=
idad
de la madre, una guardería de alta calidad y un ambiente familiar favorable
(Brooks-Gunn, Han y Waldfogel, 2002).
También me parece pertinente considerar la concepción de los roles de
género que existe en la sociedad actual y cómo esta influye en el proceso d=
e la
construcción de la identidad del niño paciente. Comúnmente se les indica cu=
ál
es el rol de los niños y niñas en la sociedad por medio de sus propios
juguetes. Los juguetes rosados que incluyen juegos de cocina, bebés de jugu=
ete
y maquillaje de plástico son algunos de los juguetes diseñados para niñas, a
las cuales se le atribuye la feminidad, la belleza, lo estético, el rol de
madre y las apariencias. Los juguetes de color azul o de acción como pistas=
de
carros y trenes son diseñados para los varones, a los cuales se les atribuy=
e la
fuerza. Si bien algunos juguetes siguen divididos en fashion dolls y figura=
s de
acción, en el catálogo de una famosa tienda por departamento del país se pu=
ede
observar cómo han evolucionado algunos juguetes desde el tiempo en que yo e=
ra
niña hasta la actualidad.
Existe una mayor variedad de juguetes que pueden utilizarse por ambos,
niños y niñas, que demuestra como los roles de género y la construcción de =
la
identidad pueden ser escogidos por las personas, cuando antes eran inflexib=
les.
Ejemplos de estos son los juguetes de Play-Doh de diversos colores, tablero=
s y
escritorios para dibujar, juegos de casitas y juegos de cocinas ahora para
niños y niñas cuando en el pasado solo eran de color rosado o solo mostraba=
n a
niñas en los catálogos de cocinas. No solo en este ejemplo, sino a lo largo=
de
todo el catálogo pude observar cómo hay niños y niñas en partes del catálogo
donde solo se encontraba uno de estos anteriormente y estaban divididos por
colores. Aunque aún se puede percibir una división, esta es más sutil y aho=
ra
el catálogo utiliza otros colores como naranjas, morados y verdes además del
estricto rosado y azul.
Luego de explorar factores y elementos que construyen la identidad del =
niño
paciente, pude ver con mayor claridad quién es este en la actualidad. El ni=
ño
siempre se desarrollará y aprenderá en base a la interacción de sus
experiencias con el medio ambiente y sus componentes biológicos. Este ambie=
nte
se encuentra en constante cambio, brindando estimulación continua por medio=
de
series y dispositivos tecnológicos que en el pasado hubieran sido
inimaginables. Su concepto del yo y su identidad han evolucionado, así como=
la
del mundo que los rodea, permitiendo menor rigidez en la escogencia de jugu=
etes
y posteriormente mayor flexibilidad en cuanto a los esquemas mentales de la
persona. Sus familias se han transformado de ser en su mayoría tradicional a
ser monoparentales, de padres homosexuales o de madres con empleos. En este
mundo cambiante, permanece la búsqueda del niño paciente de encontrar
respuestas, descubrir el mundo y desarrollar nuevos síntomas.
En conclusión, pienso que el niño paciente es aquel que expresa
comportamientos característicos de la época actual y sus nuevos desafíos, p=
ero,
a su vez, se enfrenta con retos inherentes a la experiencia humana que han
existido por décadas sobre cómo crecer y cómo desarrollarse adaptativamente=
en
aspectos cognoscitivos, psicosociales y físicos. En el futuro, aspiro ser
psicóloga de niños y para esto considero de suma importancia mantenerme
actualizada con el ambiente que rodea a los niños y cómo se conforma el
concepto del niño paciente a lo largo del tiempo.
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Waldfogel (2002) Maternal employment and child cognitive outcomes in the fi=
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• Papalia, D. E., Marto=
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Disponible en http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/102373
El
niño como paciente
Ángela Jiménez
Rodríguez,
estudiante de psicología USMA
Los niños siempre han existido, igual
que las enfermedades físicas, emocionales y cognitivas que ellos pueden
padecer. Los infantes han sido objeto de estudio desde que los seres humanos
aparecieron en el planeta, pero no bajo un enfoque científico, puesto que,
aunque parece difícil de creer, hubo una época oscura para la ciencia en la
cual los niños no existían, al menos no de la forma en que los concebimos
nosotros.
Según
Philippe Ariés (1962), los niños en la Europa medieval no tenían ningún est=
atus
especial o distintivo. Antes de 1600 eran considerados como “adultos en
miniatura”. La niñez no se consideraba una etapa cualitativamente diferente=
de
la adultez (Ariés, 1962; Acocella, 2003). Parece casi impensable admitir qu=
e no
fue hasta la época de Darwin, creador de la teoría de la evolución, que se =
ve a
los niños de una forma diferenciada. Se sostiene entonces que los niños son
seres distintos a los adultos en todas sus facetas. Y así, con el avance de=
la
psicología a inicios del siglo pasado, es que finalmente la infancia se
estudia, gracias a personajes como Margaret Mead, quien aporta el dato de q=
ue
el ciclo vital muchas veces no es universal, sino que depende de lo cultura=
l, y
Stanley Hall, quien en los años 20 diferencia la niñez, la adolescencia y la
adultez, estableciendo hitos, derechos y deberes a cada una.
En
un principio, lo que dificultaba este trabajo es el hecho de que el “niño” =
y su
concepción en términos de etapa del desarrollo, son términos concretos pero
tienen un significado abstracto. ¿Se habla de la infancia? Claro que sí, de=
sde
siempre, como he comentado, pero con un enfoque en los hitos psicosociales,
físicos, cognitivos, en lo inesperado y en lo que se puede hacer si algo fu=
era
de la norma aparece. Sin embargo, la definición de “niño” muy pocas veces
aparece en las fuentes bibliográficas y aunque se tiene una concepción de e=
ste
término, la cual todos utilizamos, al momento de tener que definir al niño
paciente nos encontramos ante una gran incógnita. Entonces, ¿cómo definimos=
al
niño si no se tiene un concepto claro de niñez?
Primero,
para definir a un niño hay que definir al padre: ¿Qué es un padre?, o qué c=
arga
tiene la palabra “padres”, tanto para el niño, la sociedad y el psicólogo q=
ue
trabaje como mediador. Mientras que los términos “padre” y “madre”, con bas=
e en
el Diccionario de la Lengua Española,
pueden definirse como un ser humano que engendra un hijo. Para la
psicología, en corte psicodinámica, el padre es aquel que sostiene una func=
ión
ordenadora ante el niño, por lo cual representa un significante primordial,
según la teoría psicoanalítica (Dör, 1989). Freud incluso plantea que los
padres (y la relación que se dé con estos) serán los encargados de influir,
junto a otras fuerzas, en la formación de la estructura (y modus operand=
i),
por la cual se regirá el niño, y futuro adulto. Igualmente plantea que el n=
iño
pasa a ser heredero del narcisismo primario del padre (“his majesty the =
baby”, On
Narcissism), así mismo de sus aspiraciones súper yoicas, buscando
identificarse con sus padres y con sus propios hijos, lo cual es demostrado=
con
las tan famosas frases “eso no tiene importancia”, “yo también lo hice”, “es
igualito a mí”. En resumen, podemos ver que el concepto padre es ambiguo y =
es
definido por cada persona, es un significante que tiene un significado dist=
into
para cada conjunto de padres e hijos.
Ahora,
desde el punto de vista técnico, legal y social, encontramos otros elemento=
s.
Con base en lo que señala la Convención de los Derechos del Niño de
1989, un niño puede ser definido como: “todo ser humano menor de dieciocho =
años
de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado
antes la mayoría de edad» (p.10). Esta definición es aquella que se entiend=
e de
manera legal ante el término niño y aunque la mayoría del mundo la acepta, =
como
lo demuestra la ratificación de la Convención aceptada por 192 países, es
importante destacar que igual quedan muy “al aire” ciertas interrogantes có=
mo:
¿puede un humano de 16 años que trabaja ser considerado un niño? ¿Cómo func=
iona
en aquellos países que mantienen políticas menos estrictas acerca del biene=
star
del niño? Y, en el caso del psicólogo, ¿cómo funciona un niño paciente?.
Para
poder empezar a entender al niño, y por ende tratarlo como paciente, debemos
conocerlo no solo de definición, sino por su día a día. Y es que no todas l=
as
generaciones son iguales ni han crecido con los mismos estímulos, y esto
claramente influye sobre los síntomas y las patologías que podrían aparecer=
en
cada una. Como sostuvo Freud, cada contexto hará camino para que se desarro=
llen
nuevos síntomas o para que el conflicto psíquico tenga nuevas vías de escap=
e, y
es por esto que la nueva generación de infantes probablemente, sumado a lo =
que
está sucediendo con el covid-19, tendrán conflictos, síntomas y motivos
latentes muy diferentes a lo que los que presentan las personas hoy. Podemos
ver el estatuto social del niño contemporáneo en las sociedades avanzadas e=
stá
más acentuado que nunca: el niño existe para la sociedad y esta debe hacerse
cargo del niño.
Es
importante recalcar que ser niño ahora es muy distinto a lo que solía ser
antes: los programas de televisión como “Peppa Pig”, “Shimmer y S=
hine”,
“Shaun la oveja” y “Paw patrol” predominan la cotidianid=
ad
del niño, en muchos casos, reemplazando aquello que generaciones pasadas tu=
vieron
más presentes como libros o juegos manuales. Los niños de ahora han nacido =
con
la tecnología, con una “tablet” en la mano, en referencia a que su
diario vivir gira alrededor de la tecnología, lo que permite que se tenga t=
odo
al alcance de la mano, lo que ha impactado todos los aspectos de la
“experiencia del niño”. Tienen Netflix, Hulu, iPads, teléfonos
táctiles y límites muy difusos sobre el consumo o uso de estos están
sobrestimulados y esto los hace susceptibles a desarrollar sintomatologías
similares a las que se ven en el trastorno grave como el autismo. Lo anteri=
or
sucede debido a que, considerando lo comentado por la doctora Anne-Lise
Ducanda, encargada del PMI (Protecció Maternal i Infantil) en Franci=
a,
el uso excesivo que se está dando de la tecnología por parte de los infantes
está ocasionando que, debido al exceso de dopamina que surge a tan temprana
edad, el córtex frontal, encargado de las procesos cognitivos complejos, se
encoja y que los circuitos de comunicación cerebral, que se componen del ár=
ea
de Broca, área de Wernicke y las circunvoluciones frontales y temporales
(Lorritz, 1999).
Volviendo
a nuestro tema central, la infancia es un período sumamente importante, en =
el
cual los acontecimientos de esta parecen tener un impacto directo y manifie=
sto
sobre la psiquis en la edad adulta. Debido a que los niños no cuentan con
medios para soportar la angustia, a diferencia de los adultos, los cambios =
no
pueden expresarse más que a través de manifestaciones sintomáticas que afec=
tan
al cuerpo o a la conducta.
Aquí
podemos vislumbrar que sí, el niño puede ser candidato para ser paciente por
temas neuropsicológicos, motrices, de lenguaje, aprendizaje (uno de los más
comunes) o de sociabilidad, pero ¿puede ser un paciente, puede presentar un
síntoma? Claro que sí. Si partimos del hecho de que el síntoma puede
comprenderse como un mensaje a descifrar, desde la concepción psicoanalític=
a,
su presencia en la infancia nos dice algo. Dice algo pero de manera oculta,=
y
es por esto que el síntoma del niño deber ser considerado lo más sensible d=
e la
experiencia infantil. Sin embargo, hay que tener un “ojo clínico” muy
desarrollado, ya que, retomando lo comentado sobre los padres, muchas veces
tanto la demanda como el síntoma que se trae a la consulta infantil está
empapada por las historias, en donde entra el efecto, y la posible replicac=
ión,
del estilo de apego, los deseos y los conflictos edípicos de los padres, ad=
emás
de que la problemática del hijo (“síntoma”) puede estar condensado y
desplazando una conflictiva familiar latente, o la herida narcisista que pu=
ede
aparecer en un padre ante el reconocer que algo no funciona bien con su hij=
o y
el miedo a la culpa puede ejercer un efecto en el proceso general del niño.=
En
los síntomas que el niño presente, reconociendo de esta manera que el =
niño
efectivamente puede ser paciente y que puede contar con un motivo para enca=
jar
en este rol, hay que determinar cuánto hay de los padres, de deseos
insatisfechos, de expectativas en torno a un ideal y otros aspectos no elab=
orados,
ya que se puede estar reprimiendo algo de otra historia simbolizada, ocupan=
do
personajes de los padres o sus interlocutores, como puede ser el caso de una
madre que al sufrir el abandono emocional de sus padres repite este patrón =
con
su hija, tomando ya sea un rol activo, abandonándola, o pasivo, sintiéndose
abandonada cuando su hija intenta separarse de ella.
El
principal reto, a manera de conclusión, que se puede observar con el niño
paciente es no dejarse aprisionar por el motivo de consulta o dilema que pu=
eda
establecer el padre, puesto que, como he dicho, el niño, quien puede ser vi=
sto
con el deseo de los padres, el deber de los padres o la carga de los padres,
siendo así capaz de ser portador tanto de sus propios síntomas como de el
síntoma de otros.
El
psicólogo debe ser aquel que ayude al niño a articular su demanda, de esta
manera permitiendo que el análisis favorezca la creación de las condiciones
psicológicas más favorables para las funciones del yo (Freud, 1937), tomand=
o en
cuenta que a menudo el fin de una relación entre paciente y psicólogo no es
sinónimo de la cura total sintomática, sino más bien de un método de
contingencia con el cual el futuro adulto contará para su desarrollo.
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rHy8lOmmQ
¿Qué
es o quién es el niño y niña paciente?
Rafael Anton=
io
Cornó Valles, estudiante de psicología
USMA =
b>
Dentro
del ámbito de la psicología, se puede apreciar la temática del niño como un=
a de
las estudiadas desde las distintas perspectivas y abordajes teóricos, guard=
ando
especial relación en su mayoría con el desarrollo evolutivo. Entre uno de l=
os
abordajes más estudiados y utilizados, se encuentra Jean Piaget (1965), el =
cual
llevó a cabo una cantidad ilimitada de investigación sobre el campo del
pensamiento infantil, lo cual le permitieron poner en evidencia varios
aspectos, entre ellos, por ejemplo, que la lógica del niño se construye tan=
to
progresivamente bajo sus reglas, como a lo largo de toda su vida pasando por
diferentes etapas antes de alcanzar a lo que se llamará “adulto”. Describe =
el
curso del desarrollo cognitivo desde la fase del recién nacido, donde
predominan mecanismos reflejos, hasta una etapa adulta caracterizada por
procesos conscientes de comportamiento regulados. Para Piaget el pensamient=
o y
la inteligencia son procesos cognitivos que tienen como base un substrato
orgánico-biológico determinado, que se desarrolló en forma paralela con la
maduración y el crecimiento biológico.
Es
prescindible mencionar que para Piaget, el lenguaje no tiene un carácter
constituyente, ese autor desarrolla un especial énfasis más que nada en la
acción como punto de partida y es desde está lógica, que se empiezan a crear
las primeras representaciones, luego es que el lenguaje se va adquiriendo j=
unto
a estas.
Tomando
una perspectiva más orientada a la teoría Psicoanalítica, Freud (1905), hace
una diferencia entre el niño y el adulto, en donde precisa y acentúa su tra=
bajo
en la constitución del aparato psíquico, el desarrollo de un ser humano que=
se
realiza siguiendo el orden de maduración del cuerpo. No solo hace la distin=
ción
al niño del adulto en torno a la pubertad, biológica realizada, sino que
también, en relación a ella define los estados del sujeto, que son referido=
s de
todos modos a los momentos más significativos del movimiento de la estructu=
ra
edípica que se integran según la diacronía del desfiladero edípico.
En
cada etapa de la vida del infante, las pulsiones, los fantasmas y el deseo =
de
quienes están encargados de criarlo tienen un impacto sobre él, el niño se
vuelve creador de roles parentales, a la vez que ve que su estatuto de obje=
to
se transforma y tiende a borrarse.
Por
otro lado, teniendo todo lo anterior en cuenta, ¿Realmente qué o quién es el
niño o niña paciente? Una pregunta verdaderamente complicada de contestar, =
sin
embargo, la manera en que se estructura una posible respuesta sería en que,=
un
niño o niña paciente, se podría definir como un sujeto el cual se está sometiendo y encontrando con sus primeras experiencias, pueden llega=
r a
ser satisfacciones o decepciones, las cuales de alguna u otra forma irán
constituyendo lo que podríamos llamar “síntoma” el cual se irá minimizando o
potenciando, dependiendo de los recursos que brinden los padres en las
situaciones en las cuales esta sean necesarias.
Si
bien es cierto, el niño paciente no es uno el cual pide acudir a una atenci=
ón
psicológica, dado a que el presenta cierto desconocimiento que se podría
combinar con un poco de inocencia en cuanto a lo que los padres creen que l=
es
puede llegar a afectar a su hijo, por otro lado, lo que hace síntoma para l=
os
padres, por lo general, muchas veces no es lo que hace síntoma para el niño=
o
niña, Menés (2017), dado a que en este tipo de casos, tal y como se habló un
poco anteriormente, se puede observar la forma en que los padres creen que =
ese
determinado “síntoma” afecta de manera directa al niño, mientras que muchas
veces el niño no sea ni siquiera una persona que tenga cierto tipo de males=
tar
por lo que presentan los padres ante el especialista, esto de cierto modo l=
leva
a generar la pregunta de, ¿Qué es realmente un síntoma para un niño y qué es
realmente un síntoma para los padres del mismo?
Para
tratar de contestar esta pregunta, se tomaron en cuenta variados factores l=
os
cuales podían ayudar a contestar la misma, en los cuales se encuentra: la
percepción del niño ante la situación de ser paciente. Al no tener constitu=
ido
un aparato psíquico de manera sólida, tanto a nivel cognitivo, como a nivel
emocional, la cantidad de compresión que un niño tendrá acerca del signific=
ado
de ser paciente será limitada, sin embargo, significativa. ¿Por qué es impo=
rtante
mencionar esto?
Debido
a que, los niños que acuden a este tipo de procesos, por lo general, van en
busca de un descubrimiento con el cual no se encuentran familiarizados toda=
vía,
algo que de alguna u otra forma se va manifestando cada vez más de manera
evidente, dando a relucir toda la problemática que los padres perciben que
presenta en niño. Sin embargo, en primera instancia, lo que se debería dest=
acar
en este apartado es el poder identificar realmente cuál es el síntoma del n=
iño
que verdaderamente lo desacomoda, y cuál es el síntoma que se busca despren=
der
de los padres. Que se logre ver una diferenciación entre lo que le pertenec=
e al
niño y lo que no, para poder pasar de ser un síntoma a tener un síntoma que
dirige a cualquiera, pero que, con la guía indicada de un adulto, saber
recorrer todo el largo camino que tendrá ese síntoma en la vida de esta
persona, para saber algún día que hacer con él.
En
ocasiones, el síntoma de los padres se encuentra reflejado en el niño. Por =
lo
general esto se manifiesta y actúa más allá de lo implícito, ya que se puede
ver de manera explícita la forma en que los padres, dependiendo del sexo y =
del
género del infante, empiezan a vestir y tratar a su hijo. Pero específicame=
nte
el aspecto que llama bastante la atención es el primer momento en donde el =
niño
empieza a tratar de diferenciarse y escoger realmente qué es lo que le empi=
eza
a gustar por mérito propio, qué es aquello que no y qué es lo que les gusta=
a
sus padres.
Uno
de los casos más específicos es el de la ropa infantil, ahora, obviamente es
rol de los padres brindar ropaje para el niño en sus primeros años de vida,=
sin
embargo, hago más referencia a cuando el niño ya es capaz de vestirse solo y
escoger, esa pequeña brecha de la escogencia es lo que poco a poco va
diferenciando al niño de sus padres, de manera sutil, tácita, pero que a la
larga va agarrando el auge necesario para poder de alguna u otra forma ir
constituyendo poco a poco esa diferenciación necesaria para la constitución=
de
un aparato psíquico diferenciado de los padres.
Ligado
a esto, otro de los factores que llega a influir enormemente en cuanto a la
diferenciación y descubrimiento infantil, es la escogencia de los juguetes =
y la
representación simbólica que llegan a tener los mismos. Si bien es cierto la
utilización de un determinado juguete, puede variar de manera significativa,
pero el rol o significado que este cargue consigo no. Esto particularmente =
en
análisis y en una hora de juego diagnóstica, puede brindar mucha información
acerca de cómo se posiciona el niño en base a su dinámica familiar y consid=
erar
realmente qué es un síntoma para el niño en base al nivel de desacomode que=
le
represente el mismo.
Sin
embargo, algo que también en lo personal me llama bastante la atención en
cuanto a lo que podría ser una respuesta a la pregunta de ¿Qué es o quién e=
s un
niño o niña paciente? Me lleva a tener que volver de manera casi inevitable=
, a
los programas infantiles que se solía ver en mis tiempos, en los cuales no =
se
trataba de hacer tanto énfasis en la manera en que uno podría llegar a
sentirse. Pero observando con detenimiento los programas que están
transmitiendo hoy en día, no puede evitar pensar en uno bastante controvers=
ial
pero relativamente famoso, llamado Steven Universe, en el cual, Stev=
en es
un chico de 13 años el cual es mitad humano, mitad gema, se enfrenta a los
retos de la pubertad y la adolescencia, pero a su vez debe proteger el mund=
o de
su especie. A lo largo de la serie se van mencionando varias temáticas de
carácter significativo y relevante de cierto modo para este ensayo, dado que
pueden llevar a explicar cómo todo lo que va sucediendo en la infancia, tie=
ne
repercusiones en nuestra pubertad y eventualmente en la vida adulta, sin
embargo, a pesar de esto, este programa infantil, me parece relevante dado a
que ejemplifica de manera variada todo lo que es y fue síntoma para Steven
(conflictos, inseguridades, dudas) y todo lo que fue síntoma para sus padres
biológicos. Todo esto es gracias a que, además de Steven, tener una edad re=
lativamente
ya madura en la cual logra diferenciar entre lo que le pertenece y lo que no
(sintomatológicamente hablando), el programa hace especial énfasis en que es
sumamente importante hablar de nuestras emociones y cómo estas nos van
afectando al pasar de los tiempos, dado a que si las mismas se llegan a
reprimir, eventualmente saldrán de alguna u otra forma por medio de
manifestaciones conscientes o inconscientes.
Por
ende, teniendo en cuenta todo lo mencionado, se podría concluir en que, se
puede observar que el espacio analítico le brinda al niño un espacio en el =
cual
puede ser reconocido como un sujeto responsable, se abre el campo de la
responsabilidad, en el cual se busca darle sentido a estos momentos lógicos,
los cuales irán constituyendo al sujeto como sujeto y en los cuales se irá
inscribiendo frente al Otro, y a partir de esa estructura podrá responder a=
ese
Otro, aprendiendo diferenciar, qué es lo que verdaderamente le pertenece a =
él y
qué le pertenece a sus padres.
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